Luisito Bravo canta en la televisión esta noche - Radio Gladys Palmera

Por fin, ya era hora de que lo invitaran a la televisión. Por eso hay tanta muchachada en la puerta de la CMQ, aquí en La Rampa habanera, esperando ver salir de los estudios al ídolo juvenil Luis Bravo Pujals, Luisito Bravo, que actuará en uno de los espacios de más audiencia: “El Casino de la Alegría”, todos los miércoles, a las 8:30 de la noche.

Por este programa han pasado estrellas de tanto renombre como la francesa Edith Piaf, así que esa estela de luz puede iluminar a Luis, representante de un ritmo nuevo, uno que escandaliza a ciertos sectores conservadores, que no entienden la cadencia vocal, lo que califican de estridencia, y piensan que los movimientos de sus intérpretes rozan lo obsceno. Es el rock and roll, que invade al mundo. Por eso Luisito se ha montado en esa nave tan ágil y canta:

Oh, Cupido ¿yo qué voy a hacer? / No sé contigo lo que voy a hacer.
Cuántas flechas me has tirado tú, / de esas que no me han llegado bien.
Hey, hey, mira tú, / ni una flecha has tirado bien.
Tiraste tan de prisa que has tirado mal,
te has equivocado y ella ni se enteró. // En cambio, has dañado tú
mi pobre corazón, que solo pide su amor.

Luisito Bravo se atreve. Al fin y al cabo, la vida es una sola. Él sabe que los jóvenes le quieren. Por eso desdeña noticias como esta: “Luis Hernández de Hita dirige en el Canal 10 un concurso diario de media hora titulado “El Club del Rock and Roll”, que refleja y aprovecha el impacto que ha causado en la juventud dicho baile norteamericano. El Ministerio de Comunicaciones emite una disposición censurando determinados movimientos de los bailadores al considerar que atentan contra la moral y buenas costumbres”.

Siempre ha sido así, y seguirá ocurriendo. Lo nuevo asombra y asusta. En unos años un nuevo gobierno impondrá unas normas delirantes y excluyentes, y el género será considerado “música del enemigo”. Y se desatará la censura y la persecución, cuando el líder que tomará el poder hable de la gente joven en estos términos: “Algunos de ellos con una guitarrita en actitudes “elvispreslianas”, y que han llevado su libertinaje a extremos de querer ir a algunos sitios de concurrencia pública a organizar sus shows feminoides, por la libre”.

Pero Luis Bravo ha escogido ese camino y hoy cantará algunos de sus temas que ya son éxitos, como esta versión, que había arrasado en los Estados Unidos y en Europa, una canción tierna, una pequeña súplica para que la amada recostara su cabeza en su hombro:

Dime cuánto me quieres, / tómame en tus brazos.
Bésame hasta que sienta / todo tu amor.
Muéstrame ya tus labios / que son de color rosa
que son lindos y tiernos, y que son para mí.

Con respeto y temeridad las hacía suyas, y sus seguidores se lo agradecían, porque las convertía en algo cercano y comprensible. Temas de Paul Anka, Nat King Cole o el mismísimo Elvis Presley, y también canciones del argentino Luis Aguilé y del cubano Frank Domínguez, o este tema movidísimo que ya había grabado hasta el mismo Pedro Vargas, “El Tenor de Las Américas”, compuesta por Julio Gutiérrez, que dice:

Un poquito de tu amor. // Un poquito nada más.
Una mirada de tus ojos, / tan solo quiero decir.
Un poquito de tu amor, / un poquito nada más
Una mirada de tus ojos, / tan solo quiero decir.

Esta noche, con su guitarra y back ground, cantará algunas de ellas y posiblemente alguna de su propia cosecha, como Tú no me quieres, El turista, A veces y Un joven sin amor. Ha nacido en 1942 en Palma Soriano, en el Oriente del país. Allí se dio a conocer como solista de Los Rítmicos, un grupo que interpretaba música cubana, mexicana y argentina. Dice una nota que le recuerda bien: “Llegó a La Habana en 1959, y poco después ya era un ídolo entre los adolescentes amantes del rock and roll”.

Otros datos aportan mucho a su brevísima biografía: “En los estudios de Radio Salas, en San Rafael y Consulado, grabó varios números y comenzó a cantar en el Cabaret Nacional de Prado. Luego fue contratado por la discográfica Velvet, con la cual grabó dos LP: Luis Bravo y Tus Canciones, acompañado por la Orquesta Eddy Gaytán, y más de una decena de 45 RPM”.

Hoy, en la televisión, hará un sincero homenaje a un grande que pasó por La Habana, y que había lanzado joyas como esta, de la que Luis canta esta versión:

Mona Lisa, Mona Lisa así es tu nombre, / por tu modo tan extraño de querer,
Es por eso que te di sin que te nombren, / tu conquista tan extraña es de esperar.
Todos los hombres de la tierra te querían, / y tentados por tu amor querían tener /
tu amor, tu sonrisa y tus besos, / tan sentidos, y tan tiernos.
Todo el mundo te quería Mona Lisa,
y no tengo nada tuyo ¿qué he de hacer?

Para 1961 Luisito Bravo, sonriente y joven, guitarra en mano, con una expresión entre desolada y feliz, o de sano asombro, ya habrá vendido 500 mil copias. Por eso obtendrá 3 discos de oro, cuando la isla de Cuba es habitada solamente por seis millones de cubanos.

Pero el rechazo al camino que había elegido fue demasiado, y en el año 1962 se irá a Venezuela y luego a Miami, donde vivirá hasta su fallecimiento, pobre y todavía joven. Pero nada ni nadie puede borrar su paso por la tierra, su tierra. Su hechizo llegó a quienes tenían entonces su misma edad, y a otros, más pequeños o más viejos, que recuerdan su variado repertorio: Elenita (One Way Ticket) y Oh Carol, ambas de Neil Sedaka); Pon tu cabeza en mi hombro (Put Your Head in My Shoulder), de Paul Anka; y Tiernamente (Torna Sorrento).

Dicen que su muerte fue “por cirrosis hepática, causada por el exceso de bebidas alcohólicas, en la que aparentemente se refugió decepcionado, luego haber sido en Cuba un ídolo casi adolescente”.

Los abuelos y padres de hoy, cuando cierran los ojos, ven a un jovencito son su guitarra al hombro. Les cuesta olvidar, y probablemente no puedan hacerlo, uno de sus temas más conmovedores, El fantasma del circo, versión en español del éxito Look for Star:

Esta historia comienza en un circo / lleno solo de felicidad
donde chicos y grandes olvidan / la realidad.
Los payasos a todos gustaban / las modelos eran dignas de ver,
mas, el acto más bello era solo / una mujer.
A una sola pendiente subía / al cielo queriendo llegar,
y una noche, que en lo alto reía / la muerte la vino a llevar.
En la pista quedó para siempre / nadie pudo su muerte entender.
Mas, a todos persigue el recuerdo / de esa mujer.