noviembre 22, 2025
Por Ferran Garcés
La muestra más temprana del talento artístico de Gaudí es un par de dibujos realizados ahora hace ciento cincuenta y ocho años. El trascendente, pero desapercibido momento tuvo lugar alrededor de un 22 de noviembre de 1867, día en que tres amigos publican una revista escolar. Entonces, el futuro arquitecto tenia 15 años. En el primer número vemos un sello en forma de cabeza de mujer que se atribuye a Gaudí, aunque sin suficiente documentación. El segundo dibujo apareció no mucho de tiempo después, el 2 de diciembre de aquel mismo año, y, en este caso, si se considera, sin lugar a dudas, que el autor fue Gaudí. Tan interesante como el valor de las imágenes es su trasfondo social porque representan el testimonio más antiguo de la vida privada del futuro arquitecto, así como el primer ejemplo de uno de los rasgos de su personalidad más famosos: la timidez.
Una revista escolar y teatro de aficionados (1867-1868)
Gaudí se trasladó a Barcelona el otoño de 1868. El año anterior, era uno de los alumnos de la Escuela Pía de Reus. Allí había hecho amistad con Josep Ribera y Eduard Toda. El primero llegaría a ser un prestigioso cirujano y el segundo una figura fascinante injustamente olvidada hoy en día, pero, para no desviarnos del tema que nos ocupa hoy, diremos solo que fue diplomático, egiptólogo e historiador. También fue un prolífico escritor y, a diferencia de Gaudí, que rechazaba las fotografías y la prensa, Toda colaboró en multitud de publicaciones. Gracias a su testimonio, conocemos algunos detalles de la juventud de Gaudí. Dejemos, pues, que él mismo nos hable de ella.
“Mientras estudiábamos el bachillerato […], publicamos Ribera, Gaudí y yo, durante 1867 y 1868, una revista semanal, toda ella escrita a mano (nada de imprenta) cuyo título era ‘El Arlequín’, siendo dos cuartos el precio del ejemplar. Guardo una colección completa, probablemente la única, la cual pasará con tantos otros papeles míos al archivo de Barcelona en la Casa de la Ardiaca. En los únicos doce números que publicamos, Gaudí no escribió nunca: era el autor de los dibujos con que pretendíamos ilustrar la publicación. / Gaudí seguía nuestra vida de chicos. Nos reunimos un grupo de entusiastas del teatro y formamos una compañía de aficionados que actuábamos en los corrales, almacenes, desvanes, allí donde podíamos de nuestras casas, y de donde, francamente, solían echarnos muy pronto por las molestias que causábamos. Gaudí seguía nuestro grupo como pintor de las decoraciones, eran de papel de periódico. Nunca hizo de actor” (1)
Para ser más exactos, la revista, titulada El Arlequín, se desarrolló en dos etapas. La primera, formada por nueve números semanales, se publicó entre el 22 de noviembre de 1867 y el 31 de enero de 1868. Esta serie llevaba el subtítulo “periódico serio-burlesco”. Los textos tenían un tono lúdico y cultural, a menudo acompañados de poemas románticos o humorísticos.
La segunda etapa apareció después de la Revolución de Septiembre. Conocida también como “La Gloriosa”, supuso el destronamiento y el exilio de la reina Isabel II de Borbón y el inicio del período llamado Sexenio Democrático (2). En este período, la revista solo incluyó tres números, editados entre octubre y diciembre de 1868, pero esta vez sin la participación de Gaudí, quien, justamente entonces, se había trasladado a Barcelona. En este período, “El Arlequín” cambió radicalmente y los contenidos se politizaron con una línea anticlerical y antiborbónica. El subtítulo también se transformó, pasando a decirse: “periódico del matiz que le da la gana”.
A continuación mostraremos las dos portadas realizadas por Gaudí antes de la Revolución de Septiembre (para ver los ejemplares completos, véase: Simurg. Fondos digitalizados del CSIC. Los ejemplares de El Arlequín se conservan actualmente en Madrid, en la Biblioteca Tomás Navarro Tomás). La portada con la imagen de la mujer se publicó, como ya hemos dicho, el 22 de noviembre de 1867, siendo, de confirmarse su autoría, la primera muestra artística de Gaudí. La siguiente es la portada con el motivo del arlequín y se publicó el 2 de diciembre de ese mismo año.
Ni una línea, busqueda de ruinas…
De nuevo, gracias al amigo historiador de Gaudí, sabemos algo más de aquellos años de juventud. El día 21 de junio de 1936, pocas semanas antes del comienzo de la Guerra Civil Española, el diario barcelonés El Matí publicaba un “Suplemento de Homenaje a Antoni Gaudí”, con motivo del décimo aniversario de la muerte del arquitecto. La publicación incluía otra colaboración de Toda en la que el antiguo compañero de escuela y aventuras evocaba su relación juvenil con los futuros arquitecto, Gaudí, y cirujano, Ribera.
“Nuestra vida común escolar fue bastante variada. He de decir, en primer lugar, que los tres chicos éramos buenos discípulos, en opinión de los profesores […]. Pero en nuestras aficiones particulares variábamos a menudo. Mientras a Ribera y a mí nos encantaba hacer versos, o prosa que creíamos literaria, nunca vimos a Gaudí escribir ni una línea. Cuando queríamos excursionar por las bellas torrenteras y hundidos caminos de los alrededores de Reus, en busca de lugares evocadores de nuestros sentimientos románticos, Gaudí prefería mejor ir a las ruinas de los hornos romanos del camino de Morterols, al acueducto de los capellanes, a rincones, en fin, donde el arte dominara la naturaleza” (3)
Poblet: un proyecto utópico (1870)
Fruto de la pasión compartida por las excursiones históricas surgió un proyecto aún más ambicioso que la revista y las obras de teatro. Hablamos de la restauración del monasterio de Poblet, en su tiempo abandonado y en ruinas. De nuevo, Ribera y Toda asumieron la parte más visible del proyecto, y Gaudí, fiel a su carácter tímido, se reservó la parte arquitectónica y los dibujos del plano del recinto y su escudo. El proyecto, por diversas razones, nunca salió adelante. No obstante, conservamos las siguientes ilustraciones, que figuran en el manuscrito escrito por Eduardo Toda, “Poblet, datos y apuntes”, con fecha del 26-VII-1870,
Plano del Monasterio de Poblet, Gaudí. Aparece en el manuscrito de Eduardo Toda, “Poblet, datos y apuntes”, datado el 26-VII-1870.
