Calendario de Adviento 2024. Día 3: la alegría - Noelia Jiménez

Compatibilidad
Ahorrar(0)
Compartir

ADVIENTO 2024 | DÍA 3. MARTES

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías (11,1-10):

Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará de oídas; juzgará a los pobres con justicia, sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra; pero golpeará al violento con la vara de su boca, y con el soplo de sus labios hará morir al malvado. La justicia será ceñidor de su cintura, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un muchacho será su pastor. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león como el buey, comerá paja. El niño de pecho retozará junto al escondrijo de la serpiente, y el recién destetado extiende la mano hacia la madriguera del áspid. Nadie causará daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país del conocimiento del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos: se volverán hacia ella las naciones y será gloriosa su morada.

Salmo Sal 71,1-2.7-8.12-13.17

R/. Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

V/. Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R/.

V/. En sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra. R/.

V/. Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. R/.

V/. Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol; él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,21-24):

En aquella hora Jesús se llenó de la alegría en el Espíritu Santo y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».

Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».

***

Sabiduría, justicia, lealtad, paz, liberación: estos valores marcan el ritmo de la primera lectura y del salmo, para desembocar en un pasaje evangélico con una maravillosa exaltación a algo tan bello y tan subestimado al mismo tiempo como la pequeñez. 

«Has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños», dice Jesús. Y es curioso que las lecturas de este tercer día de Adviento comiencen hablando de sabiduría… y, cuando creemos que somos sabios, viene el Jefe a decirnos que no, que en la pequeñez está la verdadera grandeza.

También me llama la atención que Jesús hable así después de que «se llenó de la alegría en el Espíritu Santo». ¿Cómo es posible que no pongamos el foco en la alegría cuando intentamos buscar los grandes valores de la vida?

La alegría es esa ‘pequeñez’ que precede o acompaña a la felicidad y que puede encontrarse cada día en millones de detalles, si tenemos los ojos bien abiertos a lo sencillo. Y hoy quiero proponerme encontrar la alegría y la belleza en algunos gestos cotidianos por los que paso tan deprisa a diario que pierden su grandísimo valor: la magia en los colores del cielo cuando atardece, la pausa disfrutando del aroma de un café recién hecho, la paz en el sonido del viento, la bondad en el saludo amable a un vecino, la energía de un abrazo sincero, la satisfacción por terminar una tarea cotidiana realizada con amor.

Y aquí recuerdo la inspiradora cita de Santa Teresa de Jesús: «No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor».

Ojalá sea capaz de poner el foco en el amor con el que realizo cada tarea. Porque sé que ese gesto, por pequeño que parezca, me acercará a la gratitud que alimentará el sentido de mi vida.

Obra: Tríptico del altar de Santa Columba, Rogier van der Weyden (c. 1455), Pinacoteca Antigua, Múnich (Alemania)

Detalles de contacto
Noelia Jiménez