Cómo ahorrar en Navidad sin perder la magia (ni tu tranquilidad)
Luces, comidas, regalos, reencuentros… y, casi siempre, una misma sensación cuando pasa todo: «¿en qué momento he gastado tanto?». Cada año, desde Fundación Nantik Lum hemos hablado de cómo hacer un presupuesto navideño para evitar el descontrol y cuidar nuestra salud financiera y de cómo las emociones influyen en nuestras compras más de lo que creemos. Este año queremos darte una vuelta más: pequeños trucos muy concretos para que estas fiestas sean más tuyas, más conscientes y menos estresantes para tu bolsillo
Antes de gastar, decide qué tipo de fiestas quieres vivir
Puede parecer una pregunta extraña, pero es clave: ¿Qué tipo de Navidad quieres realmente?
- ¿Quieres que sea más de estar en casa y menos de compras?
- ¿Prefieres menos regalos pero con más sentido?
- ¿Te suma hacer muchos planes fuera o te agota?
Si no decides tú, decidirán por ti los anuncios, las prisas y las expectativas ajenas. En otros artículos ya hemos explicado cómo, en estas fechas, solemos comprar guiadas por la emoción del momento más que por lo que necesitamos de verdad.
Tomarte un rato para pensar qué te hace ilusión y qué no, te ayudará a no gastar en cosas que tampoco te hacen feliz: decoraciones que no usas, cenas a las que vas por compromiso, regalos que acaban en un cajón…
Un truco sencillo: escribe tres cosas que sí quieres priorizar (por ejemplo: pasar tiempo con la familia, un par de planes especiales, algún detalle cuidado) y tres cosas a las que este año vas a decir que no.
Crea un calendario navideño para no dejarlo todo para el final
La Navidad sale más cara cuando vamos a la carrera. Comprar a última hora suele significar menos opciones y precios más altos.
Por eso, uno de los mejores aliados para ahorrar es algo tan simple como un calendario:
- Marca los días clave: comidas familiares, encuentros, fiestas del cole, viajes, etc.
- Decide cuándo vas a comprar los regalos y cuándo harás la compra grande de comida si eres anfitrión/a estas fiestas.
- Reserva un par de tardes para buscar regalos con calma (aunque sean pocos) y no terminar el día antes de nochebuena o reyes en la primera tienda que pilles abierta.
Esto no tiene que ser un Excel complicado: vale con una agenda, un calendario en el móvil o una hoja en la nevera. Lo importante es no ir apagando fuegos, sino anticiparte un mínimo.
Fija un presupuesto con categorías (y un pequeño colchón de emergencia)
Aquí viene la parte menos emocionante… pero la que más paz da después: poner números sobre la mesa. En otro artículo ya hemos insistido muchas veces en la importancia de hacer un presupuesto para evitar el estrés financiero, especialmente en fiestas como la Navidad.
Un método sencillo es dividir el presupuesto en categorías:
- Regalos
- Comida y cenas
- Ocio y planes (cine, actividades, salidas…)
- Lotería u otros “extras”
- Transporte o viajes, si los haces.
Pon una cantidad máxima aproximada en cada una y, si puedes, deja un pequeño margen para imprevistos (ese regalo que no esperabas, una cena de última hora, etc.). No hace falta que lo cuadres al céntimo, pero sí tener una idea clara de hasta dónde puedes llegar sin agobios en enero.
Y un recordatorio importante: lo que no entra en el presupuesto, simplemente no entra. No pasa nada por decir “este año no llego a todo”.
Haz una lista de regalos con sentido (y piensa más allá de lo “nuevo”)
Los regalos son uno de los grandes focos de gasto… y también de frustración, cuando sentimos que compramos por obligación. Antes de salir a la calle o abrir la app de turno, tómate un rato para hacer una lista de personas y presupuestos aproximados. Eso ya te ayuda a no ir dando tumbos.
Después, piensa en qué tipo de regalos quieres hacer:
- Segunda mano: libros, juguetes, ropa casi nueva… Hay plataformas y tiendas físicas donde se encuentran cosas en perfecto estado y a mejor precio. Además, es más sostenible.
