El bienestar en el viaje del empleado - AEDRH

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En un entorno cada vez más acelerado, el bienestar se ha convertido en un factor estratégico para atraer y fidelizar talento en las organizaciones. A lo largo del Viaje del Empleado, las personas atraviesan distintas etapas vitales que requieren respuestas flexibles y adaptadas por parte de las organizaciones.

Apostar por el bienestar es apostar por sostenibilidad, productividad y compromiso. Porque cuidar de quienes hacen posible la empresa no es solo buena gestión: es la mejor inversión en el futuro.

El bienestar no es un destino, es un viaje que acompaña a cada persona a lo largo de su vida profesional.

¿Puede una empresa crecer de manera sostenible sin cuidar de las personas que la hacen posible? La respuesta parece obvia, pero en un entorno cada vez más exigente, el bienestar pasa a convertirse en un factor cada vez más estratégico para la atracción y para el compromiso del talento en las organizaciones.

A lo largo de la vida profesional atravesamos distintas etapas vitales que transforman prioridades, valores y expectativas. Lo que pedimos a una organización cuando iniciamos la carrera no es lo mismo que cuando formamos una familia, cuidamos de mayores o buscamos más equilibrio. Hoy, el talento elige cada vez más a empresas que entienden este viaje.

El bienestar como pilar esencial de la cultura organizativa se ha convertido en un diferenciador clave en la propuesta de valor al empleado.

Cómo diseñar planes de bienestar flexibles y adaptados

No existe una fórmula única. Cada organización debe adaptar sus iniciativas a su cultura y a la realidad de sus equipos. Sin embargo, hay claves que marcan la diferencia. El primero es partir de un sólido diagnóstico. Los planes más efectivos nacen de un mapa claro de necesidades: indicadores de salud, causas de bajas médicas, encuestas de clima, rotación o feedback directo de las personas. A partir de esta información se puede construir un plan realista y ajustado.

El segundo es escuchar y dar voz. Preguntar, involucrar y co-crear. Escuchar ayuda a priorizar y a identificar lo que realmente puede generar impacto. Y el tercero, considerar la diversidad del viaje vital. Es importante considerar medidas que permitan acompañar distintas realidades. No es lo mismo lo que necesita un joven profesional que alguien que afronta el cuidado de hijos pequeños o de familiares dependientes. 

Hay más claves. Como apostar por la prevención. El bienestar no debe limitarse a reaccionar ante problemas y solamente puede conseguirse sobre una base fundamental de salud. Y sobre la garantía de condiciones que favorezcan el cuidado de las personas.

O Medir y ajustar. Contar con indicadores claros permite evaluar la eficacia, ajustar lo que no funciona y consolidar lo que aporta valor. En todo ello tiene un papel clave de la dirección. Cuando la salud y el bienestar forman parte de los valores y las prioridades estratégicas de la empresa dejan de ser una acción puntual para convertirse en una ventaja competitiva. Nada de eso es posible sin un compromiso firme de la dirección.

El bienestar no debería entenderse como un destino, si no como un viaje que acompaña al empleado a lo largo de toda su vida profesional. Apostar por él significa reconocer que las empresas no existen al margen de las personas, sino gracias a ellas. Las organizaciones que pongan al bienestar en el centro de su propuesta de valor crearán una propuesta única. Porque cuidar de quienes hacen posible la empresa no es solo buena gestión: es la mejor inversión en el futuro.

*** Ana Beltrao es es Directora de Personas y Transformación en el Grupo Avanta y miembro de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos (AEDRH).

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