«Queridos hermanos y hermanas, no podemos, no queremos olvidar. Queremos recordar. Lo hacemos seguros de que, como en los primeros siglos, también en el tercer milenio la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos (cf. Tertuliano, Apol. 50, 13). Queremos preservar la memoria junto a nuestros hermanos y hermanas de las demás Iglesias y Comuniones cristianas. Deseo, por tanto, reafirmar el compromiso de la Iglesia Católica de custodiar la memoria de los testigos de la fe de todas las tradiciones cristianas».
Estas palabras del papa León XIV han resonado en el día de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz en un acto ecuménico del Jubileo de la Esperanza, celebrado en la Basílica de San Pablo de Extramuros, que estaba repleta de fieles. Han acudido representantes de las Iglesias Ortodoxas, de las Antiguas Iglesias Orientales, de las Comuniones cristianas y de las Organizaciones ecuménicas. Entre los presentes, ha asistido una representación española encabezada por la Oficina para las Causas de los Santos de la Conferencia Episcopal Española, reflejando el compromiso compartido de mantener viva la memoria de los testigos de la fe.
El acto conmemorativo ha consistido en una liturgia de la palabra que ha seguido el ritmo de las bienaventuranzas, con peticiones proclamadas en bengalés, singalés, armenio, arameo, árabe, chino, entre otras lenguas. Se ha finalizado con la Profesión de Fe (según la versión ecuménica) y el rezo del Padrenuestro.
Los mártires del siglo XXI «han testimoniado la fe sin usar jamás las armas de la fuerza ni de la violencia, sino abrazando la débil y mansa fuerza del Evangelio», ha afirmado el Santo Padre, poniendo como ejemplo a varios testigos de la fe: la hermana Dorothy Stang, comprometida con «los sin tierra» de la Amazonía; el sacerdote caldeo Ragheed Ganni, de Mosul (Irak) o el anglicano Francis Tofi, tres nombres entre los casi 1.700 “nuevos mártires” de diversas confesiones cristianas, que dieron testimonio de su fe hasta entregar la vida. Son 314 de América, 43 de Europa, 277 de Oriente Medio, 357 de Asia y Oceanía, 634 de África, según las cifras publicadas por la Santa Sede.
Ha sido una celebración de gran unción espiritual y comunión cristiana, que nos ha hecho comprobar que el ecumenismo de la sangre de nuestros hermanos es semilla de unidad en la Iglesia. Citando a San Juan Pablo II en la Conmemoración Ecuménica de los Testigos de la fe del siglo XX (7 mayo 2000), el papa León XIV ha recordado que «Estos audaces servidores del Evangelio y mártires de la fe, “son como un gran cuadro de la humanidad cristiana […]. Un mural del Evangelio de las Bienaventuranzas, vivido hasta el derramamiento de la sangre”». Por ello su deseo, al que nos unimos de corazón, es «reafirmar el compromiso de la Iglesia Católica de custodiar la memoria de los testigos de la fe de todas las tradiciones
26/09/2025