Si nadie nunca te ha cantado las cuarenta, has tenido mucha suerte.
“El significado de esta famosa frase que atemoriza a los más pequeños es que alguien va a recibir una bronca o le van a regañar por algo que ha hecho mal”. Pero si “las cuarenta” te las canta Rolando Laserie, el guapo de la canción, entonces todo será “De película”.
Ese era su grito de guerra. Era y es, lo sigue siendo, porque contra todo pronóstico, con su estilo rompedor y divertido, se quedó en el cielo con otras estrellas. Por eso la acera del Prado habanero está tan concurrida esta noche de noviembre de 1951.
Se ha corrido la voz que algo distinto pasará en los Aires Libres, frente al Capitolio Nacional. Será la actuación de Rolando Laserie, quien cantará posiblemente uno de sus primeros y definitivos éxitos, ese bolero de Mario Fernández Porta titulado Mentiras tuyas, que le abrirá las puertas de la gloria en su primer disco.
Mentiras tuyas, / tú no me has olvidado,
y si no me has buscado, / es por falta de valor,
porque sabes que pierdes, / si te miran mis ojos,
pues tú sabes que ellos, / tienen toda la razón.
Te martiriza, el querer olvidarme, / yo soy algo en tu vida,
Imposible de olvidar. // Tú me recuerdas, / mucho, mucho, en tus noches,
confiesa, que es así, / no trates de fingir.
Hoy actuará aquí, y recibirá los aplausos que merece, pero ignora todos los que le darán a lo largo de muchos años, en Cuba, en Latinoamérica o en los Estados Unidos. Y le cantará las cuarenta a medio mundo, no importa la nacionalidad. Todos alabarán su valor, su atrevimiento, y lo reconocerán en la prensa de esta manera: “Otro de sus aportes fue incorporar la forma de decir de la rumba, especialmente del guaguancó, con permanentes incursiones coloquiales, verdaderas escenificaciones de diálogos, y que el filin también aprovecharía”.
“Nació en Matas, incógnito pueblo de Santa Clara, el 27 de agosto de 1923 y desde los 9 años aprendió a tocar timbales (pailas), instrumento al que dedicaría los primeros años de su vida profesional, de la que también formaba parte, al menos al principio, el oficio de zapatero”. Pero el pequeño y espabilado cantante estaba decidido a ser músico, a que su mundo fuera la noche y el escenario, de cualquier manera.
Uno de los más grandes cubanos dijo algo asombroso pero muy justo sobre Laserie: “Guillermo Cabrera Infante, que fue su amigo, decía, sin embargo, que era el segundo mejor cantante cubano, después de Benny Moré”. Así, cada interpretación suya iba a llevar irremediablemente su sello. Sucede así con este bolero lleno de preguntas:
¿Qué es lo que pasa que nos estamos alejando tanto,
que cada vez nos comprendemos menos,
que cada día que termina es un fracaso, amor?
Pero una cosa es el bolero y otra convertir cualquier otro ritmo en bolero. Así lo retratan para el futuro: “Cantaba todos los boleros a ritmo de son y su estilo gustaba”. Y dicen más los musicólogos: “Otro de sus aportes fue incorporar la forma de decir de la rumba, especialmente del guaguancó, con permanentes incursiones coloquiales, verdaderas escenificaciones de diálogos, y que el filin también aprovecharía”.
Entonces se llenó de valor y los tangos entraron en su repertorio:
Sola, fané, descangayada, la vi esta madrugada salir de un cabaret.
Flaca, dos cuartos de cogote y una percha en el escote bajo la nuez.
Chueca, vestida de pebeta, teñida y coqueteando su desnudez,
parecía un gallo desplumao, mostrando al compadrear el cuero picoteao.
Yo, que sé cuándo no aguanto más, al verla así rajé, pa’ no llorar.
Los que esperan esta noche a Rolando Laserie aquí, en esta acera de los Aires Libres del Prado, sentirán un inexplicable orgullo desde sus mesas, pero no podrán decir todavía, como afirma el título de ese tango: “Esta noche me emborracho”. Y no podrán hacerlo porque aún no lo ha grabado.
