Donald Trump gana las elecciones presidenciales en Estados Unidos y se convertirá en el segundo presidente de la Historia en conseguir dos mandatos no consecutivos. A continuación, te dejamos 7 claves para entender la victoria de Trump:
1. Trump arrasa y vuelve a la Casa Blanca.
El candidato republicano logró anoche una rotunda victoria en las urnas, superando todas las expectativas y venciendo no sólo en votos electorales, sino también en voto popular. Más de 71 millones de votos frente a 66 millones de Harris. Su victoria supone el inicio de una nueva etapa no sólo en la política de Estados Unidos sino a nivel global.
2. Las encuestas no supieron ver al gran apoyo popular de Trump.
Las encuestas en los llamados “swing states” vaticinaban un resultado muy ajustado, pero finalmente los 7 estados clave se han teñido de rojo y Trump ha ganado en todos ellos: Georgia, Carolina del Norte, Pennsylvania, Arizona, Michigan, Wisconsin, y Nevada. Otro éxito para los republicanos, cuyos equipos de campaña pusieron mucho esfuerzo en movilizar a sus votantes en estados clave del Rust Belt como Ohio, Pensilvania y Wisconsin. La atención a estos estados de gran peso en el Colegio Electoral fue una jugada estratégica que ha resultado fundamental para asegurar los votos necesarios.
3. Los republicanos controlarán también el Congreso y el Senado.
El Partido Republicano tiene asegurado el control del Senado y de la Cámara Baja, lo que les permitirá aprobar leyes, presupuestos y nombramientos clave sin bloqueos de la oposición. Esto facilita implementar su agenda política y garantizar el respaldo en decisiones de calado, como las nominaciones judiciales y políticas exteriores. Los demócratas no tendrán capacidad de bloquear la agenda de Trump, que iniciará su mandato con plena capacidad de desarrollar sus políticos.
4. Harris fracasó en la movilización: 20 millones de votantes se quedaron en casa.
Una de las claves principales del resultado fue la baja movilización por parte de los votantes que en 2020 habían dado su apoyo a Biden. Más de 20 millones de personas no acudieron a votar, seguramente por la falta de motivación y conexión con la candidatura de Kamala Harris.
5. El voto hispano, una de las claves de la victoria de Trump (y de la derrota de Harris).
El llamado “gigante dormido” parece que, elección tras elección, va despertando, pero no siempre manteniendo la tendencia habitual de apoyo a los demócratas. En 12 años el Partido Demócrata ha perdido más de 20 puntos de apoyo entre los votantes hispanos. Todavía está por definir el porcentaje que Trump ha conseguido entre los hispanos, pero no cabe duda de que el incremento del apoyo entre estos votantes ha sido determinante para la victoria republicana.
6. Los demócratas, ante el reto de reconstruir el partido.
La pérdida de la Casa Blanca, del voto popular y del Senado y la Cámara Baja deja a los demócratas ante un horizonte complejo. Si bien el contexto en el que se produjo la nominación de Kamala Harris fue tardío e improvisado, tras el abandono de la carrera electoral por parte de Joe Biden en verano; ni la movilización de figuras clave del partido, como el matrimonio Obama, ni la campaña en clave del riesgo para la democracia que supondría una victoria de Trump, han servido para tener el apoyo de los estadounidenses. A partir de ahora, el Partido Demócrata tiene por delante el desafío de identificar nuevos líderes y nuevas estrategias que les ayuden a reconectar con el votante. La próxima cita, en 2026 en las elecciones legislativas de medio término.
7. Europa, pendiente del impacto de la agenda de Trump.
Desde Bruselas se ve con inquietud a la futura Administración Trump, ya que durante la campaña anunció aranceles del 10% a los productos importados en EEUU, lo que supondría un gran impacto en la Unión Europea, que tiene una balanza comercial negativa con el país norteamericano. Los movimientos de Trump en materia de defensa y de apoyo a la OTAN serán también clave para los aliados europeos, cuando los conflictos en Ucrania y Oriente Medio siguen sin resolverse. No obstante, este nuevo escenario supone una oportunidad para que Europa refuerce su autonomía estratégica y lleve a cabo reformas para incrementar su papel internacional.
