Este verano tuvimos el privilegio de recibir en Gladys Palmera a nuestro medellinense favorito: Julio Ernesto Estrada Rincón, mejor conocido como Fruko. Fruko el bueno, el violento, el grande, el bárbaro… un personaje multifacético cuya creatividad no conoce límites. Arquitecto, cerebro y ejecutor de incontables proyectos y grabaciones en Colombia, su huella es tan vasta que no es exagerado afirmar que revolucionó la música de su país.
En apenas 13 discos y 20 canciones —porque con él nunca podía ser menos— nos comparte la historia de una vida apasionante.
1. Pacho Galán – Lo mejor de Pacho Galán
(Philips, LP 631813. Colombia, 1960s)
“A la edad de 8 años, muy cerca de mi barrio, en la ciudad de Medellín donde yo nací, se presentaban las orquestas. Y allí conocí la orquesta del maestro Pacho Galán. Definitivamente Pacho Galán marcó con su ritmo. Y yo, al tener estos años infantiles, lo he admirado con el tema Cosita linda, que fue un hit universal de la música latinoamericana”.
2. Los Corraleros de Majagual – Nuevo ritmo…!
(Discos Fuentes, LP 300366. Colombia, 1965)
“Este es el segundo disco que les vamos a presentar. Pero vamos a poner un poquito de historia. Yo soy bisnieto de un cubano que llegó a Medellín para hacer el ferrocarril de Antioquia. Llegó con Francisco Cisneros y se llamaba Luis Felipe Rincón. Él tuvo su cosecha y fue director de una emisora que se llamó La Voz Catia, y también fue profesor de música en el Instituto Antioqueño. Mis tíos Mario Rincón y Jaime Rincón fueron ingenieros de sonido y compositores, y fueron los que me llevaron a Discos Fuentes. Y cuando yo ingresé a Discos Fuentes, a la edad de 13 años, tuve la oportunidad de tener los instrumentos ahí en el estudio y participar como baterista de esta agrupación famosa, Los Corraleros de Majagual. La primera canción que interpreté se tituló La burrita, que incluso tiene una versión en francés famosa con una Sinfónica, y fue maravilloso. Y entonces este ritmo, con el cual me colé, fue copiado después por muchos. Fue mi primera canción famosa”.
3. Los Corraleros de Majagual – Los Corraleros en Nueva York
(Discos Fuentes, LP 200448. Colombia, 1968)
“Los artistas de esta agrupación fueron muy talentosos. Históricamente, presentaron canciones con la agrupación y luego se fueron a hacer cada uno la suya, como es el caso de Alfredo Gutiérrez, de Lisandro Meza, de Eliseo Herrera, de Chico Cervantes y de César Castro. En esa época yo llegué como timbalero y terminé siendo el coordinador y, por último, director de Los Corraleros de Majagual, haciendo arreglos y producciones. Entonces para mí fue tocar el cielo, porque con esta agrupación tuvimos la oportunidad de alternar con las mejores orquestas de Nueva York de la salsa naciente: con Willie Colón con Héctor Lavoe, Richie Ray y Bobby Cruz… También con el maestro Tito Puente, con la orquesta de Ray Barretto, de la que hacían los coros Rubén Blades, Tito Gómez y Adalberto Santiago. También alternamos con la Sonora Ponceña, con Papo Lucca, y todas las agrupaciones que semana tras semana compartían con nosotros actuaciones y conciertos en unos sitios muy importantes en la ciudad de Nueva York. Allí pude admirar y conocer los otros ritmos que venían de Cuba y de Puerto Rico para hacer la agrupación de Fruko y sus Tesos”.
4. Willie Colón – La gran fuga / The Big Break
(Fania, LP 394. Estados Unidos, 1970)
“Tengo en las manos este disco de Willie Colón. Sus carátulas y los títulos me mostraron que había que ilustrar a la gente y dar noticias de lo que estaba ocurriendo en ese momento. “Las Gangas”… Así le decían a las bandas en en Nueva York. Entonces habían muchas. Y Willie Colón se manifestó como “Willie el Malo”. Yo no quise ser malo, pero sí quise impresionar a la gente con carátulas que tuvieran estos elementos que estaban de moda, porque de ahí el mundo cambió y la ciudad de Nueva York fue la cúspide de todas estas tradiciones y malos asuntos de drogas y vidas licenciosas. Entonces todo el mundo se admiró con la música de Willie Colón que, por cierto, tocaba un trombón callejero muy gustador, y tenía pulmones de acero para poderlo interpretar. Mucho gusto, mucha escuela que vino del maestro Willie Colón para todos nosotros”.
