Anna Ramis es maestra y pedagoga, protagonizó el episodio «Pantallas e infancia temprana, asunto delicado». Forma parte de las 25 mujeres expertas destacadas en sus diferentes ámbitos de especialización.
Anna Ramis es madre, maestra y pedagoga… Una apasionada de las relaciones humanas que tiene el privilegio de trabajar con madres, padres, maestros, profesoras, directivos y otros profesionales relacionados con la educación y la atención a las familias.
Como madre, ha educado a dos hijos y ha disfrutado de su educación.
Como maestra, ha llevado a cabo reuniones y entrevistas con familias en la escuela.
Como profesora universitaria, ha formado a otros maestros preparándolos para afrontar la tarea de relacionarse con la familia de los alumnos.
Y como pedagoga, ha asesorado centros, ha impartido mucha formación a maestros, profesores y directivos, ha asesorado juntas de AMPAs, ha impulsado y colaborado en diversos programas de relación y formación padres-escuela.
Ha impartido cientos de cursos y formaciones, y ha colaborado con diversos departamentos de la Generalitat de Catalunya, fundaciones, ayuntamientos y muchas instituciones privadas.
Ha publicado tres libros y numerosos artículos en medios de comunicación.
Por su sensibilidad hacia la infancia temprana y sus derechos, ha iniciado la campaña #de0a3NADAdePantallas para sensibilizar a la sociedad y prevenir la adicción precoz a las pantallas.
El podcast de PantallasAmigas es un programa sobre educación, ciudadanía y bienestar digital conducido por Begoña Beristain.
Transcripción del episodio
Educación, ciudadanía y bienestar digital, un podcast de PantallasAmigas, presentado por Begoña Beristaín.
Begoña: Hola, ¿qué tal? Bienvenidos, bienvenidas a este nuevo capítulo del podcast de PantallasAmigas, educación, ciudadanía y bienestar digital. Un podcast con el que tratamos precisamente de eso, de alcanzar el bienestar digital ahora que estamos todos y todas abocados a utilizar las pantallas, Internet, las redes. Casi, casi como un vínculo de comunicación con el mundo. Hoy nos vamos a centrar en una franja muy concreta de edad. A veces pensamos de 0 a 6 años utilizar pantallas solo de manera testimonial. Bueno, pues desgraciadamente no se utilizan solo de manera testimonial las pantallas en esta franja de edad. Y esto lo sabe muy bien nuestra invitada de hoy. Ella es Anna Ramis, es madre, es maestra, pedagoga, ha trabajado en la escuela y en la Universidad, pero sobre todo ha estado siempre al lado de madres y padres, asesorandolos en cuestiones educativas e impulsando diversos programas de acción compartida entre familias y docentes. Hoy vamos a hablar con Anna Ramis y además vamos a centrarnos, vamos a llegar hasta los 6 años de edad, pero vamos a centrarnos también de 0 a 3, nada de pantallas, porque ese es precisamente el título de uno de sus trabajos, de uno de sus libros. Anna Ramis, ¿qué tal? Bienvenida
Anna: ¿Qué tal? Encantada de estar con vosotros.
Begoña: Bueno, decía yo que las pantallas en esta franja de edad suelen ser de uso o creemos que es de uso testimonial, pero no hay más que mirar alrededor para ver que esto de testimonial ya está quedando lejos.
Anna: Muy lejos, quedaba lejos antes de la pandemia y ahora queda lejísimos. Hay efecto de pandemia y pantallas con los bebés.
Begoña: O sea, que ha tenido un efecto la pandemia. Oye, Anna, ¿por qué tú decidiste que esta franja de edad había que explicarla un poco más? Había que acercarse a los padres y las madres para decirles, cuidado y ponías el interrogante en eso de nada de pantallas. Bueno, pues explícanos, ¿por qué decidiste centrarte en esta franja de edad?