Escudo del abat Miquel Cuyàs, del Monasterio de Poblet. Aparece en el manuscrito de Eduardo Toda, “Poblet, datos y apuntes”, datado el 26-VII-1870
Poco después, los tres amigos de instituto se separaron a causa de sus diferentes carreras profesionales. A pesar de ello, los tres intercambiaron correspondencia durante años. Al final, solo Toda, cuando ya sobrepasaba los ochenta años y sus amigos habían muerto, contribuyó a la restauración del Monasterio de Santa María de Poblet. En otro artículo hablaremos más en detalle de su relación con Gaudí, así como la relación de Poblet con Torre Bellesguard, que resulta mucho más sorprendente de lo que podría pensarse. Ahora, a modo de cierre, recogeremos una pequeña reflexión sobre la personalidad de Gaudí.
Un genio tímido, de joven y de mayor
En el año 2002, con motivo del Año Gaudí celebrado entonces, Ana María Férrin, autora de dos biografías del arquitecto, escribió un artículo en exclusiva para la revista Historia 16. El tema del artículo era la pasión que Gaudí sentía por la música y, en especial, por el canto gregoriano y polifónico. Nosotros, por cierto, también hemos abordado este tema en varios artículos (4), pero ahora solo queremos rescatar un párrafo de Ana María Férrin, donde la autora explica uno de los principales rasgos de la personalidad del futuro arquitecto: su timidez, ya bien patente en los tiempos de aquellos primeros dibujos y años como aficionado al teatro.
Para entender mejor este párrafo, aclararemos la última frase. Una vez en Barcelona, Gaudí se convirtió en un gran aficionado a la música religiosa, pero no solo como oyente sino, sobre todo, como participante. Por esta razón, más que teatros, de mayor, el arquitecto buscaba lugares donde poder cantar la misa. Uno de ellos era San Felipe Neri, la iglesia a la que iba el día que fue atropellado, siguiendo una rutina de años. A Gaudí, siempre buen caminante, no le importaba atravesar la ciudad hasta ella porque allí le esperaban varios atractivos como encontrarse con gente conocida y el placer de evadirse en medio del conjunto de cantores.
“La música polifónica estaba hecha a la medida del tímido Gaudí: participar, pero confundido entre la comunidad, una práctica ejercida desde sus tiempos escolares; dibujar los decorados de una obra de teatro, pegarlos en un cañizo, organizar la escenografía, y observar después desde las bambalinas el protagonismo de los actores; diseñar y colaborar en la revista infantil Arlequín pero no constar en ningún crédito. Por esta característica suya, asistir a una misa cantada que se celebraba en el otro extremo de la ciudad tenía varios atractivos” (5)
Encontramos más indicios de esta timidez de Gaudí en el rechazo a ser fotografiado y las diferentes estrategias que desarrolló para no salir en primer plano, las pocas veces que se vio obligado a formar parte de una foto de grupo (véase: “Gaudí, retrato a retrato. De los 52 a los casi 74 años”). Por ejemplo, la siguiente imagen donde Gaudí se oculta en medio de sus compañeros de canto gregoriano, como ya de niño lo había hecho en las aventuras con sus primeros amigos.
Curso superior de Canto Gregorino,. Palau de la Música Catalana, junio 1916. Fuente: Palau de la Música
Notas
(1) Toda, Eduard (1929), “Calendario Josefino para 1929”, editado en: Bonet i Armengol, Lluís (2001), La mort de Gaudí i el seu ressò a la revista “El Propagador de la Devoción a San José” Editorial Claret, Barcelona, p. 239
(2) Para saber más del ambiente que se respiraba en Reus durante aquel tiempo, véase: ANGUERA, P. (2003): Reus en els anys de formació de Gaudí, Centre de Lectura de Reus, Reus.
Massó Carballido, J. (2016), “Eduard Toda i Antoni Gaudí, una amistat perdurable”, en: Massó Carballido, J., ed: Eduard Toda i Güell (1855-1941): de Reus al món, Institut Municipal de Museus, Reus, pp. 23-42.
(3) Véase una copia digital de este artículo en el siguiente enlace: Toda, Eduard (1926), “Records d’Antoni Gaudí a Reus fins l’any 1870“, El Matí, Suplement “Homenatge a Gaudí”.
En relación a las aficiones arqueológicas del joven Gaudí, véase: Massó Carballido, Jaume (2020), “Antoni Gaudí i l’arqueologia del Camp de Tarragona”, Estudis de Constantí, 36, p. 95-102
(4) Garcés, Ferran (12/06/2025), “¿Sabías qué? La música en tiempos de Gaudí: retorno al origen”, Blog Torre Bellesguard.
Garcés, Ferran (19/06/2025), “¿Sabías qué? El humor mediterráneo de Gaudí”, Blog Torre Bellesguard.
(5) Férrin, Ana María (2002), “La pasión oculta de Gaudí”, Historia 16, Madrid, p. 11