Trampas al solitario | Institución Futuro

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El viernes de la semana pasada se hicieron públicos los datos de la Encuesta de Población activa, la EPA. Los datos de Navarra, aparentemente, son buenos. Somos la cuarta CCAA con menos paro (7,72%) y, aunque ha crecido algo respecto al segundo trimestre, el porcentaje es aceptable. Pero si uno se pone a mirar esas cifras en detalle, se lleva sorpresas. Si analizamos (con los datos de la propia EPA) el número de asalariados del sector público, vemos que está en máximos, siendo ya más de 50.000 personas las que cobran su sueldo del Gobierno o entidades públicas. Si se siguen desmenuzando los números, estos asalariados del sector público suponen un 20,4% del total, cuando hace 3 años eran un 17,1%. Es decir, estamos acabando con el desempleo a base, en gran parte, de ocupar a la gente en el sector público. Nos estamos haciendo trampas en el solitario.

Acabáramos. Cómo no se nos había ocurrido antes. Hagamos a todo el mundo funcionario y terminamos con el paro. Esto ya se probó en el Este de Europa durante la segunda mitad del siglo XX y salió regular tirando a muy mal.

Ironías aparte, el crecimiento de asalariados del sector público en Navarra es exponencial y conlleva, claro, un crecimiento sideral del gasto de personal, que ya supone un tercio del presupuesto de Navarra. Dejamos de destinar recursos a inversiones para dedicarlos a gasto. Lo contrario de lo deseable.

Las empresas nos digitalizamos, nos apretamos el cinturón y somos más eficientes. El Gobierno de Navarra crece y crece en gasto de personal. Personal, por cierto, al que el Gobierno es incapaz de controlar su horario, cosa que sí que debemos hacer las empresas privadas por ley.

Por otro lado, no nos cansamos de advertir que este gasto de personal es totalmente inelástico y que, en momentos de crisis, la administración no se ajusta como sí hacemos las empresas. El gasto se convierte en estructural, en permanente.

Con lo que la administración compite con las empresas privadas para captar trabajadores y gana. Paga más (esa es la verdadera brecha salarial), con unas condiciones respecto a horarios, jornadas, vacaciones más ventajosas y ofrece seguridad. “Pues que paguen más las empresas”, suele ser la respuesta fácil. Las empresas privadas compiten (afortunadamente) por ofrecer productos y servicios buenos y baratos a nosotros, los consimidores, y sus márgenes están tremendamente ajustados. Miren sus cuentas de resultados. Pagan lo que pueden y les encantaría poder pagar más.

Así que estamos combatiendo el paro, en gran parte, contratando a gente para el sector público. Estamos compitiendo con las empresas por la captación de talento, engordando una administración cara que no podremos hacer más pequeña cuando lo necesitemos y poniendo, por supuesto, muchas más piedras en la mochila del contribuyente.

Álvaro Bañón Irujo. Profesor de la Universidad de Navarra y miembro de Institución Futuro

Recapiti
Isabel Larrión