Hemos estrenado un nuevo año. Tenemos ante nosotros un nuevo ciclo en el que poder reinventarnos y realizar acciones que den sentido a nuestra vida. 12 meses en los que buscar nuevas oportunidades para desarrollarnos personal y profesionalmente. Un año más para aprender, para sentir, para compartir, para ayudar, para querer, para vivir… Para tomar las riendas de lo que queremos ser y donde queremos estar. ¿Es o no es para sentirse afortunados y agradecidos?
El agradecimiento es un ejercicio muy sano que nace de la parte más emocional de las personas y aporta extraordinarios beneficios a quien lo siente y a quien lo recibe. Pero no todo el mundo lo practica… aunque seguramente todos tenemos algo que agradecer. Por eso, hemos querido comenzar 2025 sumándonos al Día Internacional del Agradecimiento, que se celebra cada 11 de enero, y defender su práctica habitual. Y hemos indagado entre nuestras ONG Acreditadas con el sello Dona con Confianza para conocer cómo se percibe este sentimiento en el ámbito del Tercer Sector.
Como resultado, hemos recopilado algunos testimonios de personas vinculadas a organizaciones no lucrativas que nos hacen sentir las buenas vibraciones que transmite el agradecimiento. Y también el valor de ser agradecidos.
BENEFICIARIOS: RECEPTORES DE SOLIDARIDAD
El primero de los colectivos que muestra un fuerte sentimiento de gratitud es el de los beneficiarios. Las personas afectadas por algún tipo de enfermedad, discapacidad, limitación o vulnerabilidad ven a las ONG que les ayudan como su estrella. Como un entorno de seguridad que les ha cambiado la vida, a ellos y a sus familias, y les ha dado alicientes y herramientas para seguir adelante.
Francisco Rincón, persona con discapacidad residente en un piso tutelado por FAEMA Salud Mental Ávila: “Estoy en una vivienda supervisada de la asociación y además soy voluntario de la misma. Para mí FAEMA es mi familia, mi apoyo diario. Sus profesionales me hacen sentir acompañado y escuchado, en un entorno donde muchas veces las dificultades pueden hacer que nos sintamos aislados. Este espacio me ha permitido crecer como persona, encontrar fuerza y esperanza en momentos de incertidumbre. Gracias a la asociación, siento que mis capacidades y derechos como persona con discapacidad son reconocidos y valorados. Estoy convencido de que, juntos, podemos seguir avanzando hacia una sociedad más inclusiva, equitativa y justa para todos”.
Davinia Martínez González, socia de ASPAYM Madrid: “Tengo una lesión medular desde 2004 y acudo a esta asociación desde 2008. Desde el primer día y sin conocerme, todos me abrieron todas sus puertas y sus corazones. Realmente, casi les debo la vida que tengo ahora, sin ellos creo que jamás habría confiado en mí misma y en mis capacidades. Me apoyaron, me enseñaron, me cuidaron, me aconsejaron, me dieron todo lo que estaba a su alcance. Para ellos lo más importante es que nos demos cuenta de que seguimos siendo personas, que podemos seguir luchando por nuestros sueños y deseos. Gracias a ellos, yo llevo ya silla en el trasero, ¡y no en la cabeza! Jamás podré devolverles ni la mitad de lo que hicieron y hacen por mí. Y sé que no dejarán de luchar por nuestros derechos y libertades como personas que somos”.
Gonzalo Redondo Basurto, beneficiario de Autismo Burgos: “Desde hace 15 años recibo el apoyo de la asociación. Podría decir que me ha cambiado la vida, me han ayudado en los peores momentos y enseñado a gestionarlos. He podido compartir mis logros con otros usuarios y con sus profesionales, como dedicarme al atletismo y llegar a conseguir medallas a nivel nacional. Me siento muy agradecido, ya que me han hecho crecer como persona y me han acompañado en todo momento. La cercanía, el asesoramiento y aprendizaje que nos brindan nos ayudan a comprender mejor a nuestra familia y a nosotros mismos, y eso nos hace la vida más fácil”.
María Martínez e Inma Guirado, familiares de pacientes, ELA Andalucía: “Acabamos de empezar a entender esta enfermedad que está sufriendo mi padre, tan desconocida para nosotros. Tener a nuestro lado a ELA Andalucía es un halo de esperanza y en cierto modo de tranquilidad. Saber que hay personas con un gran corazón que están dispuestas a ayudar sin nada a cambio, compartiendo su conocimiento y experiencia vivida. Muchísimas gracias por aceptarnos en esta gran familia a la que acabamos de llegar, y seguro será por mucho tiempo, con ayuda recíproca”.
