Newsletter Octubre – Celebremos lo que nos une
Newsletter Octubre – Celebremos lo que nos une
Celebrando lo que nos une
Empezamos esta newsletter felicitando a todos los españoles en el Día de la Fiesta Nacional, una jornada que también nos invita a recordar los muchos lazos que nos unen con los pueblos de América Latina. Más de 4 millones de latinoamericanos viven hoy en nuestro país. Y trabajan. En la construcción, la hostelería, la sanidad, la ciencia… Constituyen una aportación extraordinaria para que España prospere económicamente. Son inmigrantes, sí. Pero son mucho más que eso. No te pierdas la entrevista con el joven venezolano Tito Alves, que, pese a las dificultades, ha logrado encontrar el éxito emprendiendo.
Lo que parece que no ha sido tanto éxito, aunque el Gobierno se empeñe en vendérnoslo así, es la aprobación del Anteproyecto de Ley de Administración Abierta. No os desvelamos más por ahora, pero la canción “Maquillaje” de Mecano podría ser la banda sonora…
Además, en esta edición, te traemos un interesantísimo artículo de los fundadores de Deliberativa sobre las consultas ciudadanas para reforzar la democracia; te hacemos un repaso por las últimas noticias de España Mejor; y te adelantamos lo que está por venir.
Así es que aprovecha los últimos coletazos del verano en este otoño que ya ha comenzado y disfruta de la lectura.
Un abrazo,
España Mejor
El Anteproyecto de Ley de Administración Abierta, aprobado con parte de la sociedad civil en contra
El Consejo de Ministros ha aprobado el Anteproyecto de Ley de Administración Abierta con el rechazo de varias organizaciones de la sociedad civil que habían sido llamadas a participar en el proceso.
La Ley, que pretende regular deficiencias actuales – y denunciadas desde hace años por la Unión Europea – con respecto a la transparencia institucional, la clarificación de los conflictos de interés y la lucha contra la corrupción, sigue sin plantear criterios específicos y queda desdibujada por la amplitud de los asuntos que aborda.
Desde España Mejor se plantearon, asimismo, varias iniciativas para mejorar el acceso a la información de las administraciones por parte de los ciudadanos y se ha insistido en la necesidad de tipificar los conflictos de interés de acuerdo con los estándares internacionales, bien mediante la modificación de la actual Ley, la SIAGE de 2015, o bien mediante la incorporación del Código Ético del Gobierno.
El Anteproyecto de Ley, cuyo documento no está aún a disposición de los ciudadanos, no parece contemplarlo.
LA OPINIÓN DE NUESTROS COLABORADORES
Democracia deliberativa contra la polarización
Por Yago Bermejo y Arantxa Mendiharat, Fundadores de Deliberativa
En una sociedad donde la polarización política parece ahogar cualquier intento de diálogo, la democracia representativa tradicional enfrenta un desafío sin precedentes. Partidos atrapados en trincheras ideológicas, ciudadanos desilusionados y temas cruciales —desde el cambio climático hasta la reforma de las pensiones o la vivienda— enquistados por la falta de consenso. ¿Existe una alternativa? Los mini-públicos deliberativos, espacios donde ciudadanos seleccionados al azar deliberan y hacen recomendaciones, emergen como una herramienta poderosa para devolver la voz a la gente y desencallar los grandes debates.
¿Qué son los mini-públicos deliberativos?
Los mini-públicos son grupos reducidos de ciudadanos —generalmente entre 50 y 150 personas— seleccionados de manera aleatoria y estratificada (mediante un sorteo cívico) para reflejar la diversidad de la sociedad. Durante un mínimo de 40 horas, reciben información equilibrada de personas expertas, debaten entre ellos, deliberan y elaboran recomendaciones sobre temas concretos. Desde los primeros dos mini-públicos deliberativos que se realizaron a gran escala en Canadá en 2004 (sobre reformas electorales), un gran número de países en el mundo ha activado procesos de este tipo, incluyendo España. Estos espacios complementan la democracia representativa con una dosis de legitimidad y creatividad ciudadana.
¿Por qué funcionan donde los partidos fallan?