- Hecho a mano: galletas, mermeladas, velas, ilustraciones, fotos impresas, una carta escrita con calma… A menudo estos detalles emocionan más que algo caro.
- Regalar experiencias: una merienda juntas, una tarde de juegos, una visita a un museo, un paseo especial, una sesión de cine en casa. Muchas veces lo que más recuerda la gente es el tiempo compartido, no el objeto.
En otros contenidos ya hemos hablado de ideas para Reyes de última hora que no implican gastar una fortuna: cestas caseras, cupones de experiencias sencillas, álbumes de fotos… La clave no es llenar el árbol de paquetes, sino que lo que regales esté alineado con tus valores… y con tu bolsillo.
Planifica las comidas y usa el congelador como aliado
La mesa de Navidad también puede disparar el presupuesto sin que nos demos cuenta: compras grandes, productos de “lujo”, comida que sobra y se acaba desperdiciando…
Algunos pasos sencillos para evitarlo:
- Piensa el menú con tiempo
No hace falta que sean platos complicados ni carísimos. Puedes combinar alguna cosa especial con recetas sencillas y económicas. Lo importante es que sepas qué vas a cocinar y para cuántas personas. - Haz una lista de la compra y compara
Una vez decidido el menú, haz la lista y revisa qué ya tienes en casa. Después, si puedes, compara precios en distintos supermercados o aprovecha ofertas razonables (sin acumular por acumular). - Compra con antelación y congela
Hay muchos productos que se pueden comprar semanas antes si tienes congelador: ciertos pescados, carnes, bases de tartas o empanadas, caldos, etc. Esto te permite evitar subidas fuertes de última hora y repartir el gasto en varias semanas. - Calcula raciones realistas
Si cada año acabas tirando comida, quizá estás cocinando para un ejército. Ajustar cantidades también es una forma muy directa de ahorrar.
Cuidar lo que compras y lo que tiras tiene impacto en tu bolsillo y también en el planeta.
No olvides la “cuesta de enero”: tu yo del futuro te lo agradecerá
Cuando nos dejamos llevar por el momento, es fácil pensar: “Bueno, ya lo arreglaré en enero”. Pero enero siempre llega, con sus recibos, su alquiler o hipoteca y sus gastos habituales.
Algunas ideas para cuidar de tu yo del futuro:
- Evita financiar las compras de Navidad si no lo tienes muy claro: los intereses pueden hacer que el precio real se dispare.
- Si puedes, reserva una pequeña parte de tus ingresos de noviembre y diciembre como “colchón de enero”.
- Si este año llegas más justa, decide desde ya que el próximo año empezarás a reservar una cantidad pequeña cada mes para las fiestas. A veces 10 o 20 euros al mes marcan una gran diferencia.
La Navidad no se mide en regalos, sino en bienestar
En Fundación Nantik Lum trabajamos cada día para que las personas puedan mejorar su salud financiera y tomar decisiones que les den más tranquilidad, no más estrés. La Navidad no debería ser una excepción.
Ahorrar en estas fechas no va de “quitar magia”, sino de poner conciencia:
- Elegir las fiestas que quieres vivir, no las que se esperan de ti.
- Organizarte un poco para no dejarlo todo para el último minuto.
- Ajustar tus gastos a lo que de verdad puedes asumir, sin culpa.
- Recordar que los detalles, el tiempo compartido y el cuidado mutuo valen más que cualquier regalo caro.
Si sientes que necesitas apoyo para organizar tus finanzas, tus deudas o tu presupuesto, recuerda que no estás sola. Pedir ayuda es también una forma de cuidarte.
Porque la mejor Navidad no es la más cara, sino la que te permite empezar enero con calma, sin miedo a abrir la cuenta bancaria… y con la sensación de que lo que has vivido estaba de verdad a tu medida.
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Desde la Fundación Nantik Lum queremos acompañarte en la mejora de tu salud financiera y la de tu familia. Te invitamos a descubrir nuestros programas de Salud Financiera y a contactarnos si quieres que te asesoremos.
Todos los servicios de la Fundación Nantik Lum son completamente gratuitos.
¡Cuida tu salud financiera!