VOLUNTARIOS: LA OPORTUNIDAD DE MEJORAR EL MUNDO
Las personas que colaboran como voluntarias con alguna ONG se sienten también muy agradecidas por tener la oportunidad de sentirse útiles. De saber que su contribución está cambiando la vida de otras personas, que tiene un impacto positivo real en la sociedad. Algunos de esos voluntarios desempeñan puestos relevantes dentro de la estructura de las organizaciones, ofreciendo su profesionalidad y experiencia de forma altruista.
Patricia Fernández Sánchez, voluntaria en Fundación Mozambique Sur: “Ser voluntaria en una organización como esta hace que mis conocimientos y experiencias cobren sentido. Poner mi experiencia y mi curiosidad a disposición de la comunidad, hace que cada día comience con ilusión. Con ganas de crear algo que pueda impactar en quienes aún dudan de su papel protagonista en la lucha por un mundo mejor, más justo, sostenible y amigable. En una sociedad centrada en lo material y en la aprobación externa, esto tiene gran valor. Sentirse identificada con un proyecto, con una forma de hacer y de imaginar el mundo que queremos, despierta una motivación difícil de conseguir de otro modo”.
Sergio Calvo, voluntario en Fundación Altius: “Colaboro con la fundación atendiendo a usuarios en búsqueda de empleo. Es muy satisfactorio tener la posibilidad de escucharles cuando te cuentan las dificultades de su día a día e intentar dar respuesta a sus necesidades. Tratar de facilitarles todos los recursos que están en nuestras manos desde Altius. Todo ello me hace sentir agradecimiento, es extraordinario ser parte de un grupo de personas que intenta que la sociedad esté más conectada y unida. Todos somos uno”.
Concha Prieto, voluntaria en Asociación Norte Joven: “Es una satisfacción sentirme parte de la familia Norte Joven, y en particular de la vida de los chicos. Siempre que voy a la asociación salgo con un sentimiento de bienestar, no hay día que no aprenda algo. Me siento agradecida por poder convivir con los chicos un rato”.
Cristina, voluntaria en NADIESOLO: “Soy coordinadora del programa Voluntariado para el Ocio de la fundación, que ofrece ocio inclusivo para personas con discapacidad intelectual. Siempre voy con mis hijas pequeñas a las actividades de voluntariado. A nosotras el voluntariado nos aporta mucha paz, porque compartimos la actividad con gente que tiene unos valores y unos principios muy buenos”.
José Miguel Rivero, voluntario de Relaciones Externas en Federación Española de Bancos de Alimentos: “Es importante ser conscientes de lo afortunados que somos y la suerte que tenemos. Hay muchas personas que viven en circunstancias muy complicadas en países del tercer mundo. Y ya solo con pensar que nosotros hemos nacido aquí deberíamos estar agradecidos. Soy voluntario en FESBAL por compromiso, por un acto de responsabilidad social individual. Me siento afortunado si miro alrededor, aunque no todo es de color de rosa. Es cierto que he trabajado mucho y durante mucho tiempo, que me he esforzado, pero otros también lo han hecho y se encuentran en situaciones muy desfavorables. Y siento que tengo la obligación de devolver a la sociedad una parte de lo que he recibido gratuitamente en la forma que sea. Y encima recibo a cambio la satisfacción íntima, personal, de que mi trabajo sirve para mejorar la vida de otras personas no tan afortunadas”.
Ana Pujol, voluntaria en Fundación Nantik Lum: “Llevo nueve años colaborando con la fundación y disfruto rodeada de un equipo de gente maravillosa, humana, imaginativa, alegre y competente. Siempre dispuesta a hacer fácil cosas complicadas, como la puesta en marcha de un negocio o conocimientos básicos de salud financiera. A lo largo de estos años he visto cómo han crecido. Y lo más importante, he acompañado a personas que llegaban con una vaga idea de negocio y han terminado abriendo sus propias empresas, de las que también me he sentido parte. Es realmente muy gratificante”.
Maribel Brito Álvaro, voluntaria y gerente de Asociación Talismán: “Cada vez que veo la evolución de los chicos y chicas, cada vez que veo su sonrisa y sus abrazos y cariño, me siento afortunada y estoy agradecida por todo lo que me dan. Verles caminar felices hacia su futuro me hace compartir esa felicidad. Estoy agradecida por todo el trabajo que realizan las monitoras y los proyectos que desarrollan y ponen en marcha”.
