Un año tras la dana

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Un año tras la dana

Un año tras la dana

Labores de limpieza voluntariado en L'Albufera. @SEO/BirdLife

Publicado: 28 octubre, 2025

Urge adaptar normas y medidas que mejoren la resiliencia hídrica frente a eventos extremos agravados por el cambio climático.

Hace un año, la dana que afectó a diferentes territorios del país, principalmente en la Comunidad Valenciana, puso en evidencia la realidad climática actual. En los barrancos de la cuenca más afectada, con precipitaciones registradas en pocas horas que batían récords históricos y llegaron a generar un caudal máximo de más de 3.500 metros por segundo con una velocidad del agua y los sedimentos de más de 12 metros por segundo, la inundación superó en muchas zonas las áreas cartografíadas como  inundables con baja probabilidad (una vez cada 500 años, o lo que es lo mismo, para un periodo de retorno de 500 años). La dana demostró que hay que volver a dibujar los mapas de probabilidad y riesgo de inundación en muchas zonas, y que ninguna infraestructura por sí misma puede resistir eventos de tal magnitud. La ocupación del territorio fluvial con construcciones, viviendas, vías de comunicación e industrias terminó de dibujar la tragedia en la que murieron 229 personas, tres desaparecieron, y se perdieron hogares, negocios, infraestructuras e instalaciones de servicio público de todo tipo. Las inundaciones además afectaron a diversos espacios naturales protegidos.

Analizamos la situación de los tres espacios naturales

Tras un año del suceso, en el Parque Natural del Turia y en el Parque Natural Chera-Sot de Chera la organización manifiesta que la huella del suceso sigue siendo visible pese a los avances en la recuperación de algunos espacios en los que se sigue  restaurando parte de los cauces  y adecuando carreteras y caminos. A pesar de los esfuerzos de recuperación, los residuos persisten especialmente en puntos de difícil acceso, como barrancos y parcelas de cultivo privadas y todavía hay restos voluminosos  de torres eléctricas, vehículos y otros materiales pesados en el Parque Natural Chera-Sot de Chera, que requieren maquinaria especializada para su retirada, y que pueden estar contaminando el suelo y las aguas subterráneas.

Imagen del embarcadero para coger las barcas a la Albufera bajo el agua

En el Parque Natural de l’Albufera,  la retirada de barro y reconstrucción de las acequias y motas de los arrozales cercanos al Barranco del Poio sigue sacando a la luz nuevos residuos, muchos de los cuales resultaron fragmentados en las operaciones para volver a poner en labor estos campos.

En la Reserva Ornitológica del Tancat de la Pipa, gestionada por SEO/BirdLife y Acció Ecologista Agró, el desbordamiento del barranco afectó a la funcionalidad del espacio, llevándose por delante motas, destruyendo caminos y otras infraestructuras de uso público, e inutilizado los filtros verdes. El pasado 14 de octubre, tras la finalización de las obras de emergencia para su restauración, el espacio volvió a abrir sus puertas al público y recuperando su función.

En cuanto a las playas afectadas, aunque la situación ha mejorado tras  la retirada casi al completo de los residuos más voluminosos y de las grandes acumulaciones de residuos orgánicos – principalmente cañas- aún persisten plásticos fragmentados y restos en la zona intermareal y las primeras dunas, donde materiales de todo tipo, incluyendo poliestireno expandido, muy difícil de recoger, llegan transportados por el  oleaje y el viento.  A pesar de los esfuerzos, la gran cantidad y tamaño reducido de los residuos sigue siendo un desafío en la limpieza de playas y la restauración de los ecosistemas costeros.

Otro de los efectos destacados en estos espacios naturales protegidos a causa del cambio climático y el arrastre producido por los efectos de la dana es la expansión de especies exóticas invasoras como la bardana (Xanthium strumarium) y el ricino, que podrían proliferar aún más con la llegada de las lluvias.

Impacto sobre la Avifauna en l’Albufera

En l´Albufera de Valencia la reproducción del zampullín chico se redujo a la mitad, el somormujo lavanco no crió, el pato colorado pasó de 35 a 22 parejas y el porrón europeo solo concentró 7 parejas, el peor dato de la década. El calamón cayó un 34% y la focha común un 38,9%.

Zampullín común ©Jausa-shutterstock

Para las aves acuáticas nidificantes de l’Albufera, la reducción drástica de la disponibilidad de hábitat de calidad generada al quedar inoperativo el Tancat de la Pipa durante la primavera-verano de 2025, condicionó la reproducción del zampullín chico, que pasó de concentrar alrededor del 80% de sus parejas en reservas en 2024, a solo el 44 % en 2025, con un desplome en la Pipa (de 14 parejas en 2024 a 1 en 2025). El somormujo lavanco dejó de reproducirse en esta reserva (5 parejas en 2024) y se desplazó a laguna y matas.

