Con un incendiario discurso dirigido directamente a Donald Trump, Zohran Mamdani ha logrado hacerse con la alcaldía de Nueva York: “(…) Donald Trump, ya que sé que estás viendo esto (…): sube el volumen. Haremos rendir cuentas a los malos propietarios, porque los Donald Trump de nuestra ciudad se han acostumbrado demasiado a aprovecharse de sus inquilinos. Pondremos fin a la cultura de corrupción que ha permitido a multimillonarios como Trump evadir impuestos y beneficiarse de exenciones fiscales. Nos alinearemos con los sindicatos y ampliaremos las protecciones laborales, porque sabemos –al igual que Donald Trump– que cuando los trabajadores tienen derechos inquebrantables, los jefes que buscan explotarlos se vuelven muy pequeños. Nueva York seguirá siendo una ciudad de inmigrantes: construida por inmigrantes, impulsada por inmigrantes y, desde esta noche, dirigida por un inmigrante. Así que escúcheme, presidente Trump, cuando le digo esto: para llegar a cualquiera de nosotros, tendrá que pasar por encima de todos nosotros. (…)”
Mamdani deberá enfrentarse tanto a las amenazas de Trump como a los desafíos inherentes a la gestión de una ciudad tan compleja como Nueva York.
El pasado martes 4 de noviembre, los neoyorquinos acudieron a las urnas para elegir a su próximo alcalde. Muchos analistas interpretaron estos comicios como un indicador del clima político previo a las elecciones de medio mandato del año que viene, lo que derivó en una contienda marcada por fuertes debates y un notable aumento del voto anticipado en los cinco distritos.
Las primarias, celebradas en junio de 2025, definieron los principales contendientes a la alcaldía: Zohran Mamdani como candidato Demócrata, Andrew Cuomo –exgobernador del estado– que finalmente se presentó como independiente y Curtis Sliwa por el Partido Republicano.
En aquellas primarias, Mamdani demostró su capacidad de organización y su habilidad para movilizar votantes al imponerse a Cuomo dentro del Partido Demócrata. Su éxito se debió a varios factores, entre ellos una estrategia basada en registrar nuevos votantes: en los 14 días previos a la fecha límite de inscripción, más de 37.000 personas se registraron para votar, frente a las apenas 3.000 que lo hicieron en el mismo periodo de 2021. La mayoría de estos nuevos votantes eran jóvenes, atraídos por una campaña dinámica y un uso inteligente de las redes sociales.
Para las elecciones municipales, Mamdani centró su mensaje en los problemas concretos de la ciudad y en la necesidad de escuchar más a los votantes descontentos con el sistema, incluidos muchos simpatizantes de Trump. También demostró que las promesas políticas extensas y los programas excesivamente detallados no siempre son efectivos: sus seguidores podían corear junto a él sus principales propuestas, sencillas y contundentes. De este modo, Mamdani se ha convertido en el alcalde más joven de Nueva York desde 1892, además de ser el primero nacido en África, con ascendencia india y de religión musulmana.
Además, estas elecciones han destacado por un nivel de movilización excepcional, alcanzando cifras que no se registraban desde hacía más de medio siglo. Más de dos millones de neoyorquinos acudieron a las urnas, casi el doble de los 1,1 millones que votaron en los comicios de hace cuatro años. En varios distritos de Brooklyn, Queens y Manhattan, la participación se aproximó incluso a los niveles habituales de unas elecciones presidenciales.
Mamdani se impuso en cuatro de los cinco distritos de la ciudad. Su mejor desempeño se registró en Brooklyn –considerado su bastión– con un 57% de los votos, seguido de Manhattan y el Bronx, donde también superó el 50%. La única excepción fue Staten Island, donde Cuomo obtuvo un 55% y mantuvo su ventaja en un territorio tradicionalmente republicano.
Una particularidad de esta contienda fue la presencia de dos Demócratas en la papeleta electoral. Esto explica que Mamdani recibiera únicamente el 60% de los votos de quienes habían apoyado a Kamala Harris en las presidenciales de 2024, mientras que un 36% optó por Cuomo. Por su parte, los votantes de Donald Trump en 2024 se repartieron casi a partes iguales entre Curtis Sliwa, el candidato Republicano y Cuomo. Trump de hecho, expresó públicamente su apoyo a este último y llegó a amenazar con suspender la financiación federal en caso de que Mamdani resultara elegido alcalde.
Asimismo, el electorado joven resultó decisivo: Mamdani obtuvo cerca del 62% de los votos entre los menores de 30 años y más de la mitad entre los de 30 a 44, mientras que apenas alcanzó el 29% entre los mayores de 65. También se observó una ligera inclinación masculina en su apoyo, el 51% de los hombres votó por él, frente al 37% de las mujeres. En términos étnicos, Mamdani ganó en todos los grupos salvo entre los votantes blancos: alrededor del 59% de los votantes asiáticos declararon su intención de apoyarlo, junto con el 48% de los votantes negros y el 45% de los hispanos. Cuomo, en cambio, prevaleció entre los votantes blancos, con un 45% frente al 37% de Mamdani. Por nivel de ingresos, el 44% de los neoyorquinos con rentas inferiores a 50.000 dólares votó por Mamdani, frente al 36% de los de ingresos medios y el 48% de quienes ganan más de 100.000 dólares anuales.
