El informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos – OCDE estudia el ecosistema de las industrias intensivas en energía, que incluyen sectores como el acero, el cemento, la química, el papel, el aluminio y el vidrio.
Estas industrias son importantes para la economía mundial, pero también representan una parte significativa de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, lo que los sitúa en el centro de la transición hacia la neutralidad climática. El estudio subraya que las industrias intensivas en energía son esenciales no solo por su peso económico y empleo, sino también porque proporcionan insumos críticos para sectores estratégicos como la construcción, la automoción, la energía renovable y las infraestructuras.
El documento destaca los múltiples desafíos que enfrentan estas industrias: altos costes energéticos, necesidad de inversiones a gran escala para modernizar instalaciones, limitaciones tecnológicas en la reducción de emisiones, y exposición a la competencia internacional. Asimismo, subraya que la presión regulatoria y social por la sostenibilidad está acelerando la necesidad de cambios estructurales, en un contexto en el que las empresas deben equilibrar competitividad y transición energética.
El informe enfatiza la importancia de las políticas públicas como motor de esta transformación. Los instrumentos regulatorios y económicos, tales como precios al carbono, incentivos fiscales, normas de eficiencia y apoyo a la innovación, son fundamentales para generar un entorno favorable. Se recomienda fortalecer los mecanismos de cooperación internacional para evitar fugas de carbono y asegurar un equilibrio en los mercados globales. La creación de mercados para productos de bajo carbono, como acero o cemento verdes, se perfila como un paso clave para acelerar la transición.
También se analiza el papel de la innovación tecnológica, señalando que, aunque las soluciones de electrificación, hidrógeno, captura y almacenamiento de carbono y procesos circulares ya están en desarrollo, su despliegue a gran escala requiere marcos regulatorios estables y financiación de riesgo compartido. Se insiste en que la transición de las industrias intensivas en energía no será posible sin la colaboración estrecha entre gobiernos, industria, centros de investigación y sociedad civil.
Finalmente, el informe concluye que abordar la transformación de las industrias intensivas en energía es indispensable para cumplir los objetivos climáticos globales. Una transición ordenada permitirá no solo reducir emisiones, sino también fortalecer la resiliencia de las cadenas de suministro y crear nuevas oportunidades de crecimiento económico sostenible. Se plantea que integrar políticas industriales, energéticas, comerciales y de innovación bajo un enfoque coordinado será determinante para que estas industrias puedan mantener su competitividad en un escenario de descarbonización profunda.