Los 10 mejores destinos europeos para viajar en invierno - Huakai

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Islandia

Islandia en invierno es como vivir en otro planeta. Aquí no vas a encontrar un frío cualquiera: es el frío que se mezcla con paisajes te harán olvidar tu temblor. ¿Qué puedes ver en este paraíso helado? Pues empecemos por lo básico: las auroras boreales. Esas luces verdes y violetas que se mueven en el cielo y parecen Photoshop. Pero no, son 100 % reales.

Si quieres una ruta imprescindible, el famoso Círculo Dorado es tu primera parada. Allí te esperan maravillas como el Geysir (que lanza agua caliente cada pocos minutos) o la cascada Gullfoss, que en invierno está medio congelada y le da más magia. Y ya que hablamos de hielo, no puedes perderte las cuevas de hielo en Vatnajökull, un espectáculo natural que te deja sin palabras.

Otra experiencia que no falla es relajarte en la Laguna Azul. Imagínate: tú, en bañador, en medio del invierno, flotando en agua termal mientras todo a tu alrededor está cubierto de nieve. Es raro, lo sabemos, pero también increíble. Y si eres más de aventuras, puedes hacer senderismo sobre glaciares o visitar playas de arena negra con trozos de hielo brillando como diamantes.

Islandia es uno de los destinos de invierno europeos más completos: naturaleza extrema, paisajes de otro mundo y experiencias que no encontrarás en ningún otro sitio. Así que sí, viajar en invierno a Europa tiene nombre propio, y ese nombre es Islandia.

Brujas

Si hay una ciudad que parece diseñada para el invierno, esa es Brujas. Caminar por sus calles es como meterse en un cuento medieval donde todo está nevado, iluminado y con olor a gofres recién hechos. Y sí, es uno de los mejores destinos europeos en invierno porque aquí el frío se siente más como parte de la experiencia que como un problema.

Tu viaje por Brujas debe empezar en la Plaza Mayor (Markt), el corazón de la ciudad. En invierno, la plaza se transforma con un mercado navideño, luces brillantes y una pista de patinaje sobre hielo. Desde aquí, no puedes dejar de subir al Campanario de Brujas (Belfort): 366 escalones después tendrás unas vistas espectaculares de toda la ciudad bajo la nieve.

Otro imprescindible es la Plaza Burg, donde encontrarás el Ayuntamiento gótico y la Basílica de la Santa Sangre, un templo pequeño pero con mucho encanto. Pasear por sus alrededores con las luces navideñas encendidas es una experiencia mágica.

No te olvides de pasear por los canales, conocidos como la “Venecia del Norte”. En invierno, un paseo en barco es una experiencia distinta, porque verás los edificios medievales reflejados en el agua y cubiertos de luces. Y si eres de museos, apúntate el Groeningemuseum, perfecto para refugiarte del frío y ver arte flamenco.

Por último, hablemos de comida, porque en Brujas el invierno se saborea. No puedes irte sin probar un chocolate caliente belga en alguna chocolatería local ni sin dar un mordisco a un buen gofre. Y si prefieres algo más contundente, un estofado flamenco acompañado de cerveza artesanal te hará olvidar el frío al instante.

Gante

Gante es como la hermana menos famosa de Brujas, pero ojo, que en invierno se transforma en una joya que no tiene nada que envidiarle. Esta ciudad belga mezcla historia medieval, canales y un ambiente joven que le da un toque único. Si te preguntas si merece la pena en invierno, la respuesta es un rotundo sí.

Su castillo, el Gravensteen, luce espectacular bajo la nieve. Imagina recorrer sus murallas mientras ves cómo la ciudad se ilumina al atardecer. Y hablando de luces, durante diciembre y enero, Gante celebra su mercado navideño en la plaza Korenmarkt. Allí encontrarás desde artesanía local hasta comida típica que te quita el frío de golpe. ¿Un consejo? No te vayas sin probar los cuberdons, unos dulces de color violeta que son típicos de la ciudad.

Además, Gante tiene un ambiente universitario que hace que incluso en invierno las calles estén llenas de vida. Bares, cafeterías acogedoras y rincones perfectos para calentarte entre visita y visita. Y si te gustan las vistas panorámicas, sube al campanario Belfort: desde arriba, el casco antiguo nevado parece sacado de una maqueta.

