Cómo afectan psicológicamente las mudanzas (4 consejos para llevarlo mejor) - Mudanzas Gil Stauffer

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Mudarse es uno de esos momentos vitales que al principio parece que sólo será mover cajas y algún mueble… hasta que empieza a mover toda tu vida por completo.

Entre cajas, listas y cambios de dirección, también aparece algo más silencioso: el impacto emocional. Porque una mudanza no es solo llevar objetos de un lugar a otro; es cerrar una etapa y abrir otra sin saber del todo qué te espera.

Y sí: aunque intentemos llevarlo con humor y productividad, el cuerpo y la mente se enfrentan a momentos de estrés y tensión.

Hoy te contamos como nos afecta psicológicamente una mudanza y algunos consejos para poder llevarla de la mejor manera posible.


Lo que no se ve: el impacto emocional en los adultos

A diferencia de los niños, los adultos solemos procesar el cambio con menos pataletas y más café. Pero eso no significa que en la práctica una mudanza nos afecte menos. Solo que lo escondemos mejor.

Pero por mucho que se quiera esconder o sobrellevar, son muchos los efectos de un cambio tan importante en nuestras vidas:

  1. Estrés por sobrecarga mental

Una mudanza es una maratón de decisiones: qué te llevas, qué donas, qué encaja en la nueva casa, qué trámites quedan pendientes… Y ese modo multitarea prolongado acaba provocando:

    • Tensión muscular
    • Dolores de cabeza
    • Irritabilidad
    • Dificultad para desconectar por las noches y cansancio

Y si te sientes así durante tu mudanza, tranquilo, no es que estés “exagerando”: es una sobrecarga real de este proceso.

  1. Agotamiento emocional

Decir adiós a una casa es más emocional de lo que parece. No solo dejas un espacio: dejas rutinas, vecinos, recuerdos, incluso ese sitio tan especial que tenías en tu sofá de la antigua casa.

Y todo eso produce una sensación de duelo, que, aunque nadie quiera llamar así, es normal al dejar atrás momentos vitales muy importantes.

  1. Ansiedad ante lo desconocido

Incluso cuando el cambio es para mejor, no es raro que aparezca el famoso “¿y si…?” ¿Y si no me adapto? ¿Y si no me gusta el barrio? ¿Y si echo de menos lo que tenía?

Nuestra mente no es muy amiga de la incertidumbre, por lo que tiende a llenar los huecos con escenarios incómodos que intenta “solucionar” o responder para evitar enfrentarse a ellos por sorpresa.

  1. Cambios en el sueño y la concentración

Demasiada información, muchas tareas, un futuro que parece incierto…La mezcla perfecta para que el cerebro esté en modo alerta y a la hora de dormir se traduzca en:

    • Despertares nocturnos
    • Dificultad para conciliar el sueño
    • Torpeza mental durante el día
    • Sensación de estar “desconectado”

¿Por qué las mudanzas nos afectan tanto? La explicación psicológica

Pues porque las mudanzas mueven tres pilares fundamentales de nuestra estabilidad que son:

  1. La identidad: somos “del barrio”, “de este piso”, “de esta ciudad”. Cambiar de lugar puede hacer que sintamos que parte de quién hemos sido hasta ahora ha cambiado.
  2. Seguridad: nuestra casa es un refugio, un lugar seguro y cuando ese refugio se desmonta, aunque sea temporalmente, el cuerpo entra en un estado de alerta y puede generar esa sensación de inseguridad que tanto desgasta.
  3. Rutinas: a nuestro cerebro le encanta lo predecible. Por eso la mudanza, con su estrés y sus sorpresas, nos deja momentáneamente sin esa monotonía del día a día que es tan necesaria para tener una estabilidad.

Cómo manejar mejor el cambio: estrategias que te ayudarán

  1. Reduce las decisiones innecesarias: durante un cambio tan grande tu cerebro está agotado así que dale espacio.

Planifica por bloques, agrupa tareas y evita improvisar cada día para dar un poco de orden a tu cabeza y evitar tener que tomar decisiones inesperadas durante toda la mudanza.

  1. Mantén tus rituales “sagrados”: un café en silencio, leer antes de dormir, caminar diez minutos, tumbarte un rato a ver tu serie favorita…

Cuando todo cambia fuera, mantener un pedazo de rutina te ayudará a tener una vía de escape y relajación para desestresarte y afrontar cada día de la mudanza de una forma más sencilla.

  1. Acepta que la adaptación lleva tiempo: no te presiones para “sentirte en casa” en 48 horas. Es normal que el primer mes te sientas extraño o desconectado.

Forma parte del proceso y a medida que vayas asentándote en tu nueva casa, esa sensación desaparecerá.


¿Y los niños? Cómo viven los niños este proceso (y cómo podemos ayudarles)

Aunque en este artículo nos hemos centrado en los adultos, los niños también sienten la mudanza: cambios de conducta, nostalgia, miedo a lo nuevo…

Si quieres profundizar en cómo afectan las mudanzas a los más pequeños y cómo acompañarles aquí encontrarás un artículo en el que tratamos este tema en profundidad para que puedas ayudarles a hacer que la mudanza sea una experiencia positiva.

Una mudanza remueve, desgasta, inquieta…Pero también es una oportunidad para reescribir tu rutina, tu entorno y tu día a día.

Y aunque en Gil Stauffer no seamos psicólogos, hay algo que sabemos hacer muy bien: encargarnos de tu mudanza desde el minuto uno, para que tú te centres en lo importante: adaptarte a tu nuevo hogar con calma, cabeza y cero estrés.

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