En cuanto a sus propuestas, su página web refleja de nuevo su gran habilidad comunicativa: presenta propuestas breves, acompañadas de vídeos en los que aparece él mismo en las calles de Nueva York, e incluye links directos a sus publicaciones en redes sociales como Instagram.
Aunque la victoria de Mamdani no marque necesariamente el rumbo político del país, ha reactivado el debate sobre cómo comunicar y movilizar al electorado en una era en la que las redes sociales desplazan a los medios tradicionales.
Entre sus principales medidas destacan la creación de un servicio gratuito de autobuses en toda la ciudad; la congelación de los alquileres, una mayor supervisión de los propietarios negligentes y la triplicación de la vivienda construida con precios estabilizados; la creación de una red municipal de supermercados asequibles; y un programa de cuidado infantil universal para niños de entre seis semanas y cinco años. En el ámbito fiscal, propone elevar el impuesto de sociedades al 11,5%, igualándolo con el máximo de Nueva Jersey (frente al 7,25% actual en Nueva York) e introducir un gravamen adicional del 2% sobre las rentas superiores al millón de dólares anuales. También plantea incrementar progresivamente el salario mínimo hasta alcanzar los 30 dólares por hora en 2030. Mamdani se muestra asimismo partidario de reforzar el apoyo a las pequeñas y medianas empresas, con el objetivo de simplificar la creación y gestión de negocios. Para ello propone acelerar la concesión de licencias, digitalizar los trámites y aumentar en un 500% la financiación para el apoyo individualizado a las pequeñas empresas.
En materia internacional, Mamdani ha sido un firme defensor de Palestina y un crítico de las políticas del gobierno israelí. Como miembro de la Asamblea Estatal, impulsó una propuesta para retirar las exenciones fiscales a organizaciones benéficas de Nueva York vinculadas con asentamientos israelíes ilegales. Al mismo tiempo, ha reiterado que en Nueva York no hay lugar para el antisemitismo y ha prometido aumentar los fondos para combatir los delitos de odio.
En su plataforma digital, Mamdani dedica un apartado a criticar directamente a Donald Trump, ya que lo responsabiliza de desplegar agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos (EEUU) para separar familias, encarecer los precios mediante aranceles y amenazar servicios sociales esenciales. En respuesta, promete enfrentarse a las políticas de Trump, expulsando al ICE de todas las dependencias municipales, ampliando la asistencia legal a inmigrantes y protegiendo sus datos personales. Igualmente, plantea convertir la ciudad en un refugio para la comunidad LGBTQ+ y proteger los derechos reproductivos.
Además de la alcaldía de Nueva York, los demócratas lograron el martes pasado otras victorias significativas frente a Trump, imponiéndose en las elecciones estatales de Virginia y Nueva Jersey. En Virginia, Abigail Spanberger centró su campaña en el efecto del cierre del gobierno federal y consiguió una victoria histórica por 15 puntos, revirtiendo los avances obtenidos por Trump en 2024. En Nueva Jersey, Mikie Sherrill superó las previsiones más optimistas con un margen de 13 puntos. El respaldo de los votantes pertenecientes a minorías, especialmente los latinos, fue determinante: en Manassas Park (Virginia), la localidad con mayor población hispana del estado, el voto Demócrata aumentó 22 puntos respecto a 2024 y en Nueva Jersey, Sherrill ganó en el condado de Hudson, de mayoría latina, por un margen de 50 puntos, una mejora de 22 puntos frente al resultado obtenido por Kamala Harris. En ambos casos, el éxito Demócrata se atribuye principalmente a la impopularidad de Trump y al sentimiento generalizado de descontento entre el electorado: más del 60% de los votantes en ambos estados afirmaron sentirse “enfadados o insatisfechos” con la situación del país y tres cuartas partes de ellos apoyaron a las candidatas Demócratas.
Por otro lado, Pensilvania consolidó su mayoría Demócrata en el Tribunal Supremo estatal, al renovar el mandato de los tres jueces que buscaban la reelección y en California, los votantes aprobaron esta semana una reforma del mapa electoral que permitirá a los Demócratas ganar el control de al menos cinco distritos actualmente en manos Republicanas. Esta última medida se enmarca en el debate nacional sobre una práctica conocida como gerrymandering, que ha cobrado especial relevancia en los últimos años.
El gerrymandering consiste en modificar los límites de los distritos electorales para favorecer a un partido político o grupo determinado. En EEUU, su legalidad depende del tipo y de la jurisdicción: el gerrymandering político, que busca beneficiar a un partido, es legal en muchos estados, mientras que el gerrymandering de minorías, destinado a diluir el voto de determinadas minorías étnicas, es ilegal. No obstante, en la práctica, ambas formas suelen solaparse.