Gante es uno de los mejores destinos de Europa en invierno si quieres un plan que combine historia, gastronomía y ambiente navideño. Es de esos lugares que te sorprenden sin pretenderlo, y que se disfrutan aún más cuando todo está cubierto de luces y frío.

Ámsterdam

Ámsterdam en invierno es una mezcla de encanto, historia y ese aire moderno que la hace tan especial. Sí, hace frío, pero créenos, la ciudad sabe cómo conquistarte con su ambiente acogedor. Y no, no todo son bicicletas y canales, aunque eso también.

Empieza tu recorrido en la Plaza Dam, el corazón de la ciudad. Allí verás el Palacio Real y la Iglesia Nueva, y en invierno suele haber luces y un ambiente muy animado. Desde ahí, caminarás hasta los canales, declarados Patrimonio de la Humanidad. Te recomendamos perderte por el Barrio de los Canales; en esta época, cada puente iluminado parece sacado de una postal.

Otro plan imprescindible es visitar el Rijksmuseum y el Museo Van Gogh, dos joyas culturales que, además, te vienen de lujo para entrar en calor. Y si te gusta la historia, la Casa de Ana Frank es de esas visitas que te remueven por dentro, especialmente en un día gris de invierno.

No te olvides del Barrio Rojo, que aunque famoso por lo obvio, en invierno también muestra otra cara con sus calles iluminadas y bares donde refugiarse del frío. Y si prefieres algo más alternativo, el Vondelpark cubierto de nieve es un espectáculo, además de un lugar tranquilo para caminar.

Un viaje a Amsterdam es necesario porque uno de los mejores destinos europeos en invierno porque lo tiene todo: historia, arte, gastronomía y ese ambiente único que hace que, aunque estés helado, quieras seguir explorando.

Praga

Praga en invierno es, literalmente, un cuento de hadas cubierto de nieve. La llaman la “ciudad de las cien torres” y no exageran: cada rincón tiene un edificio histórico. Si buscas los mejores destinos europeos en invierno, este es de los primeros que deberían estar en tu lista.

Para ver Praga, debes empezar por la Plaza de la Ciudad Vieja, el lugar más icónico (con el perdón del Puente de Carlos), donde se monta uno de los mercados navideños más famosos de Europa. Allí, además de luces y villancicos, verás el Reloj Astronómico, que cada hora atrae a cientos de curiosos para ver su pequeño espectáculo medieval.

Ahora sí, cruzar el Puente de Carlos bajo la nieve es una experiencia única. Las estatuas cubiertas de hielo, las vistas al río Moldava y los músicos callejeros tocando a pesar del frío crean una atmósfera difícil de olvidar. Y al otro lado, el Castillo de Praga te espera con sus catedrales, callejuelas y el Callejón del Oro, con sus preciosas casitas de colores.

Si el frío no da tregua, siempre puedes refugiarte en una taberna tradicional y probar un goulash checo o un trdelník, ese dulce en forma de espiral que huele mejor de lo que suena. Y si eres de los que disfrutan del ambiente, en invierno la ciudad se llena de conciertos de música clásica en iglesias y teatros.

Praga es uno de esos destinos de invierno europeos que tienen magia en cada esquina: romántica, histórica y con un ambiente invernal que te atrapa desde el primer minuto. Y si lo combinas con un viaje por las ciudades imperiales cercanas como Viena y Budapest…

Viena

Viena en invierno es puro lujo y elegancia, con ese toque imperial que te hace sentir como si formaras parte de una película de época. No es casualidad que sea uno de los mejores destinos de Europa en invierno: la ciudad se viste de gala con mercados navideños, conciertos y palacios iluminados.

Obviamente todo empieza Catedral de San Esteban, el corazón de la ciudad, rodeada de calles comerciales que en diciembre brillan con luces. Muy cerca está la Ópera Estatal de Viena, donde incluso si no entras a una función, el edificio ya te deja con la boca abierta.

Y claro, están los palacios. El Schönbrunn, antigua residencia de los Habsburgo, en invierno parece aún más impresionante, con jardines nevados y un mercado navideño frente a su fachada. También el Palacio Belvedere se ilumina de noche y es uno de los rincones más fotogénicos de Viena en esta época.

Si hablamos de mercados, el mercado más famoso es el de la Rathausplatz, frente al Ayuntamiento. Pistas de patinaje, vino caliente, galletas y decoración que te hace sentir eternamente navideño. Y cuando necesites calor, nada como entrar en una cafetería clásica vienesa y pedir un trozo de Sacher Torte acompañado de café.

