Chanito Isidrón canta en el llano - Radio Gladys Palmera

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Chanito Isidrón es mucho Chano. Demasiado, y no lo sabe. Es un rey, “El rey del Punto Cubano”, como lo llaman ya. Y un rey también en el humor. Lleva la gracia criolla en la sangre. Y no descansa. Parece que no duerme o que hay muchos Chanos en la ciudad de La Habana.

En el futuro, quedará su nombre en el libro de los imposibles, pero hoy se le reverencia por su ingenio, por su gracia y por haber sido la primera y única persona en dejar en la memoria cubana radionovelas escritas en décimas. Para eso lo contrataría la que llegó a ser la cadena radial más escuchada de la isla, Radio Cadena Azul, que lo tuvo “como principal protagonista en sus programas estelares destinados a la música guajira: “Buscando el Príncipe de Punto Cubano”, cuyo tronó ocupó, y “Dímelo cantando”.

Una de sus novelas en décimas comenzaba así:

“Un campo maravilloso, lindo sol que reverbera. Sublime brisa campera, cielo azul y suelo hermoso. Un valle verde y gracioso, una montaña intrincada, una límpida cañada y una espléndida vivienda, todo eso es la gran hacienda de don Patricio Moncada”.

Su primera radionovela en décimas fue “Amores montaraces” en 1938. Le siguieron “Arturo y Magdalena”, en 1939, “Abnegación”, en 1941 y “Diario de una huérfana” en 1943.

Pero Chano era un hombre múltiple, y se diversificaba con sus cantos llenos de humor, como este conocidísimo ruego de amor, que va cargado de desesperación y desasosiego. Y que provoca risas, más que llantos. Se titula Llorándole a Jacoba, y dice:

Jacoba, vuelve a mi lado / porque desde que te fuiste,
Jacoba, vuelve a mi lado, ay papucha, ay mi negra, ay por Dios,
porque desde que te fuiste / me siento solo, muy triste,
melancólico y cansado. // Desde que has abandonado /
el calor de mi ranchito / estoy durmiendo solito,
ay mi negra, ay mi vida, ay por Dios, / sobre mi catre pequeño /
y todas las noches sueño que tú me engañas muchito.
Jacoba, vuelve a venir, / ven a darme tu calor,
Jacoba vuelve a venir, ay mi negra, ay Jacoba, ay por Dios,
ven a darme tu calor, recuerda que sin tu amor / ya yo no puedo vivir.

Se llamó, para que las futuras generaciones lo sepan y no lo olviden, Cipriano Isidrón Torres, y había nacido en Calabazar de Sagua, Villa Clara, el 26 de septiembre de 1903, de padres originarios de las Islas Canarias. Un accidente lo sacó del trabajo agrícola siendo joven y entonces lo salvó la música. Había comenzado a improvisar a los ocho años, tal vez porque llevaba la décima o espinela en el torrente sanguíneo. Por suerte no se conformó con ser repentista. La radio lo atrajo y ganó el pueblo de Cuba teniéndole allí.

Muchas de sus ocurrencias cantadas fueron recogidas en discos, salvadas para siempre de la desmemoria, como la famosa y desesperante Seguidilla del café, que dice:

Salí de mi casa un día / en pos de mi desayuno / y hogares, uno por uno,
anduve en la sitiería. // A mediana cercanía / a Nemesio saludé,
y cuando le pregunté / y tu familia ¿qué tal? / me dijo, ya andamos mal
porque no tengo café.
Y como dice el refrán / que el mundo es una balumba /
yo dije, sigo la rumba / a casa de Sebastián. / Llegué a la puerta, tamtam,
y me preguntan ¿quién fue? / Chanito, le contesté, /y me respondió Pilar
hoy no quise madrugar / porque no tengo café.

