Entre sombras y almas: orígenes y tradiciones del Día de los Muertos y Halloween
El 31 de octubre marca una de las celebraciones más extendidas y simbólicas del calendario: Halloween, también conocido como la víspera de Todos los Santos. Su origen se remonta al Samhain celta, una festividad pagana que marcaba el final de la cosecha y el inicio del invierno, periodo en el que, según la tradición, el mundo de los vivos y el de los muertos quedaban conectados. El Samhain fue asimilado por la Iglesia cristiana durante la Edad Media al establecer el Día de Todos los Santos (1 de noviembre) y el Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre), configurando un ciclo de conmemoraciones dedicadas a la memoria de los antepasados.
Con el paso de los siglos, la fiesta celta evolucionó en distintas direcciones. En Irlanda y Escocia, las hogueras para ahuyentar los malos espíritus dieron paso a las calabazas iluminadas (jack-o’-lanterns) y a los disfraces, símbolos de un intento de confundir a los espíritus errantes. Cuando los inmigrantes irlandeses llevaron sus costumbres a Estados Unidos en el siglo XIX, la festividad se transformó en una celebración popular con elementos lúdicos y comerciales, combinando las raíces paganas con el espíritu festivo moderno.
Pero más allá de su vertiente anglosajona, la noche del 31 de octubre y los días siguientes son también una ocasión de recogimiento y memoria en muchas culturas del mundo. En España, el Día de Todos los Santos continúa siendo una jornada de tradición familiar y espiritual: se visitan los cementerios, se adornan las tumbas y se degustan dulces típicos como los buñuelos de viento o los huesos de santo. En México, por su parte, el Día de Muertos constituye una de las expresiones más vibrantes del sincretismo cultural: altares con flores de cempasúchil, velas y fotografías honran a los difuntos en una colorida comunión entre la vida y la muerte.
En Asia oriental, festividades como el Obon japonés o el Chuseok coreano también expresan esa conexión con los ancestros. En todos los casos, la constante es la misma: la certeza de que la memoria mantiene vivos a los que se fueron.
Este diálogo entre culturas también se manifiesta en las instituciones culturales, que reinterpretan estas tradiciones con creatividad y reflexión. En Cataluña, el Museu Romàntic Can Papiol (Vilanova i la Geltrú) propone la visita temática “¿Tú crees? Can Papiol entre supersticiones y creencias” (viernes, 24 de octubre a las 18 h, en catalán, 7 €), un recorrido por las supersticiones, el espiritismo y el culto a la muerte en el siglo XIX, ofreciendo una mirada histórica sobre los miedos y creencias de la época romántica.
En Madrid, Casa de América acogerá el 29 de octubre la conversación “Tláloc: agua y tierra, vida y muerte en el pensamiento indígena americano”, con la participación de María Elena Ruiz Gallut (UNAM) y Carlos Santamarina Novillo (UCM). Este diálogo, dedicado al dios mesoamericano del agua, explorará el simbolismo funerario y la interculturalidad entre las tradiciones europeas y americanas.
Así, entre ritos antiguos y celebraciones modernas, el otoño vuelve a recordarnos que las culturas, pese a sus diferencias, comparten un mismo misterio: la necesidad de entender y honrar la frontera entre la vida y la muerte.