La I+D+i en el sector agrícola es esencial para fortalecer la competitividad, sostenibilidad y resiliencia de la agroindustria española. La capacidad de generar conocimiento, transferirlo al tejido productivo y transformarlo en soluciones tecnológicas ha sido determinante para abordar retos como el cambio climático, la seguridad alimentaria y la transformación digital.
La trayectoria de la I+D+i en el sector agrícola ha evolucionado de manera significativa en las últimas décadas. La aprobación de la Ley de la Ciencia en 1986 supuso un punto de inflexión al establecer un marco jurídico para la financiación organizada de la investigación, incluyendo las áreas de producción agrícola, ganadera y agroalimentaria. Desde finales de los años ochenta, el Plan Nacional de Investigación incorporó líneas específicas orientadas a modernizar procesos, mejorar la calidad de los productos y optimizar el uso de los recursos. La adhesión de España a la Unión Europea ese mismo año impulsó la modernización del sector, canalizando a través de la Política Agraria Común (PAC) y de los fondos estructurales inversiones para renovar infraestructuras, fomentar la innovación asociativa y crear centros tecnológicos especializados en investigación agroalimentaria. Durante las décadas de 1990 y 2000, el sistema de ciencia y tecnología fortaleció organismos de investigación con vocación de transferencia tecnológica hacia el sector productivo, integrando programas regionales y nacionales y participando activamente en proyectos financiados por la Unión Europea.
La inversión en I+D+i agroindustrial en constante crecimiento
La inversión en I+D+i agroindustrial en España ha experimentado un notable crecimiento. En 2020, el gasto interno en I+D del sector agroalimentario alcanzó los 845 millones de euros, lo que representaba el 5,4 % del gasto nacional en I+D. Aproximadamente un 44 % de esta cifra correspondió a financiación empresarial y un 39 % a la administración pública, con la industria de transformación alimentaria concentrando cerca de un tercio del gasto total.
Tres años más tarde, en 2023, el gasto total en I+D en España se situó en el 1,49 % del PIB, con un incremento interanual del 15,8 %. En el ámbito agroalimentario, el gasto empresarial superó los 380 millones de euros, un 10,1 % más que el año anterior, destacando el aumento del 31,5 % en la inversión destinada a la producción primaria, impulsada por la adopción de tecnologías de precisión y el desarrollo de nuevos productos adaptados a la demanda del mercado y a condiciones climáticas adversas. Actualmente, la inversión anual en I+D+i agroindustrial en España se estima en torno a los 900 millones de euros, distribuidos en más de 2.200 proyectos, 248 grupos de investigación y cerca de 500 investigadores en centros especializados repartidos por todo el territorio nacional.
Marcos de apoyo para la I+D+i en el sector agrícola
El desarrollo de la I+D+i en el sector agrícola se apoya en una combinación de políticas nacionales y comunitarias. Los fondos europeos, a través de la PAC y el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER), han sido cruciales para financiar la modernización de explotaciones y la formación de capital humano.
Más recientemente, los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) vinculados al sector agroalimentario han favorecido la digitalización, la bioeconomía sostenible y la adaptación de las cadenas de valor a requisitos medioambientales y de trazabilidad. A esto se suma el Plan de Digitalización del sector agroalimentario 2019‑2023, que ha promovido la incorporación de tecnologías como sensorización, IoT, inteligencia artificial, análisis de macrodatos y sistemas de trazabilidad en tiempo real para optimizar el uso de recursos, aumentar la productividad y garantizar la transparencia a lo largo de toda la cadena.
El futuro de la innovación agroindustrial: retos y oportunidades
En la actualidad, el sector se encuentra inmerso en la transición hacia la agroindustria 4.0, caracterizada por la integración de tecnologías digitales, automatización de procesos, modelización predictiva y gestión inteligente de la información. Estas herramientas permiten aplicar la agricultura y la ganadería de precisión, reducir riesgos productivos y mejorar la eficiencia en el uso de insumos. La biotecnología desempeña un papel cada vez más relevante, con avances que van desde la mejora genética de cultivos hasta el desarrollo de biofertilizantes, biopesticidas y alimentos funcionales. Paralelamente, la bioeconomía se consolida como un pilar estratégico, fomentando el aprovechamiento de biomasa y subproductos para obtener energía, biocombustibles, materiales biodegradables y otros productos de valor añadido. La sostenibilidad y la economía circular orientan la innovación hacia el ahorro hídrico, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la valorización de residuos agroindustriales, en consonancia con los objetivos del Pacto Verde Europeo y la Agenda 2030.
