La degradación del agua en ríos, mares y acuíferos ya impacta la pesca, la biodiversidad y la economía rural; España se enfrenta a un desafío estructural que trasciende la ola de incendios
Más del 60 % de los ríos españoles presentan mala calidad del agua y la sobreexplotación de acuíferos amenaza a comunidades, biodiversidad y economía. Expertos alertan que solo el agua —espejo de la naturaleza— puede revelar la verdadera dimensión de esta crisis
Garcés Rivero / Madrid
En los últimos 20 días hemos contemplado incendios, recibiendo titulares e impacto visual. Pero lo que ocurre bajo la superficie cuenta otra historia—una más lenta, poderosa y estructural. Según un análisis de BBVA Research publicado en julio de 2025, España afronta una emergencia hídrica marcada por sequías más largas, lluvias extremas y olas de calor frecuentes. Esta combinación afecta gravemente a ríos, embalses y acuíferos, poniendo en peligro sectores como agricultura, energía y turismo BBVA Research.
La planificación hídrica tampoco responde con rapidez. Un informe de ClientEarth revela que más de la mitad de los cuerpos de agua en España no alcanzarán un buen estado ambiental conforme a los requisitos de la directiva europea Marco del Agua antes de 2027. Cuencas como la del Ebro, Tajo o Segura siguen siendo vulnerables, al igual que ecosistemas icónicos como Doñana o el Mar Menor.
En paralelo, un estudio liderado por la UPV proyecta que, debido al cambio climático, el 40 % de los pozos de la península ibérica verán reducciones del nivel freático superiores a 1 m hacia fin de siglo, y en casos extremos, esta cifra podría superar los 18 m. La causa principal no es la falta de lluvia, sino el aumento de temperatura y evaporación.
Ecosistemas acuáticos: biodiversidad bajo arresto
La emergencia hídrica se traduce en una pérdida de biodiversidad acuática sin precedentes. Un informe global reciente indica que una cuarta parte de las especies de fauna dulceacuícola— peces, crustáceos e insectos de río— están amenazadas de extinción, por factores como contaminación, presas, extracción de agua, agricultura e invasiones biológicas.
Testimonios y voces al límite
- Jesús Maza, presidente de DAQUAS, advierte sobre la urgencia de revisar la financiación y la regulación del ciclo urbano del agua: sin tarifas sostenibles ni planificación real, la transición hídrica seguirá siendo inviable.
- Desde el punto de vista económico, el BCE alertó que la escasez de agua superficial podría poner en riesgo hasta el 15 % del PIB de la eurozona, evidenciando la interdependencia entre recursos hídricos y salud económica.
- Aun así, hay iniciativas de esperanza. En 2024 se removieron 96 estructuras fluviales en España como parte de un esfuerzo europeo por restaurar la conectividad fluvial. Jelle de Jong, de WWF Países Bajos, subraya que «ríos libres y sanos son fundamentales para adaptarnos al cambio climático».
- Un hito simbólico fue la concesión de personalidad jurídica al Mar Menor, gracias a una movilización ciudadana masiva y una respuesta política articulada. La ministra Sara Aagesen relata que escucharon al ecosistema y a su gente para restaurarlo desde la raíz..
Pesca en retroceso: alarmas encendidas en Galicia
El deterioro hídrico y ecológico impacta directamente en la pesca. En Galicia, una región globalmente reconocida por su producción marisquera, los pescadores reportan un colapso del 90 % en algunas especies, como chirlas y berberechos. La producción de mejillón ha caído al mínimo de los últimos 25 años. Se culpa al cambio climático, la contaminación agraria e industrial, y la llegada de especies invasoras como el cangrejo azul.
Empresas: hacia una nueva cultura hídrica
Frente a esta crisis, algunas empresas están reaccionando. Representantes de L’Oréal, Coca‑Cola y Moeve, reunidos en un evento en junio de 2025, destacaron que el agua se ha convertido en factor estratégico para la sostenibilidad. L’Oréal reutiliza agua en Burgos, Moeve ha reducido significativamente su consumo, y Coca‑Cola ha devuelto más agua de la que utiliza mediante proyectos de restauración de acuíferos.
La crisis del agua es una urgencia silenciosa que acumula señales: niveles freáticos en descenso, biodiversidad en extinción, pesca tocada, y economías locales al límite. Pero también hay respuestas emergentes —restauración fluvial, legislación simbólica como la del Mar Menor, empresas que enseñan con el ejemplo— que permiten vislumbrar un camino de reconstrucción.
El agua no espera. Si España logra articular una gestión hídrica más sostenible, resiliente y participativa, aún podrá revertir el declive. Pero ese cambio exige dejar de ver el agua como algo secundario. Es, hoy más que nunca, el espejo de nuestra capacidad colectiva para sobrevivir.
Pesca deportiva sostenible en peligro
La pesca deportiva, que en España mueve cada año a decenas de miles de aficionados y turistas, se enfrenta a un deterioro progresivo que amenaza su viabilidad. La combinación de factores ambientales —contaminación, descenso de caudales, especies invasoras y pérdida de biodiversidad— está reduciendo tanto la abundancia de peces como su tamaño medio.
En los ríos de montaña del norte peninsular, la trucha común y el salmón atlántico, dos de las especies más emblemáticas, encuentran cada vez más dificultades para reproducirse. La expansión del “moco de roca” en cuencas como el Ebro o el Duero asfixia los fondos fluviales donde depositan sus huevos, mientras que la contaminación por nitratos y plaguicidas degrada el hábitat. En paralelo, los periodos de sequía extrema hacen que muchos tramos fluviales se vuelvan inviables para mantener poblaciones saludables.
Este deterioro tiene un impacto directo sobre la pesca deportiva sostenible, aquella que se basa en prácticas de captura y suelta, regulada por cupos y vedas para no agotar el recurso. Al disminuir la densidad de peces y la presencia de ejemplares de gran tamaño, se reduce el atractivo de la actividad para quienes viajan expresamente a practicarla.
Un golpe económico para la España rural y costera
Las consecuencias van más allá de lo ecológico. El turismo de pesca deportiva supone una fuente de ingresos clave para muchas comarcas rurales de la España Vaciada, donde hoteles familiares, casas rurales, restaurantes y guías especializados dependen de la llegada de pescadores nacionales y extranjeros. En provincias como León, Asturias, Huesca o Soria, los ríos son un activo turístico que genera empleo y ayuda a fijar población.
Lo mismo ocurre en zonas costeras con tradición marinera y fluvial, donde el descenso de especies emblemáticas también repercute en el turismo y la economía local. Al caer la afluencia de visitantes, disminuyen las reservas en alojamientos, la contratación de guías y el consumo en bares y tiendas de material.
Según estimaciones de asociaciones del sector, las pérdidas por la reducción de capturas y la degradación de hábitats pueden superar los cientos de millones de euros anuales en ingresos indirectos. Una cifra que ilustra cómo la crisis del agua no solo erosiona la biodiversidad, sino también la economía de comunidades que, en muchos casos, tienen en la pesca una de sus pocas oportunidades de desarrollo.
Related LINKS:
https://www.escudodigital.com/interior/clima-incendia-destruye-factura-ambiental-fuego.html