Los atentados perpetrados en Australia contra judíos que celebraban la festividad de Janucá son una muestra más del avance imparable del antisemitismo violento en las democracias occidentales. Un odio antiguo que hoy vuelve a sentirse legitimado, amparado y blanqueado desde determinados gobiernos, medios y organizaciones políticas.
Desde ACOM llevamos años denunciándolo. El Gobierno de España no es ajeno a esta deriva. Muy al contrario: es parte del problema. Desde hace meses, el Ejecutivo ha alentado un clima de hostilidad contra el pueblo judío y contra Israel mediante discursos irresponsables, posicionamientos sectarios y el uso de medios públicos para difundir mensajes alineados con la propaganda de organizaciones terroristas como Hamás. Esto no es neutralidad: es complicidad moral.
La criminalización sistemática de Israel, la equidistancia frente al terrorismo y el silencio ante los ataques contra judíos en todo el mundo tienen consecuencias reales. Cuando un gobierno legitima el odio, otros ejecutan la violencia. Lo ocurrido en Australia puede ocurrir en España.
Exigimos al Gobierno de España una condena inmediata, clara e inequívoca de estos atentados. No hacerlo lo convierte en responsable moral y cómplice indirecto de la escalada de odio que pone en peligro a ciudadanos judíos en nuestro país.
Con el antisemitismo no se dialoga. Con el terrorismo no se pacta. Con quienes justifican el asesinato de civiles no se debate. Se les combate desde la ley, la verdad y la defensa firme de la democracia.
Quienes hoy callan, mañana cargarán con la responsabilidad de lo que suceda. El silencio no es neutral. El silencio también mata.