Otros le recuerdan sólo por una frase que resumía los tristes momentos que vivió la isla en diferentes años de la República. Era un grito más que una frase amable: “¡Esto es Cuba, Chanito!”. El narrador y poeta Félix Pita Rodríguez escribió esto sobre él: “El humor agresivo de Chanito Isidrón era como una explosión de rebeldía, de protesta, de anuncio de futuro. Recuerdo con precisión el hecho, porque aquel poeta de tan honda raíz popular, de inspiración siempre fresca y cargada de intención, fue para mí un poco como una revelación en aquel inolvidable programa ¡Dímelo cantando!”.

Fue en 1931 que comenzó a recorrer con su guitarra los poblados villareños, donde era conocido, por su figura y su impecable vestir, como “El elegante poeta de Las Villas”. Otro bardo, el vibrante Rafael Alcides, dejó también su visión sobre Chanito con estas palabras: “Cuando yo era un niño campesino, ya Chanito era un dios del canto. Después crecí, dejé de ser campesino y Chanito Isidrón siguió siendo un dios”.

Por eso escuchar sus simpáticas décimas cantadas en un disco, es un hecho estremecedor e inolvidable. Como si comenzara la transmisión de otro programa “Dímelo cantando”, y “El rey del Punto Cubano” rompiera a narrar La suerte de Timoteo en Puerto Rico de esta manera:

Timoteo es un señor / que se casó en Mayagüez / ya rayando en la vejez
cuando es más fuerte el amor. // Su esposa, María Leonor,
que parecía una chiquilla / dejó en Fajardo una astilla,
en Bayamón, un marido, / en Caguas, un prometido,
y un suplente en Aguadilla.
Una noche, Timoteo / la encontró, como a las once
con un amigo de Ponce, / de palo y de bailoteo.
Solo le dijo no creo / que seas tan veleidosa.
Y otra noche esplendorosa / la sorprendió en otro engaño
con un tipo de Cataño / haciendo no sé qué cosa.

Una nota de prensa lo presentó así: “Quienes lo escucharon alguna vez, recuerdan su humor a la hora de improvisar. Además, escribió arduamente y publicó versos y textos en prosa relacionados con la música campesina. Aunque muchos de sus trabajos se perdieron en el tiempo”.

Pero, quien por edad no tuvo el inmenso placer de escuchar en vivo sus ocurrencias radiales, mantiene grabada en su memoria los temas de sus discos, y cuando cada mañana, siente el aroma sagrado del café, la voz de Chanito canta el final de aquella letanía de angustia, que cierra su desesperado recorrido:

Seguí como el aeroplano / sin poder aterrizar / y en eso llego al hogar
del noble Ñico Chaviano. // Me dice ¿tan temprano tú te mojaste los pies?
Y le dije ¿usted se cree / que el que canta no carece?
Y me dijo: hay nueve meses / que yo no pruebo el café.

Chanito Isidrón abandonó físicamente este mundo el 23 de febrero de 1987. Pero su ingenio lo hizo inmortal.

Una nota de prensa lo presentó así: “Quienes lo escucharon alguna vez, recuerdan su humor a la hora de improvisar. Además, escribió arduamente y publicó versos y textos en prosa relacionados con la música campesina. Aunque muchos de sus trabajos se perdieron en el tiempo”.

Playlist

1. Chanito Isidrón - Llorándole a Jacoba

00:00:11

2. Chanito Isidrón - El matrimonio de una gorda y un bizco

00:03:15

3. Chanito Isidrón - Yo no quiero mujer delgada

00:04:55

4. Chanito Isidrón - Sordo de cañón I

00:07:43

5. Chanito Isidrón - Yo no quiero mujer gorda

00:10:32

6. Chanito Isidrón - La seguidilla del café

00:13:49

7. Chanito Isidrón - Sordo de cañón II

00:16:31

8. Chanito Isidrón - La señora y su nene

00:19:16

9. Chanito Isidrón - La suerte de Timoteo

00:21:25

10. Chanito Isidrón - La mujer y el radio

00:24:03

Recapiti
Jose Arteaga