Una deuda inmoral - Instituto Juan de Mariana

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Hace unos días el Gobierno de España anunciaba con bombos y platillos el aumento salarial para los empleados públicos[1]; un 11% acumulado hasta el año 2028. En tiempos tan volátiles donde las condenas por corrupción, las tensiones internacionales y los discursos incendiarios están a la luz del día, noticias como esta pasan desapercibidas, un relato más sobre números y asuntos con poco morbo. Sin embargo, son precisamente acontecimientos como este lo que debe estremecer a una sociedad, pues son reflejo de un país que vive muy por encima de sus posibilidades (desgraciadamente un comportamiento que es todo menos rara avis en las naciones occidentales del presente).

Desde que Pedro Sánchez asumió el gobierno en 2018, la deuda de las administraciones públicas ha aumentado de un 98% a un 102-104%[2], con mucha más deuda en términos reales y aderezado con 99 subidas de impuestos. Es decir, se gasta más, se recauda más y se invierte peor (sólo falta echar un vistazo a los datos de deterioro en materia de inversión pública). Si a esto añadimos que hemos tenido una inflación compuesta desde 2018 de 21-23%[3] según el IPC, y que se han añadido 650 000 nuevos empleados públicos[4] en este mismo período, conviene preguntarse: ¿qué futuro nos espera?

Basta leer casos como el de Argentina para concluir qué pasa cuando un estado crece sin control y aumenta de manera carroñera la dependencia ciudadana de las arcas pública… el desastre es total. Esto es importante porque por más que parezca que el dinero es ilimitado y la deuda algo abstracto, tarde o temprano se tendrá que pagar, y el pagador será (una obviedad cronológica), la generación más joven. Y es precisamente aquí donde radica el factor inmoral: tenemos un estado que cada vez gasta más de lo que ingresa y engrosa la dependencia ciudadana mientras asfixia impositivamente al conjunto… todo para ser pagado por una generación que no ha podido decidir sobre esto.

Conviene para esto recurrir a nuestros antepasados, específicamente a quien da nombre a esta publicación, Juan de Mariana, quien señalaba que “El príncipe no es señor sino administrador de los bienes de particulares[5].” No debemos olvidarlo, y debemos actuar en consecuencia, exigiendo a nuestros representantes un mínimo de responsabilidad a la hora de gestionar recursos que nos les pertenecen; puesto que, a pesar de las insistencias de algunas figuras políticas, el dinero público sí es de alguien.

Hay otro factor a considerar, la situación macroeconómica actual no sólo representa futuros pagos injustos para los jóvenes, si no el caldo de cultivo perfecto para una mayor tensión social. Fue el asesor político norteamericano James Carville, quien dijo: “es el dinero, estúpido.” A pesar del empecinamiento de algunos por decir que la economía crece y va como un tiro… en realidad crece la fórmula del PIB jaleada por aumento de gasto público e inmigración, no porque la gente gane más dinero. Es entonces entendible que se genera una olla de presión que tarde o temprano estallará en verdaderos conflictos sociales si no se comienzan a enfrentar problemas de fondo como que no se puede seguir sobregirando la tarjeta de crédito nacional como si fuese dinero de plástico en una partida kamikaze del Monopoly.

Difícilmente las sociedades tienden a cambios bruscos u opciones extremas cuando hay dinero en sus bolsillos; nos guste más o menos es el factor “cartera” el que motiva a la gente más a votar de una manera u otra y no el 99% de las cosas que abren las portadas de los telediarios. Si se continúa por esta senda de gasto descontrolado, llegaremos a ese conflicto social, y aunque muchos políticos lo buscan ninguno puede asegurar que le beneficiará, pues no hay nada más volátil y dañino que una sociedad enardecida.

¿Como se puede resolver esto? Volviendo a los consejos de nuestros abuelos: ahorro, y trabajo duro (no sólo para los individuos, que no pueden llegar a fin de mes y que por consiguiente no pueden hacer suya esta máxima), si no para un estado excedido en sus funciones que convendría corregir antes de que sea demasiado tarde. Sólo así se pueden generar las condiciones de prosperidad necesarias para que una generación venidera pueda prosperar y aportar valor económico e intelectual al devenir de nuestra historia; de todas maneras, ello será muy necesario para pagar lo que ya es, una deuda inmoral. 

Notas


[1] Gobierno, UGT y CSIF firman la subida salarial pactada para los empleados públicos: un 11% acumulado hasta 2028. Fuente: https://www.rtve.es/noticias/20251127/gobierno-sindicatos-firman-subida-salarial-2028-sueldos-funcionarios/16834050.shtml.

[2] La deuda pública alcanza un nuevo máximo histórico: 1,69 billones de euros, el 103,4% del PIB. Fuente: https://www.elmundo.es/economia/macroeconomia/2025/09/30/68db9c86e9cf4a900a8b45b1.html.

[3] La inflación, disparada desde que Sánchez es presidente: los precios generales son un 20 % más caros y los alimentos un 37 %. Fuente: https://www.eldebate.com/economia/20250227/precios-disparan-20-desde-sanchez-presidente-alimentos-son-37-caros_274226.html.

[4] El número de empleados públicos supera los tres millones y más de la mitad son funcionarios. Fuente: https://theobjective.com/economia/2025-06-17/empleados-publicos-supera-tres-millones-mitad-funcionarios/#:~:text=En%20los%20diez%20años%20que,autónomas%20ha%20aumentado%20un%2032%25.

[5] Tratado y discurso sobre la moneda de vellón. Fuente: https://www.libertaddigital.com/club/ilustracion-liberal/64-65/tratado-y-discurso-sobre-la-moneda-de-vellon-juan-de-mariana.html.

Recapiti
Andrés Ureña Rodríguez