Anna: Mira, mi trabajo me ha llevado a tener la super ventaja, interpreto yo, de tener un pie puesto entre los docentes o los trabajadores sociales o entre los profesionales que se dedican a atender a niños y niñas pequeños y a tener otro pie puesto en entornos familiares, haciendo grupos, asesoramientos y formaciones en asociaciones de padres y movimientos de papás y mamás. Entonces, para mí esto es una ventaja porque veo lo que le está pasando a los niños desde los dos ámbitos y en esta experiencia de ir paseando de por grupos de docentes y grupos de papás y mamás, cada vez aparecía con más fuerza la presencia de pantallas. Nada cuestionada, sino asimilando con toda la naturalidad en la vida de los niños y de los bebés, es decir, cuando hacíamos grupos de madres, sobre todo en escuelas infantiles, guarderías de críos pequeñísimos, pues aparecían las pantallas con una naturalidad y se manejaban las mamás. Pues como que son tan facilitadoras y todo. Qué bien, qué estupendo. Esto a mí me alarmaba un poco.
Begoña: Y además, perdóname, Anna, eso que estás diciendo de cómo veías a las mamás que me dejaban tranquilamente las pantallas a sus hijos. Y es que yo me atrevería a decir que lo hacen con orgullo de mira, qué listo es mi niño, mi niña, cómo maneja la pantalla siendo tan pequeño. Hay ahí un punto de orgullo también, ¿verdad?
Anna: Este es un punto dormido porque se basa en una creencia, un tópico social que hemos asimilado automáticamente sin cuestionarlo, como tampoco se cuestiona el poner pantallas para los niños. Y esa creencia es, que nuestros hijos ahora son nativos digitales. Como si ya nacieran con un cerebro distinto, configurado de una forma especial para que las pantallas le sean, nada pan comido. Es que ya nacen con predisposición para ellas. Y claro, qué vamos a hacer si su cerebro es tan espabilado. Pues no vamos a frenar. Entonces este tópico que nos hemos tragado sin cuestionarlo de ninguna manera, está atrapando a mamás y papás que ponen pantallas sin cuestionarlas, esto fue una cosa que me llamó la atención.
Begoña: Sí, y, además, fíjate, sí dices eso de que creemos que como los bebés son nativos digitales, hay que dejarles con las pantallas y además creemos que cuanto antes empiecen más ventaja tendrán en el futuro.
Anna: Como vemos y sabemos y nos hacen intuir que en la mayoría de profesiones del futuro las pantallas van a estar sí o sí. Pues cuanto antes empiecen mejor, este es otro tópico educativo, cuanto antes empiecen mejor que ha impulsado a hacer auténticos disparates como si la infancia tuviera que acortarse para ganarle tiempo a no sé qué, como si la vida acortando la infancia, pues ganará más autenticidad. Cuando todos los psicólogos de hace bueno del 19, del 20, del siglo 21 nos están informando que la infancia es una etapa importantísima, porque si alguna cosa pasa es que grabamos, vamos a utilizar terminología tecnológica, grabamos el disco duro de quién vamos a ser durante toda nuestra vida y sobre todo en los 3 primeros años.
Begoña: Sí, ahora vamos a ir a ese cerebro de los bebés y de niños tan pequeñitos como los que van de 0 a 6 años. Pero fíjate, creo que también los medios de comunicación y en este caso, concretamente la televisión, también está teniendo una importante influencia en todo esto, es habitual ver programas de televisión de estos que se dedican al zapping y a poner vídeos graciosos, parece que hace mucha gracia ver a los niños. Hace muy poquito pude ver unas imágenes de un niño que estaba jugando con la tablet de uno de sus padres. Y cada vez que entraba una llamada directamente la rechazaba y aquello era un motivo como de alegría. Fíjate, él, como quiere seguir jugando, rechaza las llamadas y lo sabe hacer casi de manera natural. Y ese vídeo se pasaba por la televisión y los y las tertulianas lo celebraban con mucha alegría lo listo que era ese niño, ¿no? No deberíamos mostrar esas imágenes con tanta algarabía porque estamos haciendo esto que tú estás haciendo.