5. Fruko y sus Tesos – Tesura
(Discos Fuentes, LP 300597. Colombia, 1970)
“Fue en el año 1970 la introducción de la orquesta pionera de la salsa colombiana Fruko y sus Tesos, en un álbum titulado Tesura. Ahí ustedes pueden observar la vestimenta que mostraba rebeldía. El perro se llamaba Tony. Me acompañaba en mis fugas, mis fugas musicales. Me iba a tomar licor y él era mi guardián y formábamos tremendas peleas en los bares donde yo salía ganador por tener a este Tony. Al estilo de “El Fantasma” que andaba con su lobo (NDE: se refiere a un comic muy popular de Lee Falk), yo andaba con mi pastor alemán. Y aquí otro compañero que tiene una orquesta muy bonita en este momento en la ciudad de Medellín: Humberto Muriel. Y así iniciamos una orquesta que causó curiosidad entre la gente porque dijeron: ‘bueno, y estos señores, ¿de dónde son?’ Más adelante les voy a contar qué pasó en la ciudad de Cali”.
6. Fruko y sus Tesos – A la memoria del muerto
(Discos Fuentes, LP 200685. Colombia, 1972)
“Ahora les voy a mostrar cómo llegamos nosotros a tener nuestro primer éxito, una canción irreverente. Es una canción que habla a la memoria del muerto. ‘El muerto al hoyo y el vivo al baile’. Aquí tenemos a Piper Pimienta y estamos en un cementerio, el Cementerio Universal. Allí nos fuimos a tomar la foto y de donde nos sacó la policía diciendo: ‘Hey, ¿ustedes qué hacen ahí?’ ‘No, nosotros estamos tomando una foto para una carátula’. ‘Nada, se van de aquí’. Pero ya habíamos tomado la foto. Y fue muy impactante porque también mostramos lo que la gente, lo que los jóvenes iban a tener, porque llegaron el uso de las drogas. Unas muy fuertes y otras livianas, pero drogas son drogas y nosotros íbamos ilustrando a la gente que era lo que estaba ocurriendo para que despertaran. Y a la gente le gustó la canción porque cuando suena A la memoria del muerto tú te pasas a bailar”.
7. Fruko y sus Tesos – El violento
(Discos Fuentes, LP 200868. Colombia, 1973)
Entonces armamos la orquesta Fruko y sus Tesos y nos fuimos a la prueba, ya después de tener nuestro primer éxito en la ciudad de Medellín, en más. Cuando presenté la canción A la memoria del muerto, fue en un bar donde ponían tangos. Yo fui y le dije al administrador: ‘Don Gilberto me pone este 45 rpm?’, y me dijo, ‘¿Qué estás tomando?’ Y le dije, ‘Cerveza’. “No, toma aguardiente, trago más fuerte y te pongo el disco’. Ahí estaban estos contertulios, los del bar, oyendo tangos como ese: ‘Sonaron cuatro tiros y sobre la vereda, él me dio un charco de sangre…’ Y eso era puras malas caras. Y entonces cuando yo puse A la memoria del muerto, cambió todo el comportamiento del bar, se pusieron a bailar de manera improvisada, cada uno buscando un estilo. Y entonces de ahí nació un movimiento en la ciudad de Medellín, que fue el baile, la ropa y la manera de hablar las jergas y muchas cosas bonitas de esa época: los pantalones botacampana, los zapatos de tacón alto… Y entonces llegamos a la ciudad de Cali donde nos contrataron, y cuando terminamos de interpretar, nos regresamos para el hotel. Y ya estaba la policía de migración preguntándonos: ‘¿Por dónde entraron?’ ‘¿Cuál entraron? Venimos de Medellín a Cali’. Eso fue un momento muy dichoso de poder decirle a la gente que nosotros éramos de Colombia con un ritmo nuevo. Y cuando yo me tomo esta carátula, decían los campesinos: ‘¿Donde están presentando esa película que yo quiero verla?’. En esa época estaba de moda “James Bond”, uno de mis ídolos. Entonces yo decidí hacer mi versión de James Bond colombiano en este disco. Como desde pequeño tengo fuerza titánica, tumbo puertas muy fácil con el hombro, parto los cocos de un puño, parto la masada en dos, así apretándolas. Entonces la gente dijo: ‘Bueno, viene el violento’, y tuvo buena aceptación”.