En invierno, Viena también es sinónimo de música. Los conciertos de Mozart y Strauss son parte de su identidad, y el Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica es un evento mundial.

Viena tiene demasiadas cosas que ver, ya que combina historia, cultura, música y ese ambiente navideño elegante que la hace un destino imprescindible si quieres viajar en invierno a Europa.

Budapest

Budapest en invierno es una ciudad sorprendente. Tiene un aire romántico, un toque bohemio y, lo mejor de todo, aguas termales que son la excusa perfecta para salir a explorar aunque el frío sea constante. Sin duda, es uno de los mejores destinos europeos en invierno para una escapada diferente.

Primero debes ver la parte de Buda, subiendo al Castillo de Buda y al Bastión de los Pescadores. Desde allí, las vistas del Danubio y del Parlamento iluminado son mágicas, sobre todo en las noches frías. Cruza luego al lado de Pest, donde encontrarás la imponente Basílica de San Esteban y la Plaza de los Héroes, que con nieve gana aún más majestuosidad.

Pero lo que hace a Budapest única en invierno son sus baños termales. Imagina estar en una piscina de agua caliente al aire libre, mientras alrededor nieva. El más famoso es el Balneario Széchenyi, pero también tienes el Gellért o Rudas, cada uno con su propio estilo.

Durante diciembre y enero, la ciudad se llena de mercados navideños (el mejor mercadillo navideño de Europa de hecho) siendo el de la Plaza Vörösmarty y el de la Plaza de San Esteban los más populares. Aquí puedes probar platos típicos como el lángos (masa frita con queso y crema agria) o el vino caliente especiado. Y si eres fan de la música, los conciertos de música clásica y las óperas en la ciudad son un plan perfecto para las noches de invierno.

Budapest mezcla historia, relax y ambiente navideño, convirtiéndose en uno de los destinos de invierno europeos más completos. Lo mejor: combina planes culturales con momentos de puro relax, y eso en invierno se agradece más que nunca.

Laponia finlandesa

Si hablamos de los mejores destinos europeos en invierno, la Laponia finlandesa se lleva la medalla de oro. Y es que aquí el invierno no es una estación, es un estilo de vida. Estamos hablando de paisajes cubiertos de nieve hasta donde alcanza la vista, auroras boreales bailando en el cielo y actividades que parecen sacadas de una peli navideña.

Uno de los lugares más mágicos es Rovaniemi, conocido como “la casa oficial de Papá Noel”. Aquí puedes visitar la Casa de Santa Claus, mandar postales desde su oficina de correos y sentirte niño otra vez. Además, el pueblo está lleno de mercados, luces y actividades invernales.

Si eres más aventurero, prepárate para recorrer la tundra en un trineo tirado por huskies o renos. También puedes probar motos de nieve, raquetas o incluso dormir en un iglú de cristal con vistas directas al cielo. Imagínate ver la aurora boreal desde tu cama, sin moverte… eso no se olvida nunca.

Y para rematar, nada como una auténtica sauna finlandesa. Lo mejor es combinarla con un chapuzón en un lago helado.

La Laponia finlandesa es uno de esos destinos de invierno en Europa que cumplen todos los clichés navideños, pero de verdad. Si buscas magia, aquí la vas a encontrar.

Laponia sueca

Muy cerquita, la Laponia sueca también es un paraíso invernal que merece estar en la lista de los mejores destinos de Europa en invierno. Es menos conocida que la finlandesa, pero ofrece paisajes igual de espectaculares y experiencias únicas que te van a dejar con la boca abierta.

El punto más famoso es Kiruna, la ciudad más al norte de Suecia. Aquí se encuentra el mítico ICEHOTEL, un hotel construido enteramente de hielo y nieve que se derrite cada primavera y se vuelve a levantar cada invierno. Dormir en sus habitaciones es una experiencia que no se parece a nada que hayas visto.

Por supuesto, aquí también tienes auroras boreales. Las noches largas y despejadas son el escenario perfecto para cazar ese espectáculo natural que todos soñamos ver al menos una vez en la vida. Y si te gustan las aventuras, puedes hacer rutas en trineo de perros, excursiones en motos de nieve o practicar esquí de fondo entre bosques nevados.

Una experiencia muy típica

Recapiti
David Sánchez