Casco Antiguo de Pamplona
En lugar de los reyes se instalará una escultura de Jorge Oteiza, que probablemente no consentiría semejante metamorfosis de su obra. Su gran mecenas, Juan Huarte, tuvo que sufrir el secuestro por ETA de su hermano Felipe. Nada de héroes. Liberticidas cobardes y miserables
- Jaime Ignacio Del Burgo
Actualizado el 09/09/2025 a las 18:37
El alcalde Asirón no descansa. Raro es el día que no anuncia una medida polémica. Nuestro regidor nació en 1960. En aquel tiempo había una canción de moda que bailábamos los jóvenes de entonces cuando íbamos de marcha, que se llamaba 'La Yenka'. La canción iba dando instrucciones de baile: “Izquierda, izquierda, derecha, derecha, delante, atrás, un, dos, tres. Y vuelta a empezar”. Lo malo es que Asirón solo baila “izquierda, izquierda”. Para soportar muchas de las decisiones de su equipo de gobierno es mejor tomarlas con sentido del humor. Pero reconozco que muchas de ellas no son como para tomarlas a broma. Y esto es lo que ocurre con la expulsión de los seis reyes que se alzaban majestuosos al final del paseo de Sarasate, dando al conjunto una armonía que hasta ahora valoraba la inmensa mayoría de los pamploneses y de los navarros en general. Asirón condena a los reyes al exilio a perpetuidad en el parque de la Taconera.
En su soberbio artículo 'Arrinconar a hombres que han hecho Navarra', publicado en 'Diario de Navarra' el pasado 24 de agosto, el prestigioso historiador Javier Fortún demuestra cómo los reyes destronados eran un símbolo del Reino de Navarra, que al parecer desagrada al fundamentalismo aberzale que representa Asirón en Pamplona. Sostiene acertadamente Fortún que Navarra no existiría hoy sin García Ramírez, ni sin Felipe III Evreux, que salvó a Navarra de desaparecer. El rey más relevante de dicha dinastía fue Carlos III el Noble, que unificó los burgos de Pamplona dictando el Privilegio de la Unión, cuyo 602 aniversario hemos celebrado este 8 de septiembre.
EL PEPRI, EN CONTRA DE ASIRÓN
La decisión de Asirón no ha sido aprobada por el pleno del Ayuntamiento. Se dirá que el alcalde ha hecho uso de sus prerrogativas, pero lo cierto es que el pueblo de Pamplona no ha sido consultado, demostrando que lo del gobierno participativo y abierto es pura palabrería. Sin embargo, la decisión es cuestionable desde el punto de vista jurídico porque no ha tenido en cuenta la existencia del PEPRI (Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Casco Antiguo), aprobado por acuerdo del pleno municipal en la sesión de 18 de diciembre de 2002.
El PEPRI tiene por objeto principal la conservación y regeneración del Casco Antiguo, promoviendo su rehabilitación y reforma de manera respetuosa con su valor histórico. El plan contiene disposiciones claras respecto a las seis estatuas de los reyes que flanquean el andén central del paseo de Sarasate (ámbito 11). Según el plan aprobado por el Ayuntamiento el 7 de julio de 2001 (publicado en el BON el 7 de septiembre del mismo año), el texto establece que dichas esculturas “se integrarán en el nuevo diseño que se lleve a cabo en el paseo”. El caso es que la ubicación de los reyes en el parque de la Taconera no ha sido aprobada por el Pleno municipal.
UPN presentó un recurso contencioso-administrativo ante la sala correspondiente del Tribunal Superior de Justicia de Navarra instando la anulación de la decisión de Asirón, de modo que las estatuas permanezcan en el Paseo de Sarasate. UPN ha pedido a la juez de lo Contencioso-administrativo la adopción de medidas cautelares consistentes en la suspensión del traslado de los reyes hasta que se dicte sentencia firme, con el fin de que, en el caso de que le sea favorable su ejecución, fuera de imposible cumplimiento ante un hecho consumado. Hasta ahora, el grupo municipal del PSOE no se ha pronunciado sobre este recurso. En mano de la Justicia está que el atentado contra los reyes no se ejecute.
'MONUMENTO AL PRISIONERO POLÍTICO DESCONOCIDO', DE JORGE OTEIZA
Asirón maniobra para que nunca los reyes vuelvan a su ubicación. En su lugar se instalará una escultura de Jorge Oteiza. La obra del famoso escultor nacido en Orio (Guipúzcoa) en 1908 se caracteriza por la búsqueda de la desocupación espacial y el vacío como elemento creativo. Empezó trabajando con formas compactas y fue transitando hacia esculturas abiertas, geométricas, donde lo importante no era la masa, sino el espacio generado. Difícil de entender para los que somos profanos en el arte contemporáneo. Por lo menos, respecto a su obra 'Coreano', que se alza frente a la fachada del ex monumento a los Caídos, concebida por Oteiza en 1960, cualquier persona al verla la identifica con una figura humana, estilizada, hueca, con las manos apoyadas en la nuca. En la escultura elegida por Asirón es imposible identificar lo que quiso reflejar el artista. La figura está estilizada, geométrica, de contornos severos, pero no cubista, sino más bien en línea con la escultura constructiva, abstracta y metafísica de mediados del siglo XX. Pero esta explicación de los especialistas en el arte contemporáneo no explica por qué Oteiza no representó visualmente al prisionero político desconocido.
