Fundación “la Caixa” pone rostro a la pobreza: en el metro cada 4º pasajero podría estar en riesgo de exclusión

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  • Con su campaña “Realidades que viajan con nosotros”, la Fundación “la Caixa” transforma un vagón de metro en España en un espejo de la vulnerabilidad oculta: asientos reservados, frases reales y rostros anónimos que recuerdan que una de cada cuatro personas vive al borde de la pobreza o la exclusión social.

Eduardo Fdez. / Terabithia Fundaciones

El bullicio diario, el paso apresurado, los auriculares puestos… Esa escena común de un viaje en metro se convierte, gracias a la Fundación “la Caixa”, en un escenario de reflexión. La campaña «Realidades que viajan con nosotros» invita al pasajero a detenerse un instante y preguntarse: ¿y si ese rostro que va sentado al otro lado del pasillo estuviera luchando por salir de la pobreza?

En un vagón intervenido, la entidad reservó simbólicamente uno de cada cuatro asientos para plasmar un dato que tiende a invisibilizarse: en España, uno de cada cuatro personas está en riesgo de pobreza o exclusión social. A través de frases reales, extraídas de testimonios de personas en vulnerabilidad, y una ambientación que fusiona lo cotidiano con lo crítico, se busca generar empatía, conciencia y movilización ciudadana.

El mensaje de la Fundación “la Caixa”, que opera desde su vocación fundacional, es claro: la pobreza no es un problema lejano, ni un fenómeno exclusivo de territorios olvidados. Viaja con nosotros, a nuestro lado, en el metro de cada mañana. Y por ello, hace un llamamiento a la acción: no basta con saber — es necesario involucrarse.

Detrás de la campaña hay una acción social extensa: la Fundación impulsa programas de acompañamiento a familias, infancia y jóvenes en situación de vulnerabilidad, acciones de inserción laboral, talleres formativos y alianzas con entidades locales. Su objetivo es romper el círculo de la exclusión, mejorar oportunidades e impulsar la dignidad de las personas. Esta iniciativa de sensibilización sirve para tender el puente entre la información y el compromiso social: visualización primero, implicación después.

La apuesta de la Fundación no queda solo en lo simbólico. La campaña se integra en su estrategia más amplia de acción social, que prevé canalizar la mayor parte de sus recursos hacia programas de inclusión, educación y transformación social para el periodo 2025-2030. Gracias a este enfoque integral, la llamada de atención del vagón de metro adquiere un significado doble: es también una invitación a sumarse al esfuerzo colectivo de construir una sociedad más justa.

En definitiva, “Realidades que viajan con nosotros” no es solamente una campaña de imagen: es un altavoz para quienes apenas tienen voz, un espejo al que vernos y un escalón hacia la responsabilidad compartida.

Realidades que viajan con nosotros – Fundación “la Caixa”

Contexto social: la pobreza que viaja con nosotros

En España, alrededor de una de cada cuatro personas vive en riesgo de pobreza o exclusión social. Esto equivale a más de doce millones de ciudadanos que se enfrentan a dificultades para cubrir sus necesidades básicas o acceder a oportunidades laborales estables.

La carencia material y social severa afecta a cerca de un ocho por ciento de la población, y aunque las cifras han mejorado ligeramente en los últimos años, la recuperación económica no ha llegado a todos los hogares por igual.

Los datos son especialmente duros en los hogares con menores de edad, donde el riesgo de pobreza supera el treinta por ciento, y se agravan en las familias monoparentales, donde más de la mitad de los hogares se encuentran en situación de vulnerabilidad.

Se calcula que más de cuatro millones de personas viven en pobreza severa, con ingresos que no alcanzan el umbral mínimo para mantener unas condiciones de vida dignas. Detrás de cada cifra hay una historia: madres que trabajan y no llegan a fin de mes, jóvenes sin oportunidades estables o mayores que viven solos con pensiones insuficientes.

La campaña de la Fundación “la Caixa” recuerda precisamente eso: que la pobreza no es una estadística lejana, sino una realidad cotidiana que se cruza con nosotros en el metro, en el autobús o en la calle. Una realidad que viaja, silenciosa, junto a todos.

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