En este contexto, la reforma aprobada en California limita la posibilidad de redibujar los distritos con fines partidistas. Esta medida podría añadir hasta cinco escaños Demócratas en la Cámara de Representantes, lo que representa un importante avance para el partido de cara a las elecciones de medio mandato de 2026. Además, supone una respuesta directa al intento de Trump y los Republicanos de redibujar distritos en estados como Texas para reforzar su posición política.
En conjunto, las elecciones del martes recordaron al ciclo de 2018, cuando la alta participación y el rechazo a Trump impulsaron a los Demócratas a recuperar la Cámara de Representantes. Los Demócratas interpretan este conjunto de resultados como una posible señal de una nueva “ola azul” de cara a las elecciones de medio mandato de 2026, mientras que los Republicanos restan importancia a su efecto.
Desde 1977, las elecciones estatales en Virginia y Nueva Jersey, junto con las municipales a la alcaldía de Nueva York, han funcionado como un indicador político tras los comicios presidenciales, aunque su capacidad para anticipar tendencias nacionales ha sido desigual. En cinco ocasiones –1989, 1993, 1997, 2009 y 2017– el partido opuesto al del presidente en ejercicio se impuso en los tres territorios, lo que en algunos casos precedió a grandes giros políticos en las elecciones de medio mandato: la ola conservadora de 1994, que dio a los Republicanos el control de la Cámara de los Representantes y el Senado; otra ola Republicana en 2010, cuando sólo recuperaron la Cámara; y el regreso Demócrata a la Cámara en 2018. Sin embargo, otros ciclos mostraron una escasa correlación entre estos resultados locales y los comicios legislativos posteriores. La experiencia histórica sugiere que estos triunfos reflejan más el estado de ánimo político del momento que una tendencia sólida con vistas a las elecciones de mitad de mandato.
A pesar de que la Historia sugiere cierta cautela, el conjunto de triunfos Demócratas en la jornada electoral refleja un renovado entusiasmo respecto al año anterior. Es cierto que Mamdani pertenece al ala socialista del Partido Demócrata, una corriente minoritaria dentro de la formación, y que su victoria no puede interpretarse como un reflejo del panorama político nacional, ya que la ciudad de Nueva York cuenta con dinámicas culturales, económicas y sociales muy específicas que la distinguen del resto del país. Por otro lado, Spanberger y Sherrill presentan perfiles más moderados y pese a las diferencias ideológicas, todos los aspirantes centraron sus campañas en el coste de vida y en las preocupaciones cotidianas de los ciudadanos, además de mostrar una postura firme frente a las políticas de Donald Trump. Esta convergencia en los mensajes, unida al aumento de la participación y al clima de movilización, sugiere que el Partido Demócrata encara las elecciones de medio mandato de 2026 en una posición más sólida, reforzada también por la reforma electoral aprobada en California.
Mientras tanto, Mamdani deberá enfrentarse tanto a las amenazas de Trump como a los desafíos inherentes a la gestión de una ciudad tan compleja como Nueva York. Hace 12 años, el Demócrata Bill de Blasio llegó a la alcaldía con la promesa de reducir las desigualdades económicas y sociales, pero terminó su mandato ocho años después con una popularidad en declive y un balance mixto, limitado por las restricciones del poder municipal. Esas mismas limitaciones son ahora el principal reto que afronta Mamdani, quien ya ha recibido críticas por algunas de sus propuestas más ambiciosas: la congelación durante cuatro años de los alquileres en un millón de viviendas con renta estabilizada podría afectar a pequeños propietarios, o su plan para crear una red de supermercados municipales es cuestionado por su viabilidad logística y financiera.
Por otro lado, para Trump, la victoria de Mamdani representa una oportunidad política que ha sabido aprovechar para arremeter contra todo el Partido Demócrata. El presidente ha señalado al nuevo alcalde de Nueva York como el rostro de una oposición “radical” y, tras conocerse su triunfo, declaró que los Demócratas están tan locos como Mamdani. En sus declaraciones, ha recurrido a un discurso alarmista, advirtiendo que el ascenso de Mamdani, a quien califica de comunista, supone una amenaza directa a los valores y la prosperidad del país ya que esta victoria refleja el deseo de los demócratas de “convertir Estados Unidos en una Cuba comunista”.
Aunque la victoria de Mamdani no marque necesariamente el rumbo político del país, ha reactivado el debate sobre cómo comunicar y movilizar al electorado en una era en la que las redes sociales desplazan a los medios tradicionales. En cualquier caso, el triunfo de Mamdani –sumado a las recientes victorias demócratas en Virginia, Nueva Jersey y otros estados clave– representa un impulso para el Partido Demócrata y refuerza el optimismo ante las próximas elecciones de medio mandato.