Lo que aprendimos en El Salvador sobre discapacidad y gestión del riesgo

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Autor: firmainvitadapj
3 diciembre, 2025

El 10 de octubre, el auditorio de la Universidad Luterana Salvadoreña se convirtió en un espacio de encuentro, reflexión y movilización con motivo del foro “Aporte de las mujeres con discapacidad en la gestión de riesgo desde una perspectiva de cambio climático”. Este artículo se publica en el marco del 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, una fecha que invita a visibilizar y reforzar el papel fundamental de las personas con discapacidad en la construcción de sociedades más justas e inclusivas.

El evento se realizó en el marco del proyecto “Contribuir al derecho a una vida libre de violencias de mujeres rurales a través del fortalecimiento económico y social desde un enfoque agroecológico y medioambiental”, implementado por Fad Juventud y su socia local, la Asociación de Mujeres Tecleñas (AMT), y financiado por el Ayuntamiento de Madrid y la Fundación DKV Integralia. El proyecto trabaja actualmente en cinco zonas rurales del departamento de La Libertad, en El Salvador.
Uno de los mensajes centrales del foro fue claro: las mujeres con discapacidad no son una carga en la gestión de riesgos asociados al cambio climático; por el contrario, son parte activa de la solución. Su liderazgo es esencial para construir comunidades más seguras, inclusivas y resilientes.

La jornada comenzó con la participación del Instituto de Cambio Climático (ULS), que presentó una actualización sobre los riesgos socioambientales y subrayó cómo estos afectan de manera diferenciada a las mujeres con discapacidad en contextos rurales. Posteriormente, AMT y Fad Juventud expusieron los resultados del “Estudio de Potencialidades Económicas en el Área Rural”, elaborado por ellas mismas: un documento que identifica alternativas productivas sostenibles desde un enfoque agroecológico, vinculadas a la autonomía económica de las mujeres y al fortalecimiento del tejido comunitario.

A continuación, la Fundación Sendas -organización salvadoreña que promueve la participación, los derechos y el empoderamiento de personas con discapacidad, con énfasis en mujeres y niñas- presentó el “Protocolo de Gestión de Riesgos”, una herramienta diseñada para garantizar que los procesos de reducción del riesgo de desastres sean inclusivos, accesibles y con enfoque de género. Finalmente, la Fundación DKV Integralia compartió su experiencia en la inclusión sociolaboral de personas con discapacidad y su apuesta por la colaboración entre sociedad civil, sector público y cooperación internacional.

El evento reunió a 83 participantes, de los cuales 36 eran mujeres con discapacidad. Su presencia fue más que simbólica: representó una afirmación del cambio posible cuando la inclusión deja de ser un principio abstracto y se convierte en práctica cotidiana.
La jornada incluyó también un recorrido por stands de emprendimientos liderados por mujeres del proyecto, espacios de articulación con alcaldías y autoridades locales, y una muestra de expresión artística que recordó que la resiliencia tiene también un rostro humano y creativo.

La conclusión compartida fue contundente: no basta con crear espacios, es necesario reconocer y potenciar el liderazgo de las mujeres con discapacidad como agentes activas de cambio. Cuando su participación es real y significativa en la gestión del riesgo, no solo se reducen brechas: también se construyen vidas más libres de violencias, economías más sostenibles y comunidades más justas.

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