Anna: Claro. Esta reflexión que decíamos, el tragar este tópico sin cuestionarlo, nos llega a alegrarnos y además se suma a que mientras el crío tiene una pantalla delante, oye, está que ni se le oye respirar y nos deja hacer y trabajar en casa, ahora que tenemos el teletrabajo metido o estar en casa haciendo otras cosas. Oye ventaja sobre ventaja, tengo un niño inteligentísimo que tiene 1 año y ya me rechaza las llamadas que entran, fíjate tú, este va para ingeniero y además es monísimo, un encanto porque le pones la tablet y oye desaparece el crío. Dos ventajas, ya tenemos a los papás contentos, requeté contentos. Los abuelitos pues alucinados porque esto a vuestra edad no lo hacíais, pero los niños de ahora ya nacen con algo especial, pues vamos tragándonos el topicazo y ahí tienes al niño de menos de 3 años que debería estar moviéndose, tocando, experimentando, mirando, dando la lata, interaccionando verbalmente, interaccionando visualmente, descubriendo el mundo, descubriendo quién es él y qué relaciones son las que le dan un entorno seguro, que le aparcamos, le abducimos y le dejamos en una esfera virtual que le atrae mucho porque sabemos que las pantallas son dopamínicas, son pura droga y más para el cerebro de un crío tan pequeño, pues lo tenemos aparcado y nos parece magnífico. Pero si analizamos desde el punto de vista de los niños o un poco desde la neuroeducación, estamos haciendo la peor jugada que podríamos hacer.
Begoña: Claro. Sí, el cerebro de un niño, de una niña, en esos primeros años de su vida necesita, dicen los expertos, crear entornos enriquecidos para el desarrollo de su propio cerebro. Y esos entornos se generan con eso que estabas diciendo Anna, activando las relaciones sociales, interactuando con otras personas, pero en ningún caso yéndose a un mundo virtual y lejano. Estamos incluso haciendo daño al desarrollo de su propio cerebro.
Anna: Sí, sí, eso es una cuestión de salud. Así como el tema de la alimentación, ha entrado con fuerza y por ejemplo, el tema de la lactancia materna ha tomado, pues, todo el espacio que debía tomar. Cómo debemos introducir los primeros alimentos para los niños. Los regímenes de alimentos sólidos, de qué tipo de alimentos vamos a introducir primero. Yo creo que ha sido una cultura que se está expandiendo, que la mayoría de mamás y papás bueno, van a leer, van a informarse, buscar en Instagram, en youtubers, en el pediatra, quien sea que te informe al fondo, el tema de pantallas vamos detrás. Vamos bastante detrás. Entonces aquí están nuestros libros y la capacidad de PantallasAmigas, para llegar a más y más gente e informarle de que el género del niño no necesita pantallas, no solo por lo que las pantallas hacen en sí mismo, que es atraparle en un bucle dopamínico, si no, por el tiempo que las pantallas quitan de hacer lo que es vital, que es moverse, descubrir y se tiene que aprender todo. Cuando llegamos a la vida no sabemos ni que existe la gravedad. Entonces tenemos que descubrir que nuestro cuerpo en reposo aplasta una parte, porque es verdad que estamos reposando y esto no es baladí. Tenemos que aprender a hablar y a caminar. Fíjate, un año pasamos de hacer un pedacito de carné que inspira, pues ternura, que es nuestra arma cuando llegamos al mundo, así creo que interacciona. Habla, escucha y entiende y se mueve y se desplaza donde él quiere. En un año, las mamás y los papás saben que tienen que cambiar como tienen la disposición en casa. ¿Por qué? Porque este crío que aún no nos lo puede tocar todo. Entonces, esto es un aprendizaje riquísimo que se tiene que hacer en un contexto emocional y relacional seguro. ¿Y cómo se proporciona este contexto? Con la interacción y con la mirada. ¿Qué deben liderar los papás y las mamás? Tiempo y la mirada. Si nuestro hijo llega al mundo y tiene que competir con una pantalla o dos o tres, que tengas el móvil pegado, casi lo vamos a tener como pegado al cuerpo, pero tenemos la tablet. Luego tenemos la tele de fondo, luego tenemos el ordenador abierto porque donde trabajamos nuestro hijo tiene que competir con cuatro pantallas. Para llamar la atención, ¿qué va a hacer? Todo lo que pueda y todos sus recursos cariñosos y tiernos, pero todos sus recursos terribles que saben hacer los bebés para llamar la atención para competir con cuatro pantallas que los tienen atrapados.
Begoña: Fíjate que me parece todo esto muy interesante yendo a eso que decías. De que los bebés, ahora nativos digitales, es un tópico y una falacia. No son nativos digitales, les digitalizamos al nacer. Por eso que decías ahora que tienen que aprender incluso lo que es la gravedad, tienen que aprender absolutamente todo. Si no ponemos la pantalla delante, no van a aprender que la pantalla les genera todo esto. O sea, que fíjate qué forma tan sencilla has tenido de derribar ese tópico de que no son nativos digitales, que es un término erróneo, sino que les hacemos digitales. Y no es cuestión de ser alarmista, pero hay datos que desde luego nos ponen los pelos de punta. Dices consumir pantalla durante 2:30 horas al día antes de los 3 años tiene consecuencias graves y hay que ponerles nombre a esas consecuencias, Anna.
