Cuando la convivencia se teje desde lo cotidiano

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Autor: Elena Usunáriz
19 septiembre, 2025

Cada 21 de septiembre, en el Día Mundial de la Paz, volvemos a preguntarnos qué significa realmente convivir en paz. No como una palabra solemne y distante, sino como algo que se construye cada día en los barrios, en las aulas, en las comunidades. Ese ha sido precisamente el espíritu de Matices de Paz, un programa que cerramos con la certeza de que sus aprendizajes seguirán presentes en quienes lo vivieron.

Porque la paz no se decreta: se practica. Se hace en lo más pequeño, en la forma en que resolvemos un conflicto, en cómo cuidamos la naturaleza que nos rodea, en si damos voz y espacio a las mujeres o si somos capaces de pensar juntos soluciones para el futuro. Esa es la huella que deja Matices de Paz en los territorios donde estuvo presente: en la comuna 3 de Medellín y en la comuna 15 de Cali.

Aprender con la comunidad

Los planes de acción impulsados en el marco del programa mostraron que la paz empieza por lo personal y se transforma después en acción colectiva. También que es fundamental dar continuidad a los espacios de formación y sensibilizar en torno al enfoque de género, para que ninguna voz quede atrás. Y que las estrategias de transformación deben construirse siempre a partir de los saberes previos de cada comunidad, fortaleciendo así el vínculo con su territorio y con la naturaleza.

En los procesos pedagógicos se hizo evidente la importancia de establecer mecanismos que aseguren la participación equitativa de las mujeres, de reconocer la dignidad y la diversidad de todas las personas, y de fomentar la toma de decisiones informadas y compartidas. La educación popular y comunitaria no solo transmite conocimientos, sino que promueve el hacer-pensar, es decir, reflexionar a partir de la práctica cotidiana. Y todo ello con una mirada atenta al cuidado del medio ambiente, entendido como parte inseparable de la construcción de paz.

En el ámbito de la articulación, se confirmó la fuerza que tienen las redes: comunidades, organizaciones e instituciones que se unen para impulsar proyectos, compartir aprendizajes y multiplicar acciones de paz.

Voces que inspiran

Más allá de los planes y las metodologías, lo que queda son los testimonios.

Para Diana María Celis, de la Fundación Solidaridad en Marcha (barrio María Cano Carambolas de la comuna 3 de Medellín), Matices de Paz supuso consolidar un emprendimiento de mujeres, elaborar un plan estratégico y, sobre todo, fortalecer el trabajo colectivo

Ha sido muy positivo contar con una dirección para sistematizar nuestras experiencias y revisar en el tiempo esos logros, esos alcances, esos impactos que va teniendo nuestro qué hacer en favor de las mujeres de nuestro territorio

En la Institución Educativa Gente Unida (barrio Bello Oriente, en la comuna 3 de Medellín), Edier Giraldo valora haber aprendido nuevas maneras de resolver conflictos, de aprovechar el tiempo libre y de cuidarse en comunidad

“la forma en que todos mediamos los problemas, la forma en que nosotros hemos aprendido a darle solución con diferentes métodos… eso ha sido uno de los mayores impactos”

Y desde el Cabildo Indígena Cointanube Rayo de Oriente (barrio La Honda, de la comuna  de Medellín), Héctor Alfonso Calle recuerda el acompañamiento recibido para fortalecer su organización y los proyectos de sostenibilidad con aves: un apoyo, en sus propias palabras

“muy, muy, muy fortalecedor”.

Un cierre que abre futuro

Hoy cerramos el programa, pero no sus frutos. Los vínculos creados, los aprendizajes compartidos y los cambios puestos en marcha seguirán creciendo. Porque cuando un territorio se organiza, cuando las mujeres ganan espacios de participación, cuando los jóvenes encuentran formas creativas y saludables de vivir su tiempo libre, lo que se abre no es un final, sino una nueva etapa.

En este Día Mundial de la Paz, celebramos que Matices de Paz haya sido capaz de mostrar que la convivencia es posible cuando se comparte, cuando se escucha y cuando se trabaja en comunidad. Que la paz no es un destino al que se llega, sino un camino que se anda todos los días.

Matices de Paz se despide como programa, pero deja abierto un horizonte lleno de aprendizajes, de compromisos y, sobre todo, de esperanza.

Recapiti
Elena Usunáriz