Aprovecho las vacaciones para sumergirme —literalmente— y seguir descubriendo ese mundo fascinante que vive bajo el mar.
Se estima que conocemos menos del 10% de las profundidades marinas y cada inmersión es una lección de humildad, paciencia y respeto por la vida.
Observar cómo todo está conectado allí abajo me recuerda que nuestro planeta también funciona así:
– Lo que hacemos en la superficie afecta a lo que ocurre en las profundidades… – Y viceversa.
Entender mejor este equilibrio me ayuda a seguir aportando más a la sociedad, no solo como amante del mar, sino como alguien comprometida con cuidarlo y protegerlo a través de Fundación Ecomar
Porque aprender no es solo leer o escuchar; a veces es ponerse las gafas, sumergirse y dejar que el mar te cuente su historia. 🌎💙