Al reunir a personas con opiniones diversas —no afiliadas a partidos ni a grupos de interés—, los mini-públicos fomentan el diálogo basado en argumentos, no en consignas, consiguiendo así romper la polarización. Al mismo tiempo, los participantes reciben datos contrastados y escuchan a personas expertas y personas afectadas, evitando la desinformación que a menudo domina el debate público. Finalmente, las propuestas surgen de la ciudadanía, no de élites políticas, lo que aumenta su aceptación y su legitimidad social.
Puesta en práctica
Se suelen dar los ejemplos de Irlanda, Francia y Bélgica porque son casos claros que han tenido un fuerte impacto mediático.
En Irlanda, tras décadas de división, el gobierno irlandés convocó en 2016 una Asamblea Ciudadana con 99 personas seleccionadas mediante un sorteo cívico. Tras meses de deliberación, recomendaron legalizar el aborto en ciertos casos. El Parlamento adoptó la propuesta y, en 2018, se celebró un referéndum que aprobó la reforma con el 66 % de los votos. La deliberación permitió abordar el tema desde el respeto y la evidencia, no desde el dogmatismo.
En Francia, la Convención Ciudadana por el Clima, celebrada entre 2019 y 2020, demostró que la ciudadanía está dispuesta a asumir cambios profundos cuando se le da la oportunidad, y se trasladaron a un debate público las cuestiones debatidas en la Convención.
En 2011, Bélgica batió el récord de gobierno en funciones (541 días) por disputas entre flamencos y valones. Para salir del atasco, se creó el G1000, un mini-público que deliberó sobre reformas institucionales. Aunque no tuvo poder vinculante, sus propuestas influyeron en el debate y mostraron que la ciudadanía puede encontrar puntos en común donde los partidos solo ven divisiones. Desde entonces, los procesos deliberativos se han multiplicado en el país, tanto a nivel local como federal, incluyendo el primer Consejo Ciudadano permanente del mundo, vinculado al Parlamento, en la región germanófona de Ostbelgien.
La OCDE ha recogido más de 800 casos de mini-públicos deliberativos en el mundo en los últimos 15 años. En España, se han ido implementando a diferentes escalas (a nivel nacional, de comunidad autónoma o local), especialmente en el ámbito climático.
Críticas y desafíos
No todo es perfecto. Los mini-públicos enfrentan obstáculos. En particular, unos mandatos que no están suficientemente centrados en dilemas políticos. Las preguntas que los gobiernos hacen a los mini-públicos deliberativos siguen siendo a menudo demasiado amplias como para permitir centrar la deliberación en puntos que necesitan la deliberación ciudadana. Otro punto débil en el sistema actual: los procesos no suelen ser vinculantes, lo cual puede generar frustración. Y finalmente, el coste y la complejidad: organizar estos procesos requiere recursos, capacitación y voluntad política.
Sin embargo, estos desafíos no invalidan su potencial. Una de las claves sería ir hacia una integración en el sistema político, obligando a los parlamentos a debatir sus propuestas; usándolos como paso previo a referéndums o leyes importantes; o creando asambleas ciudadanas permanentes en temas estratégicos (como el clima o la vivienda).
Una democracia más viva
Los mini-públicos no son una panacea, pero ofrecen algo que la política tradicional ha perdido: espacios donde el diálogo prevalece sobre el enfrentamiento. En un mundo polarizado, donde los partidos priorizan la supervivencia sobre el bien común, devolver la palabra a los ciudadanos —con información, tiempo y recursos— puede ser una de las claves que necesitan nuestras democracias.
Feliz día de la Fiesta Nacional
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En España, hay más de 4 millones de personas nacidas en algún país latinoamericano. Representan el 60 % de la población extranjera en nuestro país, siendo la mayoría de Colombia, Venezuela y Ecuador, según datos del Instituto Nacional de Estadística a 1 de enero de 2024. Personas que trabajan cada día por mejorar el país que les ha acogido. Desde la hostelería, la construcción, el comercio, la sanidad, la industria… El 12 de octubre celebramos la Fiesta Nacional de España, una jornada para reconocer lo que compartimos como país y como comunidad que se proyecta al mundo, especialmente con los pueblos de América Latina, con quienes nos unen lazos históricos, culturales y humanos. Y, también, para recordar que nos necesitamos. |
#ESCUCHANDO A LOS JÓVENES
#ESCUCHANDO A LOS JÓVENES
“España podría ser mucho más competitiva si apostara por acompañar a quienes están arrancando”.
