Ser madre adolescente en El Salvador: la historia de Selena y su lucha por continuar la escuela ...

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Selena*, una adolescente de El Salvador, quedó embarazada a los 14 años tras iniciar una relación desigual con un hombre de 22 al que conoció durante un partido de fútbol. Hoy lucha por continuar sus estudios y participa en actividades de Plan International 

“Yo tenía 14 años y él 22”, recuerda. “Comenzamos a salir y, a los pocos meses, estaba embarazada”. 

Embarazo adolescente en El Salvador: pobreza, violencia y falta de educación sexual 

El Salvador registra una de las tasas más altas de embarazo adolescente en América Latina. Las causas se entrelazan: pobreza, violencia sexual, falta de educación integral en sexualidad, uniones tempranas y matrimonios infantiles. Todo ello aumenta los riesgos de salud, provoca abandono escolar y genera consecuencias sociales y económicas que marcan la vida de las niñas. 

Cuando Selena descubrió que estaba embarazada, la noticia fue devastadora. “Sentí que necesitaba más tiempo… Una niña no debería quedar embarazada”, dice. Su rutina cambió por completo, especialmente en lo referente a continuar la escuela. Durante los primeros meses de su hija, asistía a clases nocturnas mientras su madre la apoyaba con el cuidado de la bebé. 

Cómo la maternidad temprana interrumpe la educación de las niñas 

“Ya no puedo hacer las cosas que hacía antes”, explica. “Cuando vuelvo de la escuela tengo que hacerle el almuerzo a mi hija. Antes hacía mis tareas al salir de clases; ahora las hago cuando ella se duerme. Ser madre adolescente ha sido difícil. Cuando se enferma, no sé qué hacer o qué tiene”. 

Selena cursa actualmente noveno grado, y vive con su madre, su padrastro y su hermano menor; pero compaginar los estudios con el cuidado de una niña pequeña es un desafío constante. A veces falta a clase porque no tiene con quién dejar a su hija. 

Aun así, ir a la escuela la hace sentir como cualquier otra adolescente. “Mis compañeros y mi profesora me tratan igual. En la escuela solo soy una chica; fuera, ya soy madre”. 

Uniones tempranas: una práctica normalizada 

En la comunidad de Selena, los matrimonios y uniones tempranas siguen siendo frecuentes. La pobreza, la violencia y el abandono hacen que muchas familias normalicen esta práctica. Las consecuencias son profundas: 

  • Las niñas asumen roles de cuidado desde muy jóvenes. 
  • Sus voces son silenciadas. 
  • Se aíslan de redes de apoyo. 
  • Se enfrentan a embarazos adolescentes y abandono escolar. 

Todo ello perpetúa un ciclo de violencia y limitación de oportunidades. 

Selena reconoce ahora que la diferencia de edad que tuvo con su pareja no era segura. En El Salvador, el Código Penal considera delito grave mantener relaciones sexuales con una menor de 15 años. Hoy ella entiende que estas leyes existen para proteger a las niñas y permitirles disfrutar su infancia. 

El apoyo de las familias y Plan International para que niñas y adolescentes recuperen su futuro 

Su madre valora el esfuerzo que Selena pone cada día. “Antes era solo la escuela y las tareas de la casa; ahora es la escuela y cuidar a su hija”. Pero las familias jóvenes no siempre cuentan con servicios esenciales que permitan a las niñas continuar con sus estudios o cuidar de su salud y la de sus bebés. 

El acceso a atención prenatal, apoyo emocional, servicios de salud mental, guarderías y formación profesional es clave para romper el ciclo que encadena a las madres adolescentes a la pobreza. 

Ahora, con 17 años, Selena participa en proyectos de Plan International que han sido fundamentales para ella. 

“He ido a reuniones donde hablamos de distintos temas. Lo que más recuerdo son los talleres sobre redes de apoyo y el acompañamiento emocional. Me han ayudado a hablar más y a socializar”, cuenta. 

La historia de Selena refleja el impacto del embarazo adolescente en El Salvador y los retos educativos y emocionales que viven muchas niñas. Con apoyo adecuado, como el que recibe a través de Plan International, las adolescentes pueden retomar su educación, proteger su bienestar y reconstruir sus proyectos de vida. 

“Un hijo nunca es un error, pero todo tiene su tiempo: el de disfrutar la vida y el de seguir adelante”, dice. “La vida no termina aquí. Me imagino terminando el instituto y la universidad, convertida en abogada, y logrando todo lo que quiero”. 

*El nombre ha sido cambiado para proteger su identidad.

Recapiti
Sadaya Delaossa