Pero Asirón se no se ha fijado en la escultura por su gran valor artístico imaginativo, sino porque esconde una intencionalidad política de acuerdo con su ideología aberzale revolucionaria. Porque, ¡hete aquí!, Oteiza bautizó en 1952 su escultura con el nombre de 'Homenaje al espíritu', y así la presentó al concurso convocado por el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres, con el patrocinio de la Tate Gallery, el Museo Nacional Británico de Arte Moderno. Sin que se sepa muy bien por qué, Oteiza rebautizó su escultura como 'Monumento al prisionero político desconocido'. En aquel momento, los judíos y la gran mayoría de la población vivían en la Europa oriental bajo la bota del totalitarismo comunista. El concurso lo ganó el escultor Reg Butter, cuya obra se colocó en el Berlín occidental para simbolizar la lucha contra el comunismo.
Es poco conocido que Jorge Oteiza pudo presentarse al concurso de Londres gracias a la ayuda económica de Juan Huarte, uno de los hijos de Don Félix, el empresario y vicepresidente de la Diputación Foral que fue el artífice del desarrollo industrial de una Navarra, que hasta los años 60 del siglo XX vivía fundamentalmente de la agricultura y ganadería. Juan Huarte era un apasionado del arte contemporáneo. Junto a su hermana María Josefa promovieron la obra del artista. Eran fervientes seguidores de Oteiza. En los años 90, Oteiza hizo donación al pueblo navarro de su colección de esculturas, dibujos, su archivo y biblioteca personal. A tal efecto se constituyó en 1996 la Fundación Museo de Oteiza en Alzuza. Se nombró presidente del Patronato a Juan Huarte Beaumont y también, entre otros, a dos consejeros del Gobierno de Navarra.
Por Acuerdo del Ayuntamiento de 30 de diciembre de 1997, se acordó comprar la escultura “por importe de 20 millones de pesetas”. Posteriormente, en 1999, de acuerdo con Jorge Oteiza, se instaló en la plaza de Félix Huarte. La maqueta original de 1952, presentada al concurso de Londres, preveía que fuera esculpida en piedra, pero posteriormente Oteiza decidió fundirla en bronce. Se hicieron dos esculturas iguales, una de las cuales se encuentra en Madrid, presumiblemente en el domicilio de Juan Huarte.
LA MANIPULACIÓN DEL PENSAMIENTO NACIONALISTA DE OTEIZA
En los años de la Transición, Jorge Oteiza reveló su pensamiento nacionalista aberzale y de izquierdas, si bien era partidario de la reconciliación para llegar entre todos a un régimen democrático. En las primeras elecciones, el guipuzcoano se presentó al Senado en las listas de Euskadiko Eskerra, partido vinculado a ETA político-militar. Más tarde dejó EE y se afilió a Eusko Alkartasuna, el partido de Juan Carlos Goicoechea, fundado en 1986 cuando el todopoderoso líder del PNV, Javier Arzallus, maniobró hasta obligarle a dimitir. Después de esta frustrante carrera política, Oteiza se dedicó por completo a la escultura. Nunca tuvo problemas con la policía de Franco ni tampoco durante la democracia. Falleció en San Sebastián en 2003.
Fue entonces cuando comenzó el abertzalismo proetarra a valorar la estatua de Oteiza y a manipular el pensamiento nacionalista del escultor para convertir la escultura en un símbolo político aberzale. El título originario de la escultura se prestaba a ello, pues se hablaba de homenajear a los prisioneros políticos desconocidos. Arnaldo Otegui ha dicho por activa y por pasiva que denegar la existencia de presos políticos en el Estado español forma parte de una estrategia diseñada para negar la existencia misma de un conflicto en el País Vasco. Por ese motivo, tras esta transformación ideológica, Asirón y Bildu han decidido que frente al Parlamento se alce el símbolo escultórico en el que se refleja la lucha etarra.
No podemos olvidar que si el Parlamento existe es a pesar de la oposición sangrienta de la banda terrorista ETA, que rechazaba una institución en la que se asienta la voluntad popular navarra amparada por la Constitución de 1978. No hubo ningún conflicto militar entre el Estado español. Los que se autocalifican como héroes de la lucha del pueblo vasco por su emancipación de España. La realidad es que el concepto político de pueblo vasco, agrupando a las tres provincias vascas, se plasmó por vez primera en el Estatuto de Guernica de 1979. Fracasaron al pretender integrar a Navarra por la brava para convertirla en un territorio foral más de Euskadi o Euskal Herria. A los proetarras les rechinan los dientes al comprobar que el pueblo navarro emprendió su propio camino hacia el Amejoramiento del Fuero, enlazando con el autogobierno del Reino de Navarra. Lo expuesto hasta aquí demuestra el maquiavelismo de Asirón, que le lleva a proceder con astucia, doblez y perfidia. Probablemente Oteiza no consentiría semejante metamorfosis de su obra. Su gran mecenas, Juan Huarte, tuvo que sufrir el secuestro por ETA de su hermano Felipe. Nada de héroes. Liberticidas cobardes y miserables.
Jaime Ignacio del Burgo es doctor en Derecho.