La banca europea, como otras industrias, afronta un nuevo frente de incertidumbre: los riesgos geopolíticos se han consolidado como un elemento estructural en la gestión financiera y estratégica del sector. Así lo concluye el informe Riesgos geopolíticos: el nuevo tablero estratégico de la banca elaborado por KPMG, que advierte de que la volatilidad global, alimentada por conflictos, sanciones económicas, ciberataques y tensiones comerciales, se ha convertido en una variable crítica para la estabilidad del sistema financiero.
Según el análisis de KPMG, la simultaneidad y la interconexión de múltiples focos de riesgo —desde la guerra en Ucrania hasta las disputas comerciales entre potencias y el auge de la ciberguerra— están configurando un escenario sin precedentes.
En este contexto, el Banco Central Europeo (BCE) ha elevado la geopolítica al rango de riesgo financiero. El supervisor comunitario incorporará en 2026 un ejercicio de estrés temático centrado en la exposición de los bancos a escenarios de tensión internacional, desde crisis energéticas y perturbaciones comerciales hasta conflictos armados o sanciones financieras. El objetivo: evaluar la capacidad de solvencia de las entidades ante shocks externos prolongados y de alta intensidad.
El informe recuerda que los riesgos geopolíticos impactan transversalmente sobre todas las categorías tradicionales: crédito, mercado, liquidez, reputación y gobernanza. La interrupción de las cadenas de suministro, la escalada de precios energéticos o la volatilidad de las materias primas se traducen en presiones sobre la rentabilidad bancaria y en mayores exigencias regulatorias.
Además, el auge de los ciberataques contra instituciones financieras, que han pasado de afectar al 34% de las entidades en 2021 al 65% en 2024, refuerza la urgencia de integrar la seguridad digital como parte del escudo de resiliencia del sector.
El BCE, consciente de la magnitud del desafío, ha pedido a los bancos una gestión más integral de estos riesgos. Sus prioridades para el periodo 2025-2027 incluyen reforzar los marcos internos de riesgo, incorporar escenarios geopolíticos en los modelos de provisiones (IFRS 9) y fortalecer la supervisión de proveedores tecnológicos y de ciberseguridad.
KPMG advierte que los riesgos geopolíticos no deben tratarse como una categoría aislada, sino como un catalizador que amplifica otros riesgos financieros y no financieros. Por ello, las entidades deben evolucionar hacia un modelo de gestión transversal que abarque desde el consejo de administración hasta las áreas operativas.
La consultora propone un marco de acción basado en seis pilares: gobernanza, estrategia, identificación y cuantificación de riesgos, políticas internas, formación y supervisión continua. Solo así, afirma, la banca podrá anticipar crisis, preservar la confianza de los inversores y mantener su papel de ancla de estabilidad económica en un mundo crecientemente fragmentado.
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