EMPLEADOS: TRABAJOS QUE CAMBIAN LA VIDA
Aunque pensemos que uno trabaja “porque le toca”, simplemente porque necesita ingresos y ganarse la vida, quien trabaja en el Tercer Sector no lo ve exactamente igual. Optar por dedicarse profesionalmente a mejorar la vida de otros hace crecer interiormente a esas personas. Les abre la mirada hacia otras realidades, les cambia la perspectiva, les hace valorar mucho más las pequeñas cosas.
Isabel Ramis, empleada de Fundación Vianorte-Laguna: “Trabajar en uno de los primeros hospitales de cuidados paliativos de España ensancha el corazón. A pesar de lo que la gente pueda pensar, no es un lugar triste o gris, sino todo lo contrario. El equipo está volcado en ayudar a todos los que pasan por aquí a exprimir los últimos días con auténtica paz. Y, como no se puede dar lo que uno no tiene, te das cuenta del grandísimo corazón de todos los que forman parte de Laguna. Porque la palabra convence, pero el ejemplo arrastra”.
Jaime Peidró, empleado de Fundación A LA PAR: «Trabajo aquí desde hace 15 años, y cada día cuando llego a la Fundación veo a los trabajadores con discapacidad intelectual con una sonrisa. Con un abrazo, con una palabra cariñosa, con un gran compromiso con lo que hacen… Todo ello me hace sentir y valorar que soy un afortunado de tener lo que tengo, que no tengo derecho a quejarme, que puedo dar más de mí mismo cada día. Y sobre todo, me hace quitarme esos filtros que tenemos para abrazar a los demás, para decirle a alguien te quiero, para regalar sonrisas y dar felicidad a quienes nos rodean”.
Nieves Barberá Tecles, empleada de Fundación Lukas: “Hace un año empecé a trabajar como recepcionista en la fundación. Entrar en contacto con esta realidad, día a día con el equipo y junto a las familias de todos estos chicos y chicas, me ha abierto los ojos ante este mundo y sus necesidades. Desde aquí se intenta hacerles la vida un poquito más fácil, aportando terapias, nuevas tecnologías, sonrisas y cariño. Este trabajo me ha permitido reflexionar y ver mi vida con otros ojos, mis problemas ya no son tan grandes y a menudo tienen solución. Ojalá pudiéramos transmitir a todos las necesidades de las personas con diversidad funcional, y que con muy poquito se ayuda mucho. Doy gracias a Fundación Lukas por haberme dado la oportunidad de vivir esta experiencia tan maravillosa y poder crecer tanto a nivel profesional como emocional y afectivo”.
Sara Albaladejo, empleada de Alzheimer Catalunya Fundació: “Soy coordinadora del área Ayudar y Proteger. Esto me permite vivir la transformación vital de cada persona que atendemos después de haber sufrido una situación de maltrato o vulnerabilidad. Aprender de cada una de ellas: sus historias y vivencias, sus experiencias, la vitalidad y la forma con la que afrontan la vida. Al confrontarlo con la visión que tenemos de las cosas hoy en día me siento profundamente agradecida de este intercambio generacional”.
Miguel Chao Vázquez, empleado de Asociación de Alzhéimer de Ourense – AFAOR: “A lo largo de mi vida he estado vinculado a distintas ONG de muy distintas formas. Todas ellas me aportaron vivencias que contribuyeron, y aún lo siguen haciendo, a formar la persona que ahora soy. Por eso mi agradecimiento es un poco ‘egoísta’, ya que todo lo que yo he podido aportar como empleado a AFAOR, me ha sido devuelto multiplicado por mil. Enseñándome a ver la vida desde otra mirada. Sin olvidar la satisfacción personal al realizar una labor que contribuye a mejorar la calidad de vida de nuestros mayores, pilares fundamentales para la sociedad”.
Almudena Yebra Romanillos, empleada de Fundación Amigos de Monkole: “En las aulas de Secundaria de mi colegio era frecuente ver el calendario solidario de Amigos de Monkole. No imaginaba entonces que terminaría trabajando en la fundación, dedicándome profesionalmente a conseguir que más personas puedan tener acceso a la sanidad en República Democrática del Congo. Mi primera vinculación fue como voluntaria, para después pasar a ser empleada como técnica de educación. Me siento verdaderamente agradecida y afortunada por tener la oportunidad de dedicar mi tiempo y esfuerzo, mis ganas y mi talento a mejorar las vidas de tantas personas. Es muy motivador comprobar cómo pequeñas acciones de gente comprometida aquí consiguen que cientos de personas tengan allí una vida mejor y más oportunidades de futuro. Y es un privilegio poder ser la voz que hace llegar las historias de Monkole a los jóvenes que participan en las sesiones de sensibilización”.