Dormir bien no es un lujo: es una necesidad vital. Descubre qué es la higiene del sueño, sus beneficios y hábitos clave para mejorar tu descanso y bienestar diario.
Dormir bien es súper importante para tu salud, aunque a veces no le damos la atención que merece. Con tanto estrés, prisas y pantallas por todos lados, mucha gente batalla para tener un sueño que realmente los reponga. Pero ojo, cómo duermes afecta tu energía, qué tan bien te concentras, cómo te sientes y hasta qué tan buenas decisiones tomas. No se trata solo de dormir muchas horas, ¡sino de dormir bien!
La ‘higiene del sueño’ es un conjunto de hábitos que puedes aplicar para que tu cuerpo conozca cuándo es hora de descansar y te ayude a tener un sueño más profundo. Si empiezas a hacer estas cosas, no solo te será más fácil quedarte dormido y evitar el insomnio, sino que también te sentirás mejor emocionalmente, tus defensas estarán más fuertes y tendrás una vida más balanceada.
Si entiendes cómo funciona el sueño y qué cosas lo arruinan, puedes darte cuenta de qué estás haciendo mal, evitar problemas y volver a dormir como un bebé para que tu cuerpo y mente se recuperen al 100%. Aquí te dejo unos consejos para que mejores tus hábitos de sueño y empieces a tener noches más tranquilas y mañanas llenas de energía.
Dormir bien no es un lujo: es una necesidad para tu salud
Dormir es muy importante para estar bien física, emocional y mentalmente. El cuerpo necesita pensar claro, sentirnos bien y rendir al máximo cada día. Pero con lo rápido que va todo hoy en día, siempre conectados y con la presión de hacer cosas, es difícil relajarse y descansar de verdad.
Hoy en día, millones de personas reconocen que dormir se ha convertido en un desafío por horarios raros, estrés del trabajo, estar mucho tiempo con pantallas, no hacer ejercicio o por problemas de dinero. Todo esto afecta cómo dormimos y, por eso, cómo vivimos.
Dormir bien no es solo tener energía o estar de buen humor. Es muy importante para que las hormonas estén bien, para reparar el cuerpo, recordar cosas, aprender, ser creativos y tomar buenas decisiones. Si no dormimos lo suficiente, todo el cuerpo sufre.
Por eso, es importante tener buenos hábitos para dormir, como rutinas y un buen ambiente. Esto antes era algo que solo se hablaba en medicina, pero ahora es clave para estar bien en general, tener buena salud mental y ser más productivos. Dormir bien hace la diferencia entre empezar el día cansado o con energía para vivir, trabajar y hacer las cosas mejor.
Dormir bien debería ser algo importante para todos. Hay estudios que dicen que dormir entre 7 y 9 horas ayuda a concentrarse, hace más fuerte el sistema de defensas del cuerpo y ayuda a manejar las emociones. Por otro lado, dormir mal o poco aumenta el riesgo de tener problemas del corazón, de metabolismo y del cerebro, como presión alta, depresión, ansiedad o sobrepeso.
En resumen, dormir no es perder el tiempo, es invertir en tu salud, en sentirte bien y en tener una buena vida.
¿Qué es la higiene del sueño y cómo mejora tu descanso?
La higiene del sueño se refiere a la serie de hábitos, rutinas y condiciones ambientales que permiten un descanso de calidad. No se trata solo de dormir más, sino de dormir mejor: conciliar el sueño con facilidad, mantenerlo toda la noche y despertar con sensación de energía y bienestar.
Mantener una buena higiene del sueño ayuda a regular el reloj biológico, equilibrar las hormonas del estrés y fortalecer la salud mental. Es tan importante como mantener una alimentación equilibrada o practicar ejercicio regularmente.
Consecuencias de dormir mal: más allá del cansancio
El mal descanso no solo provoca somnolencia o irritabilidad. A largo plazo, puede tener efectos como:
- Aumenta el riesgo de ansiedad, depresión o deterioro cognitivo.
- Mayor riesgo de sufrir accidentes laborales o de tráfico.
- Cambios en el metabolismo y una mayor tendencia al sobrepeso.
- Disminución de la productividad y la motivación en el entorno laboral.
- Dormir bien es, literalmente, una inversión en salud y bienestar.
Trastornos del sueño más frecuentes en adultos
Aunque uno tenga buenos hábitos, mucha gente batalla para dormir bien. Lo más común es el insomnio, que te hace dar muchas vueltas en la cama, despertarte a cada rato o sentir que no descansaste nada. Se cree que en España, el 21,1 % de los adultos tiene insomnio clínico, pero los síntomas podrían afectar hasta el 43,4 % de la gente.
Otro problema bastante común es la apnea del sueño, que pasa cuando se te tapan las vías respiratorias mientras duermes. Esto hace que ronques un montón, que dejes de respirar por momentos y que te dé sueño durante el día, aparte de que te arriesgas a tener la presión alta y problemas del corazón. Algunos estudios dicen que en España le pasa como al 1,5 % de los adultos.
