En primer lugar, es fundamental definir qué es una Due Diligence y en qué consiste. El término, en su traducción literal al español, significa “diligencia debida” y consiste en una investigación exhaustiva, llevada a cabo por auditores o especialistas externos, que permite a las partes evaluar las oportunidades y/o riesgos asociados respecto con una determinada empresa o activo específico.
¿Cuál es el objetivo final de llevar a cabo una Due Diligence?
El objetivo principal de llevar a cabo una Due Diligence es proporcionar a todas las partes involucradas una comprensión completa y clara de la situación de la entidad, a nivel financiero, operativo, laboral, tecnológico, de cumplimiento normativo, de activos intangibles, protección de datos, de impacto medioambiental, antes de llevar a cabo una transacción significativa.
Dependiendo de qué se esté buscando, existen diferentes tipologías de Due Diligence. Las integrales o completas que abarcan todas las áreas o ámbitos anteriormente mencionados, aquellas que se enfocan sólo en identificar los riesgos más relevantes, así como aquellas enfocadas en algún área en particular.
¿Cuándo es necesario llevar a cabo una Due Diligence?
Llegados a este punto, conviene preguntarnos cuándo es necesario llevar a cabo una Due Diligence, y estos son algunos ejemplos de situaciones:
- Fusiones y Adquisiciones (M&A): Conviene que, antes de llevar a cabo una compra o fusión de una entidad, se tenga una visión completa de la situación de la empresa en todos los ámbitos anteriormente descritos. Esto ayudara a determinar si el precio de compra o adquisición es justo o razonable y si es representativo con respecto al valor real de la empresa, así como a detectar posibles riesgos ocultos. Asimismo, ayuda a identificar posibles sinergias, detectar cómo las entidades pueden fusionarse efectivamente y ayuda a planificar dicha integración o fusión.
- Alianza comerciales o Joint Venture: Conocer los riesgos y/o beneficios que entraña llevar a cabo una determinada alianza, permite tomar una decisión fundamentada y mitigar con antelación los posibles riesgos. Resulta esencial para conocer en profundidad la entidad y determinar si a nivel reputacional dicha alianza conlleva algún daño o inconveniente.
- Operaciones de Inversión: Antes de llevar a cabo una inversión, conviene que los inversores realicen una Due Diligence para entender el potencial de la empresa y los riesgos asociados antes de invertir.
- Obtención de financiación: Resulta una herramienta efectiva para dar mayor seguridad y confianza a los inversores o prestamistas y, por ende, ayuda facilitar el acceso a capital y al crecimiento de la entidad.
- Transacciones de Bienes Raíces: Conviene, antes de adquirir una determinada propiedad, verificar los títulos registrales y las regulaciones aplicables.
- Adquisición de Activos Intangibles: Antes de su adquisición, resulta determinante verificar su valor, posibles vías de protección, si trata o no de una solución escalable, entre otras cuestiones a nivel técnico.
La Due Diligence ayuda a que las empresas o inversores tomen decisiones informadas que, sin lugar a dudas, pueden impactar de forma significativa en la viabilidad de una determinada transacción. Por tanto, llevar a cabo una Due Diligence no se trata de algo opcional, sino más bien esencial y fundamental que ayuda a mitigar riesgos, aumentar las posibilidades de éxito de una determinada transacción y a generar confianza.
En Metricson somos especialistas en llevar a cabo Due Diligence y contamos con profesionales en cada uno de los ámbitos para asesorarte de forma integral y efectiva. Si quieres obtener más información acerca de nuestro Servicio de Due Diligence, haz clic aquí.
Artículo escrito por:
Abogada especialista en propiedad intelectual e industrial y nuevas tecnologías
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