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S.O.S. para la iglesia de El Salvador de Murillo de Gállego (Zaragoza)
Dominando el caserío, en una de las partes más altas de la loma delimitada por los barrancos de Varella y de Buera, se alza imponente la iglesia de El Salvador de Murillo de Gállego (Galliguera – Zaragoza). La iglesia, consagrada en el año 1110, es uno de los ejemplos románicos más monumentales y relevantes conservados en la provincia de Zaragoza. Es obra toda ella de sillar y su estructura obedece a la característica planta basilical de tres naves rematadas en ábsides semicirculares.
Es precisamente en la zona de la cabecera, construida entre finales del siglo XI y principios del XII, tanto en el interior como en el exterior, donde se conservan una buena serie de capiteles figurados de alto interés artístico e iconográfico. Además, en el alero, se conservan varios grupos de canecillos decorados con diferentes motivos, tanto geométricos como figurados.
Hace unos días, desde la asociación cultural “Amigos del Patrimonio de Murillo Sagrado Corazón”, nos llegaba la preocupante noticia de que, tras el minucioso análisis geológico realizado por los geólogos Andrés Pocovi, Antonio Casas y Teresa Román, el edificio se encuentra en peligro debido a la desviación de la vertical de los elementos estructurales de la mitad sur. Entre los diversos daños apreciados por los especialistas el monumento presenta diversas grietas, filtraciones, humedades, crecimiento de vegetación, etc. que no sólo están deteriorando los elementos esculturales, si no que están poniendo en peligro la propia integridad del edificio.
Bien es cierto que a lo largo de las últimas décadas han sido varios los trabajos de reparación, reconstrucción y restauración que se han acometido sobre el edificio, pero después de este nuevo análisis, se hace evidente que el inmueble requiere de una intervención urgente para preservarlo.
No cabe duda de que el valor de una iglesia excede lo meramente físico y material. Forma parte de la memoria colectiva de la gente, en tanto en cuanto se trata de un lugar protagonista que ha regido (y rige), marcado e influido la vida de las personas. En este sentido, se trata de un símbolo cultural, identitario y característico de una forma de vivir, de hacer y de sentir. Monumento alrededor del cual se han desarrollado las tradiciones, fiestas y acontecimientos más importantes de la localidad. Sitio significativo en el que, entre otras cosas, los habitantes fueron bautizados, se casaron y vieron a sus seres queridos por última vez. Se hace evidente la perentoria necesidad de actuar sobre ella con el objetivo de preservarla, mantenerla y conservarla.
En primer lugar, por su valor cultural y artístico. En segundo lugar, por su valor social. En tercer lugar, para que la puedan disfrutar las siguientes generaciones. Y, por último, para mantener vivo el símbolo de la memoria de un colectivo y para que ella misma (la iglesia) siga formando parte de los recuerdos de la gente de la población.
Emilio Jesús Díaz García
Imágenes: Andrés Pocovi, Antonio Casas y Teresa Román