También es normal lo del síndrome de las piernas inquietas (SPI), que te da sensaciones raras en las piernas y sientes que las tienes que mover a como dé lugar, sobre todo de noche, y no te deja dormir. Se calcula que en España le da como al 5 % o 10 % de los adultos, y chance y ni siquiera saben que lo tienen, así que pasan años durmiendo mal.
Hay otros problemas menos comunes, pero igual de significativos, como la narcolepsia, que te da un sueño tremendo durante el día y te quedas dormido de repente. A veces viene con cataplejía, que te hace perder la fuerza en los músculos cuando sientes emociones fuertes. Se calcula que en España le pasa a unas 5,2 personas por cada 100.000, así que no es tan común, pero sí importante.
Las parasomnias también te pueden arruinar el sueño. Aquí entran cosas raras que haces dormido, como el sonambulismo, las pesadillas recurrentes, la parálisis del sueño o el trastorno de conducta del sueño REM en el que la persona actúa físicamente sus sueños debido a la pérdida de atonía muscular. Investigaciones dicen que el 70 % de los adultos en España ha tenido alguna parasomnia alguna vez; las pesadillas le dan al 56,4 %, lo de actuar los sueños al 35,8 % y lo de no poderse mover al 11,8 %.
Si roncas mucho, dejas de respirar cuando duermes, te sientes cansado aunque duermas un montón, sientes que tienes que mover las piernas a fuerza o te quedas dormido de repente, chance y deberías ir al doctor. Si te dicen qué tienes, puedes evitar problemas mayores y dormir mucho mejor.
Mitos sobre el sueño que debes dejar atrás
Dormir es una necesidad biológica, pero está envuelta en mitos. Estos son algunos mitos comunes que conviene desterrar:
- “Con la edad necesito dormir menos.”
No es cierto. Las personas mayores pueden necesitar la misma cantidad de horas o incluso más, debido a que la calidad del sueño tiende a bajar con el paso del tiempo. - “Puedo recuperar el sueño perdido el fin de semana.”
Dormir más de uno o dos días no compensa una semana de descanso insuficiente. El cuerpo necesita consistencia, no compensaciones. - “Si tengo sueño durante el día, es que dormí mal.”
La somnolencia puede deberse a enfermedades, medicación o falta de exposición solar.
- “Descanso mientras estoy en la cama, aunque no duerma.”
El insomnio se agudiza si permaneces despierto en la cama. Si no logras conciliar el sueño en 20-30 minutos, levántate, realiza una actividad tranquila y regresa cuando sientas sueño. - “El alcohol ayuda a dormir.”
Si bien puede inducir el sueño con rapidez, disminuye la calidad y fragmenta las etapas profundas, lo que provoca que se despierte a menudo.
Tu plan de higiene del sueño: 10 hábitos clave para descansar mejor
Tu descanso puede cambiar si añades una rutina saludable. Te presento un plan práctico que puedes implementar desde hoy mismo:
- Establece un horario regular.
Acuéstate y levántate a la misma hora, incluso los fines de semana. - Crea una rutina antes de dormir.
Pasa entre 20 y 40 minutos relajándote con luz suave, leyendo o respirando profundamente. - Usa la cama solo para dormir.
Evita comer o trabajar en la cama. - Cuida lo que tomas (y cuándo).
Reduce la cafeína y el alcohol al menos 6 horas antes de dormir. - Haz ejercicio regularmente.
Mejora la calidad del sueño, pero evita hacerlo justo antes de acostarte. - Acondiciona el dormitorio.
Oscuridad, silencio y temperatura fresca (18–20 °C). - Gestiona la luz.
Busca la luz natural por la mañana y evita pantallas brillantes antes de dormir. - Limita las siestas.
No más de 20–30 minutos y nunca después de las 6 de la tarde. - Desconecta la mente.
Anota tus pendientes antes de dormir y practica técnicas de relajación. - Sé constante.
No te castigues por una mala noche. Mantén tus hábitos y el cuerpo se adaptará.
Señales de alerta: cuándo pedir ayuda profesional
Cada persona experimenta los problemas para dormir de manera diferente. A veces se notan cambios en el cuerpo, en las emociones o hasta en los horarios y en qué tan seguido uno descansa. Estar atentos a estas señales es básico para hacer algo al respecto y hablar con un doctor si es necesario.
Señales físicas
A veces, el cuerpo es el primero en dar señales de que no estamos descansando bien. Aquí hay algunas cosas a las que debes prestar atención:
- Mucho sueño durante el día: Sentir sueño todo el tiempo, necesitar siestas cortas o estar cansado sin importar cuánto duermas.
- Quedarte dormido sin querer: Cabecear mientras trabajas, lees o ves la tele. ¡Cuidado si te pasa manejando!
- Moverte mucho al dormir: Sacudidas en las piernas o brazos, despertarte por tensión en los músculos o rechinar los dientes.