Anna: Sí, sí, de hecho, dos y media es la media de horas de consumo, que ha analizado, lo que encontraron como mediana, un estudio del 2019, hecho en Canadá con población durante 5 años. Es decir, vieron a los papás y las mamás con sus bebés desde que nacían hasta los 5 años y durante este periodo entrevistaron a las mamás y a los papás sobre el consumo habitual de pantallas, las mismas pediatras que publicaron el informe en el 2019. Seguro que hoy en día este informe ya sería distinto, señalaron como el contexto de observación cambiaba, es decir, en el año uno del consumo de pantallas que los mismos bebés que lo hacían en el año 5 ya tenían un consumo más exagerado. Entonces dos y media es la mediana. Eso quiere decir que hay niños que antes de los 3 años consumen más y menos que consumen casi cero, 2 horas y media al día de un bebé que se pasa 12 horas durmiendo, es una parte muy significativa de su vida. Seguramente no son seguidas, pero es que estas pantallas aparecen en momentos cotidianos que son sumamente erróneos, por ejemplo, las comidas, ahí fue donde saltó mi alarma. Los papás y las mamás de los niños y niñas de tres años decían, es que mi hijo se lo pone todo. De hecho, no sabe ni lo qué come, pongo la tablet y ahí está tragando, abre la boca solo por contacto, la cucharita está para dentro, estos niños no aprenden a comer.
Begoña: Claro, fíjate, lo has dicho muy claro, no saben ni lo que comen
Anna: Nada, no saben. Entonces yo les preguntaba, qué fruta les gusta más a vuestros hijos. Porque hay niños de entrada pues se resisten más a la mandarina o a las fresas. Se lo come todo, y yo pensaba, pero cómo puede ser. Porque la identidad de uno mismo se crea a partir de cosas como yo soy ese al que no le gusta la mandarina, pero le gustan las fresas y le gusta el melón. Pero me da cosita, cuando encuentro las pepitas de la sandía. Y uno se identifica con sí mismo y va creando su identidad con estas pequeñas cosas. Yo soy el que come solo pedacitos de fruta. Yo soy el que habla con mamá y pide más. Pero si yo no sé ni lo que como, como mucho o poco, o negociar, que los niños son muy pequeños, negociar con sus mamás y papás, cuando no me gusta mucho, esto le quita el viaje, le quita relación y le quita construcción de su yo, de su identidad. Que se construye hablando, jugando… Cuidado cuando subas ahí, ahí sí puedes subirte, ahí no puedes subirte, si te subes con cuidado. Yo soy el que se sabe subir y sé que mi mamá me mira porque me ha dicho ahí con cuidado, la mirada de una mamá me salva, cuando yo estoy jugando, la mirada de mi mamá está en otra parte.
Begoña: Sí, sí. Claro, fíjate, también estamos muy empeñados en que nuestros hijos y nuestras hijas aprendan a tolerar la frustración. Bueno, pues con las pantallas también les estamos evitando y alejando de aprender a tolerar la frustración. Porque la pantalla nunca te frustra, porque si algo sale mal, tú la apagas y vuelves a empezar. Siempre tienes el control y claro, entonces no aprendes a controlar tus emociones.
Anna: Las pantallas ofrecen este doble riesgo, hay más. Que consumes lo que quieres, y si el juego no te va bien, pues saltas pantalla o se acaba un vídeo, lo que haces es deslizar el dedo y poner otro. De hecho, las tablets tienen un funcionamiento tan absolutamente sencillo que admiramos. Mira el niño, lo mismo sabe descartar una llamada. Las tablets las usan, las entrenan, con chimpancés, entonces no es que el niño sea muy listo, es que el funcionamiento es sencillo, cuando ve una imagen que no le gusta va a deslizar y buscar una que le gusta, que son sus plátanos o lo que sea. Y se ríe con lo que ve en la pantalla. Pues no es que estos niños sean inteligentes. El que es muy inteligente es el fabricante de Tablets que coloca tablets, incluso en la población infantil. Y este es el súper inteligente o los que producen c