La Coordinadora de Mercados de Bolsamanía y miembro de la APIE publica un extenso artículo sobre las consecuencias de esta práctica en la editorial McGraw Hill
Hace unos años ya, la prensa económica detectó un preocupante fenómeno que parecía estar extendiéndose sin prisa, pero desde luego sin pausa: compañías de primer orden, muy especialmente las cotizadas, elegían las mismas fechas -y, en ocasiones, casi las mismas horas- para la presentación de sus resultados ante los periodistas, quienes se enfrentaban a una cantidad de información tan ingente que dificultaba, cuando no imposibilitaba, tratarla con el rigor y la dedicación que merecía. E incluso, cuando era posible, los medios no contaban con el espacio o el tiempo suficientes para tratar cada noticia con la profundidad necesaria.
Considerando que se trata de compañías con un enorme peso en el marco económico nacional e internacional, y que no pocos lectores, oyentes o espectadores tienen intereses directos en esas empresas, es fácil entender la enorme importancia que estos resultados tienen como tema informativo. Y es igualmente fácil entender por qué la APIE lleva años denunciando esta estrategia que podríamos llamar de “ofensiva por saturación”.
Pero esta estrategia de coincidencia de resultados es por sí misma material informativo y de análisis. Y así lo ha entendido la periodista -y miembro de la Asociación- Nieves Amigo Benito, Coordinadora de Mercados de Bolsamanía y doctora en Periodismo, quien ha llevado a cabo una investigación titulada Problemática de la acumulación de resultados de empresas cotizadas en los periodos de publicación. Este trabajo forma parte de la obra colectiva Discurso y comunicación en la era digital, perteneciente a la editorial McGraw Hill.
El artículo científico, que se presentó en el V Congreso Internacional de Comunicación Especializada celebrado el pasado mes de noviembre, abunda en datos y fuentes que inciden en la gravedad de un problema que va más allá de una mera coincidencia de fechas, y en el que “el papel del periodista económico” es clave, según se lee en el texto, ya que es quien tiene la responsabilidad de trasladar información fidedigna como intermediario esencial “entre las empresas cotizadas y los receptores de la información de esas empresas, que en muchos casos también son accionistas de dichas compañías”.
Y es un análisis que debería interesar a los accionistas, pues el solapamiento de resultados, por un lado, crea las condiciones para deslizar entre la maraña de documentos presentados el mismo día informes de gestión “con baja legibilidad y un sesgo positivo” que encubran un posible deterioro en el rendimiento financiero; y, por otro, influye directamente en el mercado de valores, según han demostrado estudios de Europa y Estados Unidos citados en el artículo: “La política de resultados en conjunto con otras compañías asegura un impacto bursátil más positivo y duradero”.
No faltan, pues, motivos para informar bien y, según señala Jorge Zuloaga, presidente de la APIE en el momento de la realización del trabajo, “la clave es que las empresas se den cuenta de que les interesa comunicar bien sus resultados a los periodistas, y que cuanto más tiempo tengamos para analizar y trasladar sus resultados, mejor será también para ellos”. Pero, según concluye el artículo, no parece que eso vaya a ocurrir en un futuro próximo: “La confluencia de varios factores – como la saturación de resultados empresariales en días específicos de la semana (miércoles y jueves) y horarios determinados (previos a la apertura del mercado); la complejidad inherente a la interpretación de estados financieros; la coincidencia con múltiples cuentas de empresas cotizadas en otros mercados; o la disminución paulatina del número de profesionales – configura un escenario en el que la labor del periodista financiero resulta prácticamente inabordable”.