No se enteran. Me refiero a la empresita esa del tres al cuarto, sí, Microsoft. Van los tíos y deciden invertir 6.690 millones de euros en Aragón pudiendo hacerlo en Navarra. Concretamente, van a crear centros de datos en las afueras de Zaragoza que supondrán la creación de 900 puestos de trabajo de alta cualificación (y altos sueldos). Es la tercera empresa más grande del mundo, pero aquí estamos mejor sin ellos.
Bueno, no. En realidad nuestra presidenta firmó en junio con el presidente de Microsoft Ibérica (hay foto y todo, claro), un “memorándum que propone acciones tanto en el sector público como en el privado”. La nada envuelta en una nota de prensa. ¿Importe de la inversión que va a realizar Microsoft en nuestra Comunidad? Cero. Pero tenemos foto y nota de prensa, que es a lo que estamos.
Otros que tampoco saben por dónde les da el aire deben de ser los de Amazon. Son la cuarta empresa más valiosa del mundo y su filial AWS ha decidido invertir en Aragón 15.700 Millones de euros en, también, centros de datos. Proyectan crear 6.800 empleos. Evidentemente, son empleos de futuro y de economía competitiva. Aquí ninguno nos atrevemos a decir lo que pensamos sobre el futuro de Volkswagen, porque los nubarrones que vienen de Alemania son evidentes.
Tampoco Blackstone, el fondo de capital riesgo más grande del mundo, se entera de nada. Estos van a invertir “solo” 7.500 millones en Calatorao, a 40 kilómetros de Zaragoza. Van a construir centros de datos que crearán 1.400 empleos. Mientras, aquí estamos debatiendo si metemos más dinero público en una empresa zombi como es Sunsundegui.
Y es que todo trae consecuencias. Que ¿por qué se van a Aragón cuando antes estas inversiones venían a Navarra? Porque lo que hacemos (y lo que no hacemos) acarrea consecuencias, evidentemente. Seguir aislados de la red de alta velocidad y unidos a Zaragoza por un tren más propio de 1900 que de 2024, no sale gratis. Que dentro del propio Gobierno de Navarra haya grupos que no quieren el tren, no sale gratis. Es más fácil llegar desde Madrid a Orense que a Pamplona y a su cálida estación de 1870.
Tampoco sale gratis, como es obvio, la fiscalidad. Me atrevo a decir que ningún alto directivo de las empresas mencionadas estará dispuesto a pagar el 52% de su sueldo en IRPF. Así no atraemos talento de ningún tipo. Claro que lo malo es que alguno estará encantado con que no venga talento “de fuera”. Tenemos el peor impuesto de sociedades de España. Eso funciona regular para atraer empresas, créanme.Y claro que mandamos un mensaje (a todo el mundo) cuando una de las empresas que más ayudas ha recibido del Gobierno de Navarra tiene a un asesino en su Consejo de Administración. Para más información, elegido por los trabajadores. Imaginen el mensaje que manda eso sobre el clima social y laboral de Navarra a un futuro inversor de Silicon Valley. Así que vamos con la inercia de la industria del siglo pasado, pero esto se termina. Son industrias en declive y poco competitivas y estamos perdiendo claramente el tren de las nuevas inversiones. Y lo estamos perdiendo por acción e inacción, ya que los demás se están moviendo mucho. Nos lamentaremos, y será demasiado tarde.
Álvaro Bañón Irujo. Economista
