Los presos políticos bielorrusos Ales Bialiatski y Uladzimir Labkovich por fin están libres.

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La FIDH exige la liberación de todos los presos políticos en Bielorrusia, incluidas las personalidades de su organización miembro HRC Viasna.

París, Vilna, 15 de diciembre de 2025 – Tras más de cuatro años de encarcelamiento injusto, la liberación de los destacados defensores de los derechos humanos bielorrusos Ales Bialiatski y Uladzimir Labkovich supone un momento muy esperado y profundamente significativo para la comunidad internacional de derechos humanos. Su libertad trae alivio y esperanza, pero no puede considerarse justicia, ya que cientos de presos políticos siguen detenidos arbitrariamente en Bielorrusia y las represiones continúan a buen ritmo.

Ales Bialiatski, exvicepresidente de la FIDH, fundador del Centro de Derechos Humanos Viasna y premio Nobel de la Paz, y Uladzimir Labkovich, abogado y defensor de los derechos humanos de Viasna desde hace mucho tiempo, fueron encarcelados únicamente por su labor legítima y pacífica en defensa de las libertades fundamentales. Su detención fue un ejemplo de la represión sistemática llevada a cabo por las autoridades bielorrusas contra la sociedad civil, las voces independientes y la oposición política.

Alexis Deswaef, presidente de la FIDH, celebró la liberación, al tiempo que subrayó la urgencia de seguir actuando:

«Por supuesto, estamos aliviados y felices por la liberación de Ales y Uladzimir, que son figuras muy importantes para la FIDH. Esperamos que estas liberaciones sean seguidas pronto por otras, en particular la de mi amigo Valiantsin Stefanovic, que también fue elegido vicepresidente de la FIDH al mismo tiempo que yo en 2019, pero que está encarcelado desde 2021 y sigue actualmente en prisión, así como la de Marfa Rabkova, coordinadora del servicio de voluntariado de Viasna. Más allá de sus casos personales, cientos de opositores se encuentran actualmente recluidos en las cárceles bielorrusas. No tienen nada que hacer allí. Exigimos su liberación inmediata.

La represión continúa a pesar de las liberaciones simbólicas

Si bien estas liberaciones constituyen un avance positivo, no significan el fin de la represión en Bielorrusia. Las detenciones arbitrarias, los juicios injustos, la tortura y las condiciones inhumanas de detención siguen siendo habituales. Los defensores de los derechos humanos, los periodistas, los abogados, los sindicalistas y los activistas políticos siguen siendo objeto de persecución por el mero hecho de ejercer sus derechos fundamentales.

Ilya Nuzov, director de la Oficina de Europa Oriental y Asia Central de la FIDH, hizo hincapié en que la comunidad internacional no debe bajar la guardia:

“La liberación de Ales Bialiatski y Uladzimir Labkovich es un poderoso recordatorio de que la participación internacional es importante. Sin embargo, sería un grave error interpretar este paso como un cambio genuino en la política. Mientras el encarcelamiento político siga siendo una herramienta de gobierno en Bielorrusia, se debe exigir responsabilidades a las autoridades y se debe intensificar la presión para que liberen a todos los presos políticos, proporcionen reparaciones y promulguen reformas radicales en materia de derechos humanos.”

La FIDH reitera que las liberaciones selectivas o parciales no pueden sustituir al desmantelamiento integral del sistema represivo actualmente vigente.

El deber de actuar: libertad para todos los presos políticos

Según organizaciones de derechos humanos bielorrusas, entre ellas HRC Viasna, miembro de la FIDH, cientos de personas siguen encarceladas por motivos políticos. Muchas de ellas se encuentran en condiciones muy duras, privadas de atención médica y sin poder comunicarse con sus familias ni con sus abogados.

La FIDH exhorta a las autoridades bielorrusas a que liberen de manera inmediata e incondicional a todos los presos políticos, pongan fin al acoso judicial contra la sociedad civil y cumplan con sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos. La FIDH también insta a la comunidad internacional, incluidos los mecanismos de la Unión Europea y las Naciones Unidas, a que mantengan una presión firme y coordinada hasta que todos los presos políticos sean liberados y se restablezcan plenamente las libertades fundamentales en Bielorrusia, y a que garanticen la rendición de cuentas por las graves violaciones de los derechos humanos y los crímenes internacionales, incluso remitiendo la situación a la Corte Penal Internacional.

La liberación de Ales Bialiatski y Uladzimir Labkovich debe ser el principio, no el final, de la justicia.

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Carlos Lancho