La sostenibilidad económica, social y medioambiental del sector porcino español no es tarea de unos pocos, sino un compromiso asumido por todos los eslabones de la cadena de valor. Productores, transformadores, industria auxiliar, distribuidores y exportadores trabajan ya bajo un mismo objetivo: garantizar que el modelo porcino español es y seguirá siendo sostenible en todas sus dimensiones. Un líder mundial que se sitúa como referencia para otros países productores.
En el ámbito medioambiental, los resultados alcanzados son contundentes. Desde 1990, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por cabeza de porcino se han reducido un 43,6% y las de amoniaco un 49%, mientras que el consumo de agua por kilogramo de carne producido ha descendido un 30%. Estas cifras reflejan la mejora constante en eficiencia productiva, bienestar animal, genética, manejo de piensos y uso responsable de recursos.
En esta dirección, la apuesta decidida del sector por proyectos de economía circular refuerza este compromiso. Hoy los purines se convierten en fertilizantes orgánicos, biogás o biometano; los huesos y grasas en biocombustibles; y otros subproductos encuentran valor en industrias como la farmacéutica o la cosmética. Gracias a estas iniciativas, el sector contribuye a la reducción de millones de toneladas de CO₂ y a la conservación de recursos hídricos, consolidándose como un ejemplo de circularidad aplicada a la ganadería.
En lo económico, nadie puede dudar de que el porcino es el motor del sector ganadero español, con un peso del 44,0% sobre la producción final ganadera y del 16,1% sobre la producción final agraria. Con más de 8.780 millones de euros exportados en 2024 y 2,7 millones de toneladas de producto, España es el primer exportador de la Unión Europea y el segundo del mundo. Este liderazgo no solo impulsa la balanza comercial y la competitividad de nuestra economía, sino que también genera una aportación clave a las arcas públicas, fortaleciendo el tejido industrial del país y garantizando que el valor del sector repercute en toda la sociedad.
Finalmente, somos un pilar de la sociedad española ya que 415.000 personas trabajan gracias al porcino, lo que supone el 2,3% del empleo nacional. Especial relevancia tiene en este apartado que el 42% de estos puestos de trabajo los ocupan mujeres, reflejando el papel esencial que desempeñan en la modernización y profesionalización de la actividad.
Todos esos datos demuestran, sin lugar a duda, que se cumplen los objetivos estratégicos marcados en sostenibilidad y que el sector porcino español es hoy un modelo en sus tres dimensiones. O lo que es lo mismo, que el esfuerzo conjunto ya ha dado frutos.
Y precisamente por el gran esfuerzo que ha costado llegar hasta aquí, no hay que olvidar que mantener este liderazgo es responsabilidad de todos. La sostenibilidad no es un destino alcanzado, sino un camino que requiere continuidad, innovación y objetivos compartidos. Todos estamos unidos por ese compromiso, porque solo trabajando unidos, toda la cadena de valor, podremos seguir garantizando que el porcino español produce mucho más que alimentos que llegan a todo el mundo: produce futuro económico, produce futuro para miles de familias y produce futuro para nuestro planeta.