Tito Alves, emprendedor
¿Quién es José “Tito” Alves?
Soy un joven venezolano que decidió transformar las adversidades en oportunidades. A lo largo de mi vida he tenido que reinventarme más de una vez, y en ese proceso descubrí que mi propósito es impulsar cambios positivos, tanto en mi comunidad como en mi país y, ahora, también en España.
¿Qué hace un venezolano como tú en España? ¿Cuál es tu historia?
Llegué a España buscando lo que millones de venezolanos han tenido que buscar: un lugar donde respirar libertad y donde los sueños puedan tener un terreno fértil. Vine huyendo de la persecución política, pero también con la determinación de no dejar que esa herida definiera mi destino. Aquí empecé de cero, con la maleta cargada de recuerdos, pero también de ganas de demostrar que la diáspora no es una pérdida, sino una oportunidad de multiplicar talento y esfuerzo.
Como emprendedor en “Qué Empanada”, sabes lo que es crear algo desde cero. ¿Qué dificultades has tenido y qué crees que se podría mejorar para facilitar el camino a los emprendedores?
Emprender es un viaje lleno de ilusión, pero también de obstáculos. Comenzar “Qué Empanada” fue enfrentarme a la burocracia, a la falta de apoyos reales para pequeños emprendedores y a la necesidad de aprender de todo: desde gestión hasta delivery. Creo que España podría ser mucho más competitiva si simplificara los trámites y apostara por acompañar a quienes están arrancando. Un emprendedor no necesita solo un permiso; necesita formación, redes y confianza para crecer.
Tu trayectoria mezcla el emprendimiento y el activismo. ¿Cómo se complementan esas dos facetas y qué has aprendido de una que te sirve en la otra?
El activismo me enseñó que nada cambia si no hay compromiso y constancia. El emprendimiento me mostró que nada crece si no hay disciplina y estrategia. Una causa sin organización muere en el entusiasmo, y un negocio sin propósito se vacía de sentido. Al final, ambas facetas se encuentran en un mismo punto: el deseo de transformar realidades. Y lo más valioso que he aprendido es que liderar no es imponer, es servir.
En Venezuela, el activismo es casi una forma de vida y de supervivencia, pero en España, los jóvenes no se movilizan. ¿Qué mensaje les lanzarías?
Les diría que no esperen a que la vida les quite algo para reaccionar. La libertad, los derechos y la democracia no se heredan, se cuidan todos los días. La apatía es el peor enemigo de cualquier sociedad, porque es la antesala de perder lo que hoy damos por garantizado. Involucrarse no significa vivir en la calle protestando; significa levantar la voz, participar, ser parte de las soluciones.
Obviamente, tú, que, además, has estudiado un Máster en Acción Política y Participación Ciudadana, estás muy involucrado en la sociedad civil. ¿Por qué nos cuesta tanto a los españoles creérnoslo?
Porque se ha confundido estabilidad con inmunidad. España lleva décadas en democracia y muchos piensan que eso es irreversible. En Venezuela aprendimos que nada está asegurado si no hay instituciones fuertes y ciudadanos comprometidos. Yo creo que el reto en España es pasar de la queja al compromiso. Y ese cambio empieza cuando dejamos de ver la política como un espectáculo y la entendemos como una responsabilidad compartida.
El debate sobre la inmigración lleva tiempo en Europa y España. Desde tu experiencia, ¿qué aportan los migrantes a nuestro país?
Aportamos energía, trabajo y ganas de reinventarnos. Somos resilientes porque no venimos de caminos fáciles. España ha sido tierra de acogida y eso es un valor enorme que debe defenderse. Los migrantes no venimos a quitar, venimos a sumar. Traemos cultura, talento, esfuerzo y, sobre todo, una mirada fresca que puede enriquecer a una sociedad que también busca renovarse.
Por último, ¿qué le pedirías al presidente del Gobierno?
Que gobierne con la mirada puesta en el futuro, no en la próxima elección. España necesita más puentes y menos muros, más confianza y menos polarización.
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