Esta pérdida de hábitat en la Pipa explica también el mínimo valor alcanzado por el pato colorado, con tan sólo 22 parejas en 2025 (35 en 2024) en toda l’Albufera. El resultado para el porrón europeo, con 7 parejas contabilizadas en 2025 fue el peor dato de la década. Esta especie también se resintió de la falta de hábitat en la Pipa.

En el grupo de rálidos, los recortes fueron severos entre 2025 y 2024, y se asociaron igualmente al secado de la Pipa tras la dana: el calamón cayó un 34% (de 100 a 66 parejas) y la focha común un 38,9% (de 54 a 33), en un contexto en el que esta reserva llega a albergar en promedio el 44% (y hasta el 63%) de las parejas reproductoras de focha del parque natural.

En suma, la inoperatividad del Tancat de la Pipa  afectó de forma negativa a especies dependientes de aguas transparentes y vegetación sumergida, provocando pérdidas locales de individuos reproductores, mínimos históricos y desplazamientos hacia hábitats subóptimos.

En la comunidad de aves acuáticas invernantes  del Parque Natural de l’Albufera se registró un cambio en su distribución tras la inundación: a finales de noviembre las anátidas se desplazaron masivamente desde las zonas de reserva de la laguna hacia los arrozales del sur del parque natural. De los cerca de  20.000 individuos habituales quedaron unos 3.000, mientras que en los arrozales aumentaron hasta los 10.000, cifra inusual.  La cifra total de anátidas en noviembre del año 2024 fue de 22.000 individuos, situándose por debajo del promedio de los últimos años (29.000 aves).  A medida que avanzó el invierno, los números de anátidas invernantes se fueron normalizando y en diciembre el conjunto de anátidas se situó ligeramente por debajo de la media quinquenal (24.000 vs 29.000), con descensos en algunas especies que no fueron atribuidos a la dana. A finales de enero de 2025 fueron contabilizadas 28.000 anátidas, cifra que confirmó estabilidad general.

Alegaciones al nuevo Plan Rector de Uso y Gestión de l´Albufera

En el humedal de l´Albufera persisten desafíos estructurales y de gobernanza que han contribuido a su deterioro a lo largo de los años, y la dana ha supuesto un nuevo golpe. En el marco de las alegaciones al nuevo Plan Rector de Uso y Gestión (PORN) hemos planteado una serie de medidas clave que deben ser adoptadas de manera urgente para asegurar la salud ecológica a largo plazo. Estas medidas incluyen:

  1. Garantizar caudales y calidad del agua: el nuevo PORN debe asegurar el aporte adecuado de agua, con un control estricto sobre la calidad del agua que llega al humedal.
  2. Sincronización de la inundación agrícola con la fauna: abogamos por el cultivo de arroz con criterios ecológicos que favorezcan la sincronización entre la inundación de los arrozales y la reproducción de las aves acuáticas,
  3. Restauración ecológica y humedales renaturalizados: promovemos la ampliación de áreas renaturalizadas como “filtros verdes”, fundamentales para recuperar la funcionalidad ecológica del humedal.
  4. Fortalecimiento de la gobernanza y la participación social: es necesario que el PORN integre mecanismos de gobernanza participativa que incluyan a todos los actores involucrados en la gestión de l’Albufera. .
  5. Uso público sostenible y sensibilización: destacamos la importancia de concienciar a la ciudadanía sobre la relevancia de l’Albufera a través de actividades educativas, interpretativas y de sensibilización que fortalezcan el compromiso social con la conservación del humedal.

Retirada de «Basuraleza»

Hasta marzo de 2025 hemos movilizado a 306 voluntarios que lograron retirar cerca de 43TM de residuos dentro del Parque Natural de l’Albufera.

Y desde septiembre, a través del proyecto Libera, se han organizado jornadas de voluntariado bajo la campaña «1m² por la dana», enfocadas a la retirada de residuos en espacios naturales afectados por la tormenta. Hasta la fecha, se han llevado a cabo 14 jornadas en diversas localizaciones, como el Parque Natural de l’Albufera, el Parque Natural Turia y en el municipio de Chiva. A pesar de los esfuerzos, el desafío sigue siendo colosal.

Residuos tras la dana _SEOBirdLife

Soluciones estructurales

Las medidas deben pivotar sobre la recuperación del territorio fluvial, incluyendo la liberación de suelo tras la actualización de la cartografía de zonas inundables de acuerdo a los escenarios que dibuja el cambio climático, y soluciones basadas en la naturaleza.

Todas estas actuaciones pueden ayudar a mejorar la situación de los espacios naturales protegidos y de las personas y especies que habitan en ellos. Pero como apuntábamos el año pasado en el informe15 Medidas de Adaptación para hacer frente a los fenómenos meteorológicos extremos acentuados por el Cambio Climático” hay que priorizar soluciones estructurales que pasan por conocer y reconocer los ciclos de la naturaleza a través de la restauración del régimen de caudales, la restauración y recuperación del territorio fluvial –con lo que significa en mate

Recapiti
Prensa SEO/BirdLife