Algunas de las gemas que llegaron este año a la colección Gladys Palmera reflejan las presentaciones en España y sobre todo los numerosos viajes que emprendimos a través el continente latinoamericano. 2024 fue prolijo en encuentros, diálogos, sesiones de vinilos. Hablamos y pinchamos en San Lorenzo del Escorial, en Madrid, en Bogotá. Hasta en un tren histórico en Chile que nos llevó de Santiago a la Región de los Ríos y su capital Valdivia. En México DF, muy cerca del barrio de Tepito, hicimos bailar con discos de salsa locales. En Panamá City, organizamos una exposición de vinilos y asistimos a una misa en presencia del Cristo negro en Portobello, joya caribeña. En Cuba mezclamos música funk de la diáspora con arte contemporáneo. Dejó poco tiempo para cazar discos, pero aprovechamos los menores momentos. De hecho, encontramos el LP que encabeza esta lista exprimiendo los últimos minutos que nos quedaba en La Habana antes de volar hacia Madrid.
1. Ivette Hernández - Obras de Ignacio Cervantes (LP, Areíto LPA-3256, Cuba, 1968)
Para mí, este LP de la pasional pianista clásica Ivette Hernández es el santo grial de la discografía cubana. En 1968, cuando ella decidió quedarse en París con su familia, el disco, ya en producción, fue borrado del catálogo Areíto. Para humillarla, en el puñado de copias que sobrevivieron, las autoridades pusieron en tamaño postal el cuño “TRAIDOR A LA REVOLUCION CUBANA” (sic). Todo es magnífico en este disco: las danzas del genial Ignacio Cervantes, la interpretación, el retrato de Ivette en tinta negra sobre un fondo verde oliva, las notas de Gisela Hernández, compositora y miembro del Grupo Renovación Musical… Todavía se me eriza la piel cuando recuerdo el momento del hallazgo en la tienda Memorias. Particularmente emocionante es la pieza premonitoria Adiós a Cuba.
2. Arará – Pachuco Gigolo (Zoot Suit) / Amor (45 rpm, Tercer Mundo Records TMC 100, Estados Unidos, 1970s)
El cubano-estadounidense Nene Montes, productor de este disco, fue un extraño personaje. Con un look a lo “Serpico”, era un duro que ganaba y perdía fortunas en las carreras de caballos. Como mánager, fue un apoyo para George Clinton cuando este amenazaba hundirse en una paranoia autodestructiva. Eso, como se vería en la segunda década de este siglo en una serie de juicios, a cambio de vulnerar los copyrights de los álbumes de Funkadelic a través de su productora Tercer Mundo Inc. Arará, dirigido por el percusionista Francisco Aguabella, parece otra de sus apuestas locas: un disco bilingüe anglo-hispano para atraer a los latinos hacia el mundo del P-funk. El proyecto no prosperó, pero nos deja dos tracks de alto nivel: el contagioso Pachuco Gigolo y el groooovy soul Amor.
3. El Sonocombo de Herminio – Niña fresa / Me gustan los hombres (45 rpm, Rex 45-587, México, 1974)
Imposible no mover la cintura, la cabeza y todo el cuerpo con esta Niña fresa, soul tropical de Herminio Jiménez y su Sonocombo de Iztapalapa. Nuestra querida Gladys Palmera lo comprobó cuando Ruffy TNT nos visitó a principios de año.
4. Aquila – Aquila (LP, Alba ALD-005, Chile, 1974)
El efecto 3D de la portada nos transporta en el mundo peculiar de Aquila, quinteto nacido en Santiago de Chile en 1973 de la mano del joven compositor, arreglista y vibrafonista Guillermo Rifo. El grupo duró apenas un año en el circuito underground santiagueño, pero fue una piedra angular de la escena jazz de raíz folklórica en el país. Su único disco es una obra maestra del jazz fusión, con temas propios y dos versiones de Herbie Hancock y Pharoah Sanders. Nuestra selección: Samba costañera, del pianista Guillermo Olivares, ex-miembro del grupo de rock Embrujo, con una intervención estelar del vanguardista saxo tenor Sandro Salvati.
5. Conjunto Los Cisnes – Maldi...ta boa! (LP, IMSA Records L.P.I.-022, Perú, 1970s)
Allí por el año 1969, cuando Juaneco y su Combo abandona el sello IMSA para Infopesa, la disquera contrató a Los Cisnes de Iquitos. Cumbre cumbiera de la sicodelia tropical del Perú, Maldita boa será su único pero definitivo LP. Su director Ygor López Ríos, autor principal del proyecto, nos regala el selvático cumbión La hamaca.
6. Dr. Mortis y sus Zombies Cumbiancheros – Cumbias que son la muerte (LP, Asfona VBPS-537, Chile, 1977)
Durante una noche de mayo 1977 el siniestro “Dr. Mortis” abandonó momentáneamente su maligna misión de aniquilar a la raza humana para grabar un disco con sus zombies cumbiancheros. Era un descanso merecido después de más de 30 años desde su aparición en la radio chilena, a través de la voz de su creador, el actor Juan Marino y sus cómics en la editorial Zig Zag. Esta vez le prestó su voz el cantante peruano Alfredo de Sante, una especie de Mr. Babalú de ultratumba. Luis Barragán, figura del jazz chileno, dirigió la orquesta y escribió parte del repertorio, aunque fallecería diez días después de la grabación. Por todo esto era el disco que soñábamos encontrar durante nuestro viaja a Chile, y lo conseguimos. Valió la pena.
7. Nallye Fernández y Nelson Ferreyra – A San Martín de Porres (LP, Discos MaG, LPN-2208, Perú, 1967)
La panameña Nallye Fernández y el peruano Nelson Ferreyra se encuentran en este álbum MaG tan complicado de conseguir. El disco sigue la estela cubana de Celina y Reutilio con ritmo de guajira, punto y guaracha. Es toda una liturgia en honor a algunos de los santos y apóstoles más importantes de la fe católica, comenzando por San Martín de Porres (o Porras), el primer santo mulato de América y patrono peruano de la justicia social.
8. The Latin Monsters – Mrs. Robinson / I Feel Free (45 rpm, Loyola Records, CH-431, Panamá, 1960s)
La versión latina de I Feel Free de Cream por The Latin Monsters suena como una experimentación de los Beatles descartada de su álbum blanco, publicado a finales de noviembre de 1969, probablemente el mismo periodo en que se gestó esta gema. Solo se conoce otro disco de este misterioso grupo de Panamá… Y en efecto, el otro lado de este 45 es una versión del clásico Mrs. Robinson de Simon and Garfunkel.
9. Elena Burke y Rosita Fornés – Libertad para Angela Davis (45 rpm, Areíto, EPA-6294 (Cuba, 1971)
En 1969, la controvertida activista afroamericana Angela Davis visitó Cuba con una delegación del Partido Comunista de Estados Unidos, CPUSA. En 1971, fue arrestada por el FBI, sin evidencia relevante, por haber introducido un arma en la cárcel de San Quintín. La noticia resonó en todo el mundo y el aparato propagandístico cubano se lanzó en una campaña internacional por su liberación. En el marco del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, Pablo Milanés compuso la trovadoresca Canción para Angela Davis. Por su lado Tania Castellanos publicó el disco Libertad por Angela Davis, cantado en inglés por Rosita Fornés y en castellano por Elena Burke, con un arreglo orquestal de Adolfo Guzmán al estilo de los musicales de Broadway. Félix Beltrán ilustró la portada con una íconica imagen de Angela Davis sobre fondo azul, pronto utilizada en numerosos carteles de propaganda en Estados Unidos.