¿Qué hacer tras la parada invernal para poner tus cultivos en forma?

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La parada invernal es un fenómeno natural que marca un punto de pausa necesario en el ciclo de vida de muchos cultivos. Las bajas temperaturas y los días más cortos desencadenan un estado de reposo en las plantas con el objetivo de conservar la energía. Se producen cambios en el crecimiento, en la fotosíntesis, en la respiración y en el desarrollo radicular con el objetivo de sobrevivir al invierno.

Pero rápidamente llegará la primavera y solo los cultivos mejor preparados alcanzarán la meta los primeros, es decir, en forma de grandes producciones de calidad. ¿Qué es lo que puedes hacer para poner tus cultivos ya en forma? ¡Te damos las claves!

Cómo impacta la parada invernal en los cultivos

Durante el proceso de parada invernal, los cultivos entran en una fase de reposo metabólico. Las plantas ajustan su metabolismo con un objetivo claro: priorizar los procesos esenciales y ralentizar aquellos que no son críticos en ese momento.

Algunas plantas pueden llegar incluso a producir compuestos anticongelantes, como proteínas especiales, para evitar daños por congelación en sus células. Como vemos, a diferencia de lo que pudiéramos pensar, los cultivos también se encuentran durante el invierno en una fase comprometida, por lo que una ayuda extra para su reactivación tras la parada invernal es más que bienvenida.

¿Has pensado en las ventajas que supone ampliar la ventana de bioestimulación del cultivo empezando a entrenar desde antes? Podemos activar a las plantas para que cuenten con más herramientas para superar la parada invernal y reanudar eficazmente su crecimiento y producción para la primavera.

Los cultivos ante el invierno

Eso sí, los cultivos no se comportan igual ante el periodo invernal, con diferencias importantes según la región geográfica y las condiciones climáticas específicas de cada zona. Por ejemplo, al finalizar el invierno y con la llegada de la primavera, los agricultores han de enfrentarse a las temidas heladas tardías. Los cultivos mejor entrenados durante el invierno tendrán más recursos para superar ese desafío.

  • Cereales de invierno. Trigo y cebada, por ejemplo, experimentan un crecimiento limitado durante esta etapa que afecta a su altura y desarrollo. Las heladas pueden dañar a las hojas y al rendimiento del grano.
  • Cítricos. Las variedades más sensibles al frío pueden sufrir defoliación y quemaduras en la piel de la fruta.
  • Viñedo. Las heladas tardías pueden provocar daños en las yemas florales y brotes jóvenes. Una vid con sus defensas reforzadas puede protegerse mejor en estos episodios.
  • Cultivos de raíces. La congelación del suelo dificulta el desarrollo de las raíces.
  • Hortalizas de hojas. Las heladas pueden dañar las hojas, lo que afecta a su calidad y apariencia, disminuyendo su valor comercial.
  • Pérdida de hojas y daños en los tejidos internos.

Saliendo de la parada invernal

Activar desde el primer momento la actividad microbiana del suelo tiene enormes ventajas para superar cuanto antes la incertidumbre que genera la parada invernal en los cultivos. Sabemos que las plantas sufren estrés en diferentes situaciones, también cuando existen bajas temperaturas invernales. La aplicación de bioestimulantes puede activar respuestas fisiológicas adecuadas que fortalecen las defensas de las plantas.

También podemos estimular el metabolismo o facilitar la absorción de nutrientes que, debido a las bajas temperaturas, se convierten en procesos menos eficientes. En definitiva, apostar por la mejora de la salud de nuestros suelos agrícolas nos permitirá fortalecer la relación simbiótica entre la planta y los microorganismos del suelo, de tal forma que activemos desde el primer momento las funciones beneficiosas de la rizosfera.

 ¿Qué soluciones podemos utilizar para conseguir todo eso?

Desde Symborg, ponemos a disposición de los agricultores una gama de soluciones capaces de activar a los cultivos tras la parada invernal para alcanzar el objetivo de cosechas más productivas y rentables. ¡Toma nota de todas nuestras recomendaciones!

En primer lugar, tenemos TrichoSym Bio, un bioestimulante compuesto por el hongo Trichoderma harzianum T-78 capaz de actuar en bajas temperaturas (a partir de 10ºC).

Con él, empezamos a estimular las plantas desde el primer momento. Conseguimos generar actividad en el suelo y provocamos que entre en calor.

El carbono y el nitrógeno proveniente de la descomposición de la materia orgánica del suelo lo ponemos a disposición de los microorganismