FORMACIÓN continua: ➣ evita la rotación y la fuga de talento

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La formación continua permite mantener actualizados los conocimientos del personal. Además de mejorar el rendimiento y la competitividad, también repercute positivamente en el propio equipo. Hoy te contamos por qué. 

¿Qué es la formación continua y en qué se diferencia de otras modalidades?

La formación continua es un proceso de aprendizaje estructurado y permanente, cuyo objetivo es tanto mejorar las competencias profesionales como el desarrollo personal de la plantilla. Por tanto, esta adquiere nuevas habilidades, refuerza las existentes y se anticipa a los retos que puedan surgir. 

Se diferencia de las capacitaciones puntuales o la formación reglada, como grados o cursos formales, en las siguientes características:

    • Flexibilidad, ya que se adapta al ritmo y necesidades del personal o la empresa.

    • Perdurable, porque no se realiza aislada en el tiempo.

    • Personalizada, dado que los contenidos se adaptan a cada perfil.

    • Multiformato, como presencial, online, teleformación, etc. 

¿Por qué la formación continua reduce la rotación de personal?

Cuando una empresa invierte en formación continua, el mensaje que le llega a su equipo es que importan. Esta percepción positiva genera un mayor compromiso, ya que los empleados valoran sentirse tenidos en cuenta más allá de sus tareas diarias. Por ende, aumenta también la motivación y el compromiso con la empresa. 

A su vez, cuando una persona se compromete, el talento asociado a ella se retiene. Aquellas que tienen ambición por aprender, valoran los entornos que le dan oportunidades para desarrollarse y crecer profesionalmente. Cuando no es así, buscarán otras opciones que cumplan con sus expectativas. Es decir, que aumentará la rotación de personal. 

Desde el punto de vista de la empresa, el aprendizaje mejora el rendimiento general. Adquirir nuevas habilidades facilita la adaptación a los cambios tecnológicos y una respuesta más ágil ante cualquier obstáculo. El ambiente de trabajo se vuelve así más dinámico, eficiente y atractivo. 

Otra ventaja es que refuerza la cultura corporativa, porque el aprendizaje se convierte en una práctica habitual. De este modo, se fomenta un clima de mejora continua, innovación y colaboración entre departamentos.

¿Cómo implementar un programa de formación?

Si quieres implementar un programa de formación continua, tendrás que seguir los siguientes pasos:

Evaluación de necesidades y diseño del plan

El primer paso es realizar un diagnóstico de necesidades. Esto es, analizar las competencias actuales del equipo y detectar qué conocimientos o habilidades requieren refuerzo, ya sea por cambios en el mercado, la tecnología o la estrategia interna. Esta fase debe estar alineada con los objetivos generales de la empresa.

Una vez identificadas las necesidades, toca diseñar el plan formativo. Hay que definir qué temas se abordarán, con qué enfoque y en qué formato: presencial, online, híbrido o incluso a través de formaciones internas entre compañeros. También se determinará la duración, el nivel de profundidad y la frecuencia de las sesiones.

Presupuesto y ejecución

Una vez que se conoce qué se necesita, hay que definir con qué presupuesto se cuenta para la formación. Con base en ello, se elegirá la metodología más adecuada; tanto para el acceso como para el propio aprendizaje. Se puede valorar el uso de bonificaciones o subvenciones que ayuden a reducir costes. 

Después comienza la implementación del programa de formación. Debe estar bien organizada, comunicando los objetivos y fomentando la participación activa. La idea es que el equipo vea la formación continua como una oportunidad para crecer y no como una obligación. 

Seguimiento y valoración

Para verificar que la formación es la adecuada, hay que hacer un seguimiento individualizado. No basta con medir la satisfacción inmediata; también conviene comprobar si lo aprendido se aplica en el día a día, si mejora los resultados o si resuelve los problemas que se detectaron al comienzo. Esta evaluación servirá para ajustar y mejorar futuras formaciones.

Por último, conviene mantener el ciclo activo. La formación continua debe integrarse como parte de la cultura organizativa, actualizando contenidos, incorporando nuevas herramientas y animando al personal a compartir el conocimiento adquirido. 

Para ello, es importante contar un apoyo externo, como Empatif. Diseñamos planes formativos personalizados según las necesidades reales de cada empresa. Nuestro equipo se encarga del diagnóstico, la planificación, la gestión de bonificaciones y la evaluación de los resultados. 

Disponemos de formaciones en distintos formatos y adaptadas a varios perfiles y sectores. Pero siempre con un enfoque práctico y orientado a los resultados. Porque la formación no es un fin en sí mismo, sino una herramienta estratégica que contribuye a mejorar el rendimiento y a fidelizar el talento. ¿Necesitamos asesoramiento o tienes claro que quieres comenzar con un proceso de evaluación? Contacta con nosotros y resolveremos todas tus dudas. 

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