Entiendo que la mayoría de profesionales del sector habremos dedicado algo de tiempo estas últimas semanas a analizar con detenimiento los resultados del último estudio de Dircom, Asociación de Directivos de Comunicación sobre el estado de la comunicación en España. Así lo entiendo habida cuenta de las numerosas reflexiones publicadas en torno al mismo. Reflexiones que, a mi juicio, evidencian que, pese a los avances conseguidos, debemos seguir trabajando para consolidar definitivamente el posicionamiento de la comunicación como elemento estratégico de cualquier organización.
Bravo por ese 54,4 % de directivos de Comunicación que reportan directamente al CEO, y dos veces bravo por ese 32,3 % de directivos que se confirma que ya participan en el Comité Ejecutivo. El estudio habla de “una evolución global sutil en la influencia del dircom en los últimos años, puesto que va dejando de reportar directamente al CEO (influencia consultiva), para pasar a formar parte de la toma de decisiones en el Comité Ejecutivo (influencia ejecutiva)”. Ese es el camino, porque al incluir la comunicación en la toma de decisiones se potencia la estrategia necesaria para alcanzar los objetivos corporativos.
Por eso, debemos también seguir trabajando para superar la brecha entre lo urgente y lo importante sobre la que advierten los resultados del estudio: la mayoría de profesionales dedicamos aún hoy más tiempo a lo urgente (comunicación online, redes sociales, relación con los medios) que a lo importante (estrategia, coordinación de la función de comunicación, marca, reputación).
Y la comunicación es estrategia. Porque comunicar sin estrategia es como tener una brújula en tus manos, pero sin rumbo fijado.
