CORAJE DE MADRE de George Tabori
El resonar de Tabori por Carlos Herrera Carmona
Hau-Yau, poeta chino del siglo octavo, consideraba la palabra como el más perfecto de los sonidos humanos, y la literatura, por ende, la forma más perfecta de la palabra, y así, cuando el equilibrio se rompe, el cielo escoge entre los hombres a aquellos más sensibles y los hace resonar. Tabori es uno de los elegidos. Su testimonio retumba bajo la cúpula del Abadía. Pimenta alza la mano para tañer su campana y el reparto se turna en este quehacer para que las ondas lleguen una vez más, lejos, muy lejos, tanto, como la barbarie nazi se propuso y como los populismos de hoy en día que se encargan, de otra manera, claro está, de que no se nos olvide. Para que estemos vacunados ante este horror, Tabori nos cuenta de primera mano qué le ocurrió a su madre. Se suben los dos a las tablas, madre e hijo, y hacen resonar a modo de cuento terrible –aunque con un final más o menos feliz- la experiencia de la dama en aquel holocausto, pues es ella misma la que le pide a su hijo que lo cuente, que haga resonar su calvario, “sin adornos“. Entonces el autor se presentará a sí mismo y nos irá relatando con mayor o menor acierto –de eso ya se encargará su propia madre en una pirueta escénica sin igual- el recorrido de ella desde que es capturada, cuando la suben a un tranvía –deliciosa metáfora de ese viaje hacia ninguna parte- hasta llegar adonde el habita el olvido, como sentenció el poeta, que no es más que donde la muerte disfruta con una “excelente cosecha“ en palabras del autor. El azar la salvará y la dama podrá retomar una partida de cartas –el azar de nuevo- como si nada, como si todo…
De nuevo con su compañía de siempre, Ur Teatro, Pimenta se propone y consigue que todos escuchemos el testimonio del autor, nunca representada esta obra suya en España; su voz se amplifica aun más si cabe por la historia vivida y la vivencia mortificante. Colocando un enorme espejo envejecido sobre la acción, sobre los personajes y sobre nosotros – ¿jurado? ¿testigos? ¿presente? – va desarrollando la directora su misión: que el hecho teatral siga arraigado en el compromiso. Además de esta llamada de alerta expansiva, como espectador me voy a quedar con la melancolía que rezuma la pieza, con el humor solitario de Elsa, como su baile, que nos recuerda a Bette Davis danzando sobre la arena ante un mar que la ignora; con la tríada de jóvenes que la acompañan a modo de coro para que su memoria haga su función más terrible: la del aguijón envenenado; me voy a quedar también con el piano esquinado en la penumbra y su música oliendo a un alcanfor tristísimo; con Pere Ponce, corifeo incansable que procura acertar, o al menos inventar con sumo tacto y ternura, las penurias de su madre. Nos quedaremos, por supuesto, con la atrevida y acertada elección de este texto que nos invita a ponernos en pie para aplaudirlo. Nos quedaremos con que no nos podemos quedar con tanto odio: Elsa pudo salvarse. Otros miembros de la familia no corrieron la misma suerte. De la sonrisa a la mueca en los trayectos por los que Elsa transita: el tranvía, el tren, siempre el tren… La voz de Ponce, altavoz y cámara a un mismo tiempo que grita y que recorre la garganta; el cuerpo desvalido que encarna Ordaz y que solloza como un clown shakespeariano las paradojas de la existencia. Triste resonar el de Tabori, tan triste como necesario.
(Como anécdota contaré que estuve sentado de manera fortuita al lado de la directora durante la función. Su mirada era de total entusiasmo, como si asistiera a la función por primera vez, como su fuera su primera función. Sus aplausos fueron para su reparto, para Ur. Sabia distancia. Yo la conocí hace treinta años, en unos cursos que organizaba el Festival Internacional de Almagro. Ella explicaba allí, como profesora que había sido, su montaje de El sueño de una noche de verano. La misma mirada hoy. El mismo entusiasmo. Como si lo estuviera explicando por primera vez. Ur Teatro ha sido un referente. Sobre todo, para mí. Y lo sigue siendo.)
Carlos Herrera Carmona es autor, director y crítico de teatro, además de profesor para la Comunidad de Madrid. @carlosherrerateatro www.carlosherreracarmona.com
Elenco: Isabel Ordaz, Pere Ponce, David Bueno, Xavi Frau y Sacha Tomé Dirección: Helena Pimenta. Adjunto a la dirección: José Tomé. Traducción: Víctor-León Oller. Escenografía: José Tomé y Marcos Carazo. Vestuario: Mónica Teijeiro. Iluminación: Nicolás Fischtel. Espacio sonoro: Ignacio García. Asesora de movimiento: Nuria Castejón. Ayudante de dirección: Noé Denia. Producción: Teatro de La Abadía, Ur Teatro, Teatre Principal de Palma de Mallorca Colabora: Centro Sefarad-Israel.