A pesar de que el sector agroalimentario representa aproximadamente el 8,9 % del PIB nacional y genera el 11,3 % del empleo, enfrenta importantes desafíos. Entre los principales retos a futuro se encuentra el riesgo de reducciones en la financiación procedente de fondos europeos, lo que podría limitar las inversiones en I+D, especialmente en áreas rurales. Persisten, además, barreras para que las pequeñas empresas accedan a tecnologías avanzadas y establezcan vínculos sólidos con centros de investigación. El cambio climático, con su impacto en forma de sequías prolongadas, temperaturas extremas y variabilidad meteorológica, obliga a desarrollar soluciones adaptativas y resilientes. Asimismo, los costes energéticos y logísticos, influenciados por la volatilidad de los mercados internacionales, inciden en la competitividad de las empresas del sector. Por otro lado, se abren amplias oportunidades para reforzar la digitalización integral de la producción, ampliar los desarrollos en biotecnología, consolidar modelos de bioeconomía circular y promover una colaboración más estrecha entre los ámbitos público y privado. La implementación de sistemas de gestión inteligente, el uso de análisis predictivo y la valorización de subproductos pueden generar eficiencias sustanciales, nuevos productos de alto valor añadido y ventajas competitivas sostenibles.
AZCATEC: Impulsando la I+D+i agroindustrial
En este contexto, la actividad de I+D+i de AZCATEC se articula como un motor estratégico para el desarrollo de soluciones tecnológicas avanzadas que contribuyen a la sostenibilidad, eficiencia y competitividad del sector agroindustrial. Desde sus inicios, la empresa ha consolidado un modelo de trabajo que conecta la investigación generada en universidades y centros tecnológicos con las necesidades reales del mercado, facilitando la transferencia de conocimiento y la transformación de ideas en aplicaciones industriales de alto valor.
Esta visión se materializa en líneas de investigación que abarcan la valorización de recursos naturales, el desarrollo de nuevos fertilizantes, procesos de extracción y purificación de compuestos bioactivos, producción de derivados del hidrógeno verde, energías renovables, biotecnología y economía circular. En el ámbito agroindustrial, AZCATEC impulsa proyectos como EUTOLI, centrado en la extracción de oleuropeína a partir de hoja de olivo mediante disolventes eutécticos profundos; ESTEVIOL, orientado a la obtención de glucósidos de esteviol con alto valor endulzante; DESHIDRATA y DESHIDRATA2, enfocados en la deshidratación avanzada de productos vegetales mediante tecnología de microondas a vacío; o AGROVOLTAICA, que combina aprovechamiento energético y producción agrícola en instalaciones agrovoltaicas. También destacan iniciativas como BIOLIVA, dirigidas a la valorización de subproductos del olivar para obtener compuestos bioactivos y fertilizantes, o SECASOL, orientada al secado de lodos y residuos industriales mediante energía solar con lentes de Fresnel. La empresa desarrolla además soluciones tecnológicas para la obtención de biofertilizantes y bioestimulantes, el aprovechamiento de nutrientes a partir de subproductos agroindustriales y la optimización de procesos como la separación por membranas, la destilación a vacío alimentada con energías renovables o el secado avanzado por microondas y vacío. En el ámbito de la energía renovable y los combustibles sostenibles, AZCATEC participa en proyectos como LIGHTBATTERY, PHOSECO y RENEW, vinculados a almacenamiento energético, recuperación de fósforo y producción de energías limpias, así como en desarrollos para la obtención de amoniaco, metanol, hidrógeno y urea verdes.
Todas estas actividades se ejecutan en instalaciones propias de alta capacidad técnica, que incluyen laboratorios de química inorgánica, química orgánica y biotecnología, talleres de prototipado electromecánico e instrumentación avanzada, así como plantas piloto y equipos de proceso de última generación. Estas infraestructuras permiten llevar las tecnologías desde fases iniciales de validación experimental hasta niveles de madurez tecnológica (TRL) elevados, listos para su implementación comercial. Con un equipo multidisciplinar compuesto por ingenieros, investigadores y especialistas, y una red activa de más de 200 clientes industriales, AZCATEC combina investigación aplicada, desarrollo de prototipos y escalado industrial bajo criterios de eficiencia, sostenibilidad y economía circular. Su papel como enlace estratégico entre la generación de conocimiento y el mercado le posiciona como un referente en innovación agroindustrial, liderando proyectos colaborativos y participando en programas nacionales y europeos orientados a la modernización y competitividad del sector. De esta forma, contribuye activamente a una producción agrícola y alimentaria más resiliente, digitalizada y alineada con los objetivos de transición ecológica y descarbonización.
ANDRÉS GARCÍA ZAMORA
R&D Project Manager and Business Developer en AZCATEC