A menudo sucede que en la comunidad científica tendemos a poner nuestra atención en los logros que los científicos y las científicas consiguen. Aún siendo esto importante, oculta otra dimensión no menos importante, la faceta humana de las personas que hacen avanzar la ciencia.
En esta semana en la que vamos a conocer los galardonados con el premio Nobel 2025, traemos a esta web la parte humana de una de las parejas de científicos más famosa de la historia: Marie y Pierre Curie.
Pareja de Nobel y padres de Nobel, su historia de amor es realmente fascinante.
Marie había llegado a París a finales del siglo XIX en un tren desde Polonia viajando en un vagón de tercera clase con unos pocos francos en el bolsillo. Emigraba de su Polonia natal porque quería estudiar ciencia, en particular Física. Era su sueño y tenía todas las de perder: mujer, polaca y en un país en el que era una extranjera.
Pero se lanza a perseguir su sueño como persona perseverante que era y desembarca en la Sorbona para estudiar Física. Uno de sus profesores, es un tal Pierre Curie. Pierre procede de familia de científicos y tiene cierta trayectoria siendo una de sus líneas de investigación la piezoelectricidad. Era poco menos que lo que ahora llamaríamos un manitas, una persona que fabricaba instrumentos y lo hacía realmente bien.
Conoce a Marie y prácticamente al instante se queda prendado de ella. Lo que llamamos un flechazo. Pero Marie le ignora porque ella no puede permitirse perder el tiempo con estas cosas. No ha venido a París a enamorarse ni a encontrar un marido. Ha venido a estudiar y a esto se dedica en cuerpo y alma.
Pierre no cesa y supera negativa tras negativa de Marie hasta que un buen día Marie acepta la petición de Pierre y al poco tiempo se casan.Su luna de miel no puede ser más romántica: viajes en bicicleta por la campiña francesa disfrutando del momento. No podían imaginar lo que se les venía encima.
Trabajan codo con codo: Marie, meticulosa, detallista, absorta en su trabajo con la radiactividad. Pierre, dando apoyo instrumental. Hasta que descubren dos nuevos elementos, el radio y el polonio.
Y reciben el premio Nobel … bueno, lo recibe Pierre. Recordemos que Marie es mujer. Pierre se niega a recoger el premio que le han dado junto con Becquerel, a no ser que la academia sueca acepte incluir a Marie. Tras intentarlo mucho, se acepta y el premio Nobel de 1901 de Física es para Becquerel y Marie y Pierre Curie. Pero a Estocolmo solo acudirá Pierre a recoger el premio.
A los pocos años de este acontecimiento, ocurre la tragedia. En París, por la noche, un Pierre despistado paseando por las oscuras calles tiene un accidente con un coche de caballos y muere en el acto. Marie queda desolada. Destrozada y sola con dos hijas pequeñas. Cualquiera en esta situación habría abandonado la carrera científica. Pero no es el caso de Marie, que ya hemos dicho que era obstinada.
Se refugia en su trabajo e inicia un romance con un científico francés que pone nombre a una isoterma muy famosa: Paul Langevin. Paul está casado pero no felizmente pues su matrimonio es un desastre. Y el romance con Marie lo llevan en secreto hasta que la mujer de Paul lo descubre y desata en escándalo en la sociedad francesa de la época: una polaca ha venido a Francia a destrozar la vida de una perfecta familia de París. La culpa es de Marie, no del matrimonio que estaba condenado al fracaso.
La sociedad francesa acepta el relato y prácticamente repudian a Marie. Hasta tal punto fue el escándalo, que cuando en 1911 Marie recibe su segundo premio Nobel, esta vez en química, la academia de ciencias de Suecia no quiere que Marie viaje a Estocolmo a recoger el premio. Sería un escándalo que una pelandrusca como Marie viaje a recoger la más alta distinción que se concede en ciencia.
Pero un tal Albert Einstein intercede a favor de Marie y finalmente Marie puede acudir a recoger el premio.
El resto de la historia, es bastante conocido: su hija Irène obtiene también el premio Nobel y hasta el marido de su otra hija, Ève también va a resultar premiada como responsable de un organismo de la ONU con el Nobel de la Paz.
Los científicos y científicas son personas iguales que cualquier otra. Tienen problemas como cualquiera y sufren como cualquiera. La ciencia también es humana.
Jose Luis Gutierrez Villanueva
Specialist Radon Measurement Advisor @ Radonova | Radioactivity Expert | Helping people to reduce dangers coming from radon exposure | Professional, quick and efficient expert advice | Member 5258 COFIS