En los últimos meses se han publicado varias noticias referentes a los impuestos que pagamos los navarros que me han dejado francamente preocupado. Seguramente, a muchos de los lectores no les resulte novedosa la conclusión a la que llegué después de “hilar” las citadas noticias: en Navarra llevamos años sufriendo una presión fiscal muy elevada, más que muchas regiones vecinas y, sin embargo, no se traduce en mejores servicios públicos.
La primera noticia que me preocupó fue la que daba el Consejo General de Economistas. Según sus cálculos, Navarra es la región de España donde más IRPF paga una persona soltera y sin hijos con ingresos de hasta 20.000 euros. Es decir, el prototipo de joven queriendo emanciparse. Han leído bien: la región donde más IRPF se paga. Con rentas que en ningún caso pueden considerarse altas. Me picó la curiosidad y comprobé cuántos contribuyentes navarros se encuentran en la franja citada: según datos del propio Gobierno de Navarra, el 36,3% de todos los contribuyentes navarros declararon una base liquidable de hasta 18.000 euros. Si incluimos en ese cálculo el tramo de hasta 24.000, el porcentaje sube hasta el 50%. ¡Qué sorpresa! El eslogan machacón de “que paguen los ricos” no se cumplía en este caso.
La misma entidad publicaba también el estudio “Factura Fiscal de los Hogares Españoles” con el objetivo de “mostrar una imagen general de cuál es la renta disponible anual y mensual que queda por hogar”. De acuerdo con su análisis, la factura fiscal mensual de los hogares españoles, es decir, lo que pagan en impuestos (directos, como el IRPF, e indirectos, como el IVA u otros relacionados con el consumo de los hogares) oscila para una familia media entre el 30 y el 35%. Desde mi punto de vista, objetivo conseguido del Consejo de Economistas: la concienciación de que, sobre lo ganado de media por las familias españolas, el 33% se lo lleva Hacienda.
Además, leí un interesante reportaje en estas mismas páginas sobre la cantidad de patrimonios que habían abandonado Navarra, se entiende que debido a que en otras regiones como Madrid o Andalucía el Impuesto sobre el Patrimonio estaba bonificado al 100%. En 2022 se produjeron en Navarra 90 bajas en los cuatro tramos más altos de patrimonio. Es evidente que en patrimonio se elevaron los tipos más altos, y no por ello se recaudó más.
En esfuerzo fiscal, que tiene en cuenta la diferencia en los niveles de renta de los distintos países, estableciendo la UE-27 como nivel 100, España realiza un esfuerzo un 17,8% superior al de la UE, según el Institución de Estudios Económicos (IEE). Y para que conste, entre las grandes economías avanzadas, ninguna presenta un esfuerzo fiscal superior al de nuestro país. La misma entidad que sitúa a España en 2023 en la posición 31 de 38 países del ranking de competitividad fiscal. Y la Fundación para el Avance de la Libertad nos dice, además, que dentro de España, Navarra se encuentra en el puesto 13º de todas las CCAA en su índice fiscal, lo que nos deja en muy mal lugar. O sea, España está en mala posición fiscal respecto de Europa, y Navarra en muy mala posición de presión fiscal respecto del conjunto de España. Daño fiscal foral al cuadrado.
De toda esta información expuesta, lo que me queda claro es que no importa si cobras mucho o poco; la fiscalidad navarra no es lo que era. Ya no consigue que las empresas quieran instalarse aquí (¡con un tipo de sociedades del 28%, el más alto de todo el país!), no favorece que las compañías logren atraer a trabajadores cualificados (con un tipo máximo del 52%, rozando lo confiscatorio, ¿quién querría venir?) y quien tiene oportunidad se va de aquí, con todo lo que eso implica de pérdida de dinamización económica. Esto está ocurriendo con el agravante de que nuestra región cuenta con las herramientas propias que le otorga el Fuero y el Convenio Económico para determinar la fiscalidad que considere más conveniente. Al parecer, ahora lo más conveniente es ser los peores de España.
El Consejero de Hacienda de Aragón, Roberto Bermúdez de Castro, realizaba recientemente unas declaraciones en las que afirmaba que “cada día se van más empresas de Navarra a Aragón. Y en Cataluña pasa lo mismo. Pagan más impuestos y hay más inestabilidad. Las empresas buscan estabilidad y normalidad, y Aragón les da todo eso”. A nadie se le escapa que nuestros vecinos lleva años con una estrategia clara de atracción de empresas e inversiones, y está dando sus frutos: grandes compañías como Amazon, Microsoft o Inditex, por mencionar solo algunas, están realizando inversiones masivas en la tierra vecina. También las pequeñas empresas. ¿Y por qué eligen Aragón? Cuenta con muy buenas comunicaciones e infraestructuras (autopistas, aeropuerto, TAV), una fiscalidad atractiva y, en general, se aprecia una actitud positiva hacia la empresa. Se las quiere atraer, no espantar.
Por cierto, me gustaría saber qué opina el Consejero de Hacienda de Euskadi sobre la fiscalidad navarra. El mismo Consejero que afirmaba en otro medio de comunicación que el País Vasco es la región donde menos IRPF pagan las rentas medias. ¿Por qué lo que se es válido allí no lo es en la Comunidad foral?
Dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver. Creo que es momento de que la sociedad navarra sea consciente de que el dinero público que recauda, administra y controla nuestro Gobierno de Navarra, antes fue privado, de cada uno de nosotros y de nuestras empresas. Que se conozca que el Gobierno de Navarra lleva años recaudando muy por encima de lo aprobado por el Parlamento de Navarra, todo a costa del contribuyente. Y que recaudar más no significa que las cosas vayan mejor.