Otros en el futuro sí lo harán, y levantarán sus copas a la memoria de este hombre pequeño que canta casi con insolencia, con guapería, echándole en cara a la vida todos sus desencantos y alegrías. “Todo eso y su excelente y cálida voz hicieron que desde su primer single, grabado en 1957, Laserie se convirtiera en un ídolo con título propio: “El Guapo” o “El Guapachoso” de la canción, que de ambas formas se le conocía”.
Es primer disco exitoso, fue grabado en 1957 con el sello Gema, de los hermanos Álvarez Guedes y Ernesto Duarte. Con la orquesta de este último se presentará “en un gigantesco espectáculo bailable en el Stadium de La Tropical junto a Benny Moré y su Banda Gigante, Chappottín y sus Estrellas con Miguelito Cuní, y las orquestas Aragón, Sublime y Sensación con Abelardo Barroso. Ya por entonces era un consagrado”.
Entonces se atrevió con todo, no importara qué ritmo tuviera o de qué país fuera el compositor. Lo dice otro cronista: “Otro de sus atrevimientos estelares fue la grabación de Las cuarenta, tango de Gorrindo y Grela al que respeta la letra (voseo y lunfardo incluidos) pero, eso sí, con sonido de bolero y entonación popular cubana y que fue muy bien recibido en Buenos Aires, contra todo pronóstico”:
Con el pucho de la vida apretado entre los labios,
la mirada turbia y fría, un poco lerdo el andar,
dobló la esquina del barrio y, curda ya de recuerdos,
como volcando un veneno esto se le oyó acusar.
Vieja calle de mi barrio donde he dado el primer paso,
vuelvo a vos, gastado el mazo en inútil barajar,
con una llaga en el pecho, con mi sueño hecho pedazos,
que se rompió en un abrazo que me diera la verdad.
Esas son Las cuarenta, que cualquier amante de la música quisiera que le cantaran siempre, sobre todo si lo hace Rolando Laserie:
Aprendí todo lo malo, aprendí todo lo bueno,
sé del beso que se compra, sé del beso que se da;
del amigo que es amigo, siempre y cuando le convenga,
y sé que con mucha plata uno vale mucho más.
Con el dolor de ese tango, que sigue lacerando y que dolerá siempre, anda Rolando Laserie por la eternidad. No importa si hoy llega tarde a esta zona de La Habana, o muera luego un 22 de noviembre de 1998 en Miami “adonde fue a parar una buena parte de su público. Allí continuó su carrera y su mito”. Por eso no sé si creerle el final de Las cuarenta, cuando dice:
Hoy no creo ni en mí mismo, todo es truco, todo es falso,
y aquel, el que está más alto, es igual a los demás…
por eso, no has de extrañarte, si alguna noche, borracho,
me vieras pasar del brazo con quien no debo pasar.
Otros en el futuro sí lo harán, y levantarán sus copas a la memoria de este hombre pequeño que canta casi con insolencia, con guapería, echándole en cara a la vida todos sus desencantos y alegrías.
Playlist
1. Rolando Laserie - Qué es lo que pasa (Julio Gutiérrez)
00:00:16
2. Rolando Laserie - Si me comprendieras (José Antonio Méndez)
00:03:17
3. Rolando Laserie - A la rigola (Mario de Jesús)
00:05:53
4. Rolando Laserie - Sabor a mí (Álvaro Carrillo)
00:08:35
5. Rolando Laserie - Tiene el azúcar abajo (Luis Kalaff)
00:10:52
6. Rolando Laserie - Mentiras tuyas (Mario Fernández Porta)
00:13:33
7. Rolando Laserie - Esta noche me emborracho (Enrique Santos Discépolo)
00:16:27
8. Rolando Laserie - Arrecotín arrecotán (Hugo González)
00:19:11
9. Rolando Laserie - Tenía que ser así (Bobby Collazo)
00:21:50
10. Rolando Laserie - Las cuarenta (Francisco Gorrindo y Roberto Grela)
00:24:55