Por: Inés Dinamarca Funes
Desde pequeños aprendimos que leer y escribir son habilidades esenciales para nuestro desarrollo. Para algunos fue un proceso sencillo; para otros, un desafío lleno de frustraciones y pequeños logros.
Aun así, en esos primeros intentos, nuestro cerebro ya comenzaba a abrir caminos hacia el conocimiento.
Recuerdo cuando tenía cinco años y mi madre pasaba las tardes conmigo, enseñándome a leer el mismo cuento que antes solía leerme ella. Aquellos momentos fueron intensos: me esforzaba por comprender el significado de cada palabra, enfrentándome a un nuevo mundo que hasta entonces solo había disfrutado como oyente.
En esa etapa de la vida no somos conscientes de todo lo que el aprendizaje provoca en nosotros. Sin embargo, detrás de cada letra descifrada y cada palabra comprendida, nuestro cerebro está construyendo nuevas rutas hacia el pensamiento y la comprensión del mundo.
La lectura como ejercicio mental
Para entender este proceso, es útil mirar hacia la neurociencia. La neuroplasticidad, también conocida como plasticidad cerebral, es la capacidad del cerebro para reorganizarse y formar nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida. En otras palabras, el cerebro no es estático: cambia, se adapta y aprende constantemente.
Cada vez que leemos, estimulamos nuestro sistema nervioso, fortalecemos las conexiones neuronales, mejoramos la memoria y aumentamos la concentración.
Como explica Positive Psychology, “la neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para reorganizarse mediante la formación de nuevas conexiones neuronales, lo que permite el aprendizaje y la adaptación”. Comprender y aprovechar esta capacidad puede mejorar la salud mental, la recuperación de lesiones y, sobre todo, favorecer nuestro crecimiento personal.
Leer, entonces, no solo nos brinda placer y conocimiento: también es un acto de autocuidado. Cada historia que exploramos, cada palabra que incorporamos y cada texto que comprendemos nos transforma un poco más.
El cerebro nunca deja de aprender
El filósofo Shad Helmstetter, en su obra The Power of Neuroplasticity, afirma que el cerebro está diseñado para cambiar a lo largo de toda la vida.
Esta idea cobra sentido cuando pienso en mi propia experiencia al aprender inglés de adulta. No solo estaba adquiriendo un idioma nuevo: también estaba fortaleciendo mis neuronas.
Superar los miedos —el “no puedo”, el “ya es tarde para mí”— fue un proceso desafiante, pero gratificante. Con cada avance, notaba que no solo aprendía palabras, sino que mi mente se volvía más flexible, más curiosa.
Como señala Helmstetter: “En este preciso instante, estás creando la persona en la que te convertirás mañana, y estás integrando físicamente a esa persona en tu cerebro.”
Cada decisión que tomamos, cada reto que enfrentamos y cada meta que alcanzamos modelan nuestro cerebro y, con él, nuestra personalidad. Aprender, en cualquier etapa de la vida, es un acto profundamente transformador.
Leer en tiempos digitales
Gracias a los avances en neurociencia, hoy entendemos mejor cómo la lectura moldea la mente. La neurocientífica Marianne Wolf ha demostrado cómo la lectura profunda —esa que requiere concentración y empatía— fortalece el pensamiento crítico y la comprensión emocional.
Sin embargo, en la era digital, corremos el riesgo de perder esa profundidad. Las lecturas rápidas en pantallas, los textos fragmentados y la sobreexposición a la información nos alejan del placer de leer con atención.
Leer en profundidad implica detenerse, reflexionar, construir una mirada propia.
Es el tipo de lectura que realmente deja huella.
Porque después de todo, como dijo Mario Vargas Llosa:
“Lo más importante que me ha pasado en la vida ha sido aprender a leer.”
En síntesis
Leer no es solo una actividad intelectual; es un proceso de crecimiento interno.
Cada libro, cada palabra y cada historia que nos emociona o desafía nos invita a expandir nuestra mente y fortalecer nuestra salud mental.
La lectura, en definitiva, es una forma de cuidar nuestro cerebro, de mantenerlo vivo y creativo.
Y sobre todo, es una forma de seguir creciendo, a cualquier edad.
En Autografía creemos que cada lectura deja una huella en quien la vive.
Te invitamos a descubrir las obras de nuestros autores: historias que inspiran, despiertan la curiosidad y acompañan el viaje interior de cada lector.
Porque cada libro que eliges leer es también una forma de seguir transformándose.