El sistema sanitario público navarro se asienta en una serie de puntales que lo han hecho durante muchos años uno de los mejores sistemas sanitarios públicos del mundo y un orgullo para los ciudadanos de nuestra comunidad. El principal puntal es su “equidad” -dar a cada uno lo que necesita-, acompañado de otros como su universalidad, su accesibilidad, su calidad y su eficiencia.
Pero no les descubro nada nuevo si les digo que actualmente el sistema sanitario público navarro está atravesando una importante crisis, como lo demuestra sus graves problemas de accesibilidad, con listas de espera que llevan a Navarra al furgón de cola de todas las comunidades autónomas.
Asimismo, cada vez la satisfacción de los ciudadanos con su sistema sanitario va disminuyendo (así lo confirma año tras año el barómetro sanitario del Ministerio de Sanidad), y en los profesionales va cundiendo el descontento y la desmotivación. Un detalle importante: esta crisis que no se ha resuelto a pesar del espectacular incremento de recursos públicos de los últimos cinco años. Se demuestra una vez más, tal y como siempre defendemos desde Institución Futuro, que más gasto no garantiza por sí mismo un mejor servicio.
La sociedad y el entorno están cambiando: somos una población cada vez más envejecida, con lo que la atención se va desplazando de los problemas agudos a los problemas crónicos asociados al envejecimiento. También tenemos una sociedad más formada e informada con menor tolerancia a la enfermedad y a la incertidumbre. Otro cambio del entorno está siendo la innovación tecnológica y su rápido desarrollo, cuya difusión puede tener implicaciones en términos de equidad.
Además de los nuevos retos del entorno, en Navarra tenemos el reto de la falta de profesionales sanitarios. Se da la paradoja que en el momento en el que tenemos los profesionales mejor formados de la historia también tenemos una falta de los mismos, hecho que confirman los datos del propio departamento de Salud: de 2019 a 2023 han disminuido en un 25% el número de facultativos especialistas y en un 10% los médicos de atención primaria. Me temo que el futuro no es mucho más halagüeño: en los próximos diez años se jubilará el 42% de los actuales médicos del sistema sanitario público navarro. Ahí es nada.
A todos estos retos nos tenemos que enfrentar con una estructura sanitaria obsoleta, rígida, muy funcionarizada y enfocada a los problemas sanitarios agudos y no crónicos, con procesos de atención segmentados y redundantes y una coordinación deficiente entre los niveles de atención. Con profesionales desmotivados y con prácticamente nula autonomía de gestión.
Por todo ello el anteproyecto de Ley Foral de Salud, que ahora mismo está en proceso de exposición pública, es una gran oportunidad para poner los cimientos de un nuevo sistema sanitario público, en el que la innovación sea la clave: innovación en la gestión de los profesionales, que son el núcleo fundamental del sistema, buscando su motivación y su compromiso con incentivos ligados al desempeño y a los resultados, con fórmulas que nos permitan atraer y conservar el talento, con una carrera profesional acorde a los intereses profesionales de cada uno, asistencial o docente-investigadora. Innovación con nuevas formas y escenarios de atención con apoyo y desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Innovación buscando una gestión más flexible, con un nuevo modelo retributivo con incentivos ligados a los resultados y una mayor autonomía de gestión.
Otro aspecto que en Institución Futuro nos parece fundamental junto con la innovación es la colaboración público-privada, máxime como ya se ha comentado, en un escenario actual de importantes problemas de accesibilidad y un escenario futuro de falta de médicos. Pero no solamente por un tema cuantitativo, sino que, ante una sanidad privada de calidad contrastada como la que tenemos en Navarra, poder crear sinergias público-privadas que redunden en una atención sanitaria de mayor calidad. Separando con claridad la financiación del servicio (quién paga) de la provisión del servicio (quién realiza la práctica clínica), procurando que esta última sea de excelencia, accesible y sin esperas, la realice la sanidad pública o la sanidad privada.
Ojalá los responsables tomen nota de las consideraciones aquí expuestas; por desgracia, poco o nada de lo sugerido se recoge en el actual anteproyecto. Aún estamos a tiempo de elaborar una Ley de Salud adecuada a los tiempos que corren y que permita afrontar el futuro con garantías. Por el bien de todos los navarros, y de su salud.
Médico y miembro del ‘think tank’ Institución Futuro