Los más mayores recordarán de algunas películas las imágenes de los trenes en la India en la época de Gandhi. Gente de pie apretujada, las maletas de un lado para otro y muchos peleando por no caerse ante la perspectiva de un frenazo.
Eso era en la India en los 50-60 del siglo pasado. Bueno, pues involucionando hemos llegado a que la conexión por tren Pamplona-Zaragoza en 2025 se parezca a eso. Zaragoza, no lo olvidemos, es nuestra más cercana conexión a la alta velocidad y tiene pinta de que lo va a ser durante mucho tiempo. Desde allí uno va a Málaga, a Sevilla, a Granada… y, por supuesto, a Madrid y Barcelona.
La historia de esta conexión es para que se hubieran ido ya varios a su casa, pero aquí dimitir parece que es un nombre ruso y nadie asume responsabilidades. Hasta hace poco más de un año (diciembre 2023) teníamos un tren, cutre eso sí, que nos conectaba a Zaragoza. Corrijo. Nos parecía cutre entonces, pero comparado con lo de ahora, era el Orient Express. La gente iba sentada en un trayecto de más de dos horas. Sentada. Un lujo asiático.
En enero de 2024 se desplazaron a la decadente y deprimente estación de Pamplona nada menos que el secretario de estado de transporte y el presidente de Renfe para presentar, junto a nuestra presidenta, el Civia, que iba a sustituir el anterior tren. Nos vendieron algo así como el tren bala Tokyo-Yokohama. Una presentación, sí, a bombo y platillo.
El Civia es, para empezar, un cercanías. Sí, han leído bien. Un cercanías para Pamplona-Zaragoza con un trayecto de dos horas y cuarto. Se venden más billetes que el total de asientos, con lo que hay muchos pasajeros de pie y los equipajes van bailando de un lado a otro. Muchos de los afortunados que consiguen asiento tienen que ir sentados en asientos enfrentados en los que no se cabe. Y mucha, mucha gente va sentada en el suelo apelotonada. Bombay-Delhi 1950.
Esto es lo que le colocaron al Gobierno de Navarra, que lo recibió con alborozo como si fuera un tren de última generación (¿alguien lo había mirado antes?). Después de muchas protestas y denuncias (en y por este medio entre otros), la presidenta anunció que se iban a sustituir los trenes de cercanías que nos habían colocado por los “Alaris, mucho más cómodos y rápidos” para “finales del año 2024”.
Aquí estamos, ya en marzo de 2025, y seguimos como en la India en 1950. Menos mal que hubo alguien que sí hizo su trabajo, el diputado Alberto Catalán, quien preguntó en diciembre al Ministro por los nuevos trenes. Óscar Puente, sin demasiado interés, aventuró que el nuevo tren llegará “a partir de abril de 2025”. Ojo, “ a partir”. Como digo, no nos hemos enterado de esto por un anuncio del Gobierno de Navarra, sino como contestación a una pregunta parlamentaria. Es todo tan chusco, cutre, informal y poco profesional que da mucha pereza el volver a denunciarlo. Pero esto es lo que hay.
Alvaro Bañón Irujo. Economista y miembro del think tank Institución Futuro.