- Problemas para respirar de noche: Ronquidos fuertes, jadear o respirar de forma irregular. Alguien más podría notarlo. A veces, esto causa dolor de cabeza por la mañana o boca seca.
- Molestias en las piernas al dormir: Sentir hormigueo, picazón o necesidad de mover las piernas, lo que podría ser el síndrome de piernas inquietas.
- Cansancio extremo: Agotarte con cosas que antes no te costaban o tardar más en recuperarte.
Señales cognitivas y emocionales
Dormir bien es importante para tu mente y tus emociones. Si no duermes lo suficiente, puedes notar cosas como:
- Problemas para concentrarte: Dificultad para prestar atención, olvidar cosas seguidas o sentirte desconectado.
- Menor rendimiento: Cometer más errores en el trabajo, tardar en entender las cosas o tener problemas para decidir.
- Cambios de humor: Estar irritable, ansioso, triste, frustrado o aguantar menos el estrés.
- Falta de ganas: Perder interés en cosas que antes te gustaban.
- Sentimientos a flor de piel: Sentirte abrumado fácilmente o reaccionar de forma exagerada ante situaciones normales.
Señales en tu patrón de sueño
Cambios en cómo duermes también pueden indicar que algo anda mal:
- Dificultad para dormir: Tardar más de media hora en conciliar el sueño, incluso si estás cansado.
- Despertarte seguido: Levantarte varias veces en la noche y no poder volver a dormir.
- Despertarte muy temprano: Abrir los ojos antes de lo que quieres y no poder volver a dormirte.
- Sueño en horarios raros: Necesitar siestas o sentirte muy cansado en momentos inoportunos.
- No descansar bien: Dormir mucho pero despertarte sintiéndote igual de cansado.
- Hacer cosas raras al dormir: Hablar, gritar, caminar dormido o actuar tus sueños, lo que podría ser señal de problemas en la fase REM del sueño.
Checklist exprés para mejorar tu higiene del sueño esta semana
Guarda esta lista y marca tus progresos:
- Me levanto a la misma hora todos los días.
- Ceno ligero y al menos 2–3 h antes de dormir.
- Reducir el consumo de cafeína a partir del mediodía.
- Tomo 10–15 min de luz natural cada mañana.
- Evito pantallas 60–90 min antes de dormir.
- Sigo una rutina relajante antes de acostarme.
- Practico ejercicio regular (mínimo 150 min/semana).
- Mantengo el dormitorio oscuro, fresco y ordenado.
- Si no concilio el sueño, me levanto y vuelvo cuando tengo sueño.
- Si los problemas persisten más de tres meses, consultá a un profesional.
Cómo afecta el sueño a tu rendimiento y bienestar laboral
Descansar bien es clave para rendir, concentrarse y sentirse bien en el trabajo. Si no duermes bien, te cuesta más prestar atención, recordar cosas y decidir, lo que baja tu rendimiento diario.
Un estudio de El País dice que el 35 % de la gente rinde menos cuando no duerme bien, lo que muestra cómo afecta la falta de sueño al trabajo.
Datos recientes sobre salud laboral en España confirman esto. Según un informe, 1 de cada 3 colaboradores dice que tiene insomnio por el estrés del trabajo. Y un 37 % dice que le cuesta desconectar después de su horario de trabajo.
El sueño también va de la mano con otros hábitos. Un 64,1 % de los colaboradores en España dice que lo que come afecta directamente a cómo duerme.
Otro documento importante en España, del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), indica que dormir poco o dormir mucho afecta al bienestar físico y emocional, y a la salud en el trabajo. Esto sube el riesgo de errores, accidentes y cansancio crónico.
Además, informes recientes de bienestar laboral muestran que la calidad del sueño afecta la motivación, el compromiso y la eficiencia del equipo. Un análisis de Randstad España resalta que la falta de descanso aumenta la irritabilidad, baja la creatividad y disminuye la productividad en trabajos exigentes.
Por esto, ayudar a que la gente duerma bien en las empresas no es solo algo bueno para su bienestar, sino también una forma importante de reducir el absentismo, mejorar el rendimiento y formar equipos más sanos, estables y productivos.
Cómo puede ayudarte Ever Health
En Ever Health, ayudamos a las empresas y a los colaboradores a priorizar su bienestar integral mediante soluciones digitales y personalizadas.
A través de nuestra plataforma de telemedicina corporativa, tus colaboradores pueden acceder fácilmente a:
- Psicólogos especializados en gestión del estrés y del sueño.
- Nutricionistas que adaptan la dieta para favorecer el descanso.
- Programas de bienestar digital con seguimiento continuo.
Todo desde un solo clic, sin desplazamientos y con un enfoque 100 % humano.
¿Y si el primer paso para cuidar de tu equipo fuera dormir mejor?
Dormir bien es la base de una mente clara, un cuerpo sano y un trabajo con propósito. Desde Ever Health, te acompañamos en la creación de programas de bienestar que combinan salud mental, nutrición y medicina general para lograr un descanso de calidad y un entorno laboral más saludable.