Empresa con cabeza y corazón. La cabeza para ser rentable. El corazón para ser amable. Y todo sumado para tener razón de ser. Además, nos dedicamos a la comunicación, a conectar ideas con palabras, a dar forma al mundo. Y, la verdad, no nos está quedando muy bien, pero lo seguimos intentando. Con una brújula moral que nos empuja hacia el bien. Eso ayuda a levantar la mirada y responder a cada reto que nos impone la sociedad actual. A la soledad le respondemos con comunidad, al miedo con amor y al egoísmo con generosidad. Resulta que esos también son los atributos de la Navidad. Así que podríamos decir que Torres y Carrera es una empresa en Navidad permanente. Mentira. Todos sabemos que la vida es un arriba-abajo permanente y que lo importante no es la cantidad de caídas que acumulas sino todas y cada una de las veces que te levantas. Y nosotros, invariablemente, somos de levantarnos. Y así, bien erguidos, tuvimos una idea para cambiar el mundo, le dimos forma de palabra y, ahora, ya es un cuento. Beland, mi lugar en el mundo.
Un relato de comunidad, de amor y generosidad contado por nuestros niños, que suena así: