«Los padres quieren que sus hijos  sean  felices y les evitan dolor o fracasos, pero lo que hay que hacer es prepararles para la vida»

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El Jefe de Psiquiatría de Valdecilla, Jesús Artal, analiza las alarmas que hay que tener en cuenta  en el ámbito de la salud mental  

El Dr. Jesús Artal es Licenciado en Medicina por la Universidad de Zaragoza, hizo la especialidad de Psiquiatría en Valdecilla y es Doctor en Medicina por la Universidad de Cantabria. Tiene una prolífera trayectoria:   ha sido director general de Salud Mental del Gobierno cántabro desde 1996 a 2000; director general de Ordenación y Atención Sanitaria desde 2000 a 2003,   además de coordinador del Plan de Salud Mental de Cantabria 2015-2019. En la actualidad,  es Jefe del Servicio de Psiquiatría del HUMV y profesor  de la UC.

También ha publicado numerosos  artículos científicos en revistas nacionales e internacionales y ha escrito varios capítulos de libros. Ha dirigido varias tesis doctorales y ha participado en más de 20 proyectos de investigación financiados competitivamente. Por otra parte,  pertenece a la Sociedad Española de Psiquiatría (SEPSM) y ha sido incluido en el listado de Mejores Médicos de España 2023, elaborado por el medio digital El Confidencial, y reconocido como uno de los mejores especialistas en Psiquiatría.

En esta entrevista para el Colegio de Médicos de Cantabria con motivo del Día Mundial de la Salud Mental nos explica cuáles son las alarmas para detectar patologías mentales  en el ámbito de la familia o los entornos cercanos.  

¿Dinos tres signos que podemos detectar en la familia que sean determinantes para acudir a un psiquiatra?

En un adulto, dejar de participar en las actividades que le gustan, cansancio continuado,  síntomas físicos sin motivo aparente o tendencia al aislamiento, estas podrían ser  cuatro señales de que hay estrés o depresión.   En los jóvenes, el cambio de amigos,  horarios diferentes a los que tenía antes, fracaso en los estudios o irritabilidad, cambio de costumbres…. Los jóvenes no suelen decir que están deprimidos pero cuando se notan estos signos  hay que encender las alarmas para que de tiempo a intervenir a nivel cotidiano,  y  si no funciona la comunicación en la familia  hay que pedir ayuda.

El papel del médico de Familia es muy importante en estas situaciones, debe tener tiempo para asomarse al mundo de la patología mental y poder detectar ciertas patologías y situaciones de riesgo, estas últimas hay que derivarlas al psiquiatra pero otras situaciones leves  pueden gestionarlas ellos porque hay listas de espera en las especialidades. Este es el gran reto.  La mitad de los casos que nos derivan los podrían  manejar desde AP, con nuestra ayuda, por supuesto, y con la satisfacción que eso supone.

También es muy importante  el papel de las personas que te quieren, con los que convives, y hay que tener muy presente que  los problemas  de salud mental los tenemos que solucionar entre todos.

Las cifras de personas con patologías mentales en la actualidad ¿son alarmantes?

Son alarmantes en el sentido de que han crecido mucho sobre todo desde la pandemia, pero el mundo no se va a destruir por problemas de salud mental. La patología grave  (esquizofrenia, trastorno bipolar paranoia…) no ha aumentado mucho. Lo que sí ha crecido son las patologías menores, el estrés,  por ejemplo. El lema del Día Mundial de la Salud Mental  de este año es que todos compartimos la vulnerabilidad, ésta ha aumentado por los cambios en las creencias y las transformaciones culturales. Llevamos años diciendo a las personas que tienen que expresarse , y lo hacemos, y  los problemas de salud mental se cuentan cada vez más. Por eso aumentan las cifras de la patología menor. Lo malo  es que en un porcentaje  de casos puede ir hacia una patología mayor.

Pero yo creo que si tienes apoyo familiar y haces actividades sociales, se pueden arreglar, y debe hacerse entre todos porque  si no los psiquiatras no vamos a dar abasto. La comunicación es muy importante,  ese cortar el discurso que me está contando alguien sobre como está y  soltarle frases superficiales,  es malo, porque frustran y culpabilizan a la persona.   Hay que escuchar lo suficiente. En vez de decir vete a pasear, hay que decir «acompáñame a pasear». Toda la sociedad se debe volcar en esto, en la prevención, porque es muy rentable. Los educadores,  los padres, las empresas,  el departamento de Vivienda…..toda la sociedad. Nosotros prevenimos las recaídas pero no estamos en el «antes» de la patología.

-Y si hablamos de jóvenes, ¿han aumentado mucho los casos en esta franja de edad?

Si, ha aumentado más en esa franja de edad, incluso el suicidio, que junto a la depresión es lo que más ha aumentado en los jóvenes. Han vivido cambios en el modelo educativo, los padres quieren que sus hijos  sean  felices y a veces les evitan dolor o fracasos,  y lo que hay que hacer es prepararles para la vida, no evitarles frustraciones. No debes  dejar  ganar siempre a la oca a tu hijo. En Zaragoza metían a los niños la moneda en su parte de roscón de Reyes, y eso no puede ser. Tampoco hay que potenciar la competitividad, no hay que transmitir que hay que ser el número 1,  porque de esos hay muy pocos.  Y  a  veces somos nosotros mismos los que nos exigimos muchísimo, muchos de mis pacientes se dicen a sí mismos que no van a ser capaces de superar la situación….

-La ansiedad ¿qué es exactamente y cómo distinguirla de un agobio que no tiene tanta importancia?

En un accidente se puede dar un ataque de ansiedad, pero eso en realidad no lo es, es un momento de reacción normal a una situación traumática que produce miedo porque realmente nos pone en peligro.  Eso es normal, el organismo valora el riesgo. Pero  hoy en día vemos más vulnerabilidad que nuestros abuelos y  un  trastorno de ansiedad,  a diferencia de la ansiedad situacional,  es  el  que aparece con cierta frecuencia y con síntomas físicos cuando el estímulo lo produce no tiene mucho peligro, es decir, se exagera el peligro. Suele ser persistente,   y eso es una patología que hay que tratar con psicofármacos y psicoterapia, con esta última sola es difícil, es como subir la montaña sin oxígeno ni botas.  Lo tiene un 6 por ciento de la población, pero la pequeña ansiedad,  como la  del cantante que sale al escenario,  debe servir para concentrarnos  y nos prepara para la actuación o el examen. Y si creo que no voy a ser capaz de enfrentarme a esta situación, y exagero el miedo a ese momento, puedo tener un trastorno de ansiedad que no debería producirse.

-¿Qué estamos haciendo mal en la sociedad actual para que se de este panorama?

Estamos dedicando poco tiempo a la comunicación, no solo por la aparición de las RRSS, sino por otras muchas causas.   Y cuando  la comunicación con las Redes Sociales  sustituye a la comunicación real el problema es serio y   muy duro.  Queremos mandar al médico y al psicólogo a muchas personas que podrían arreglar sus problemas con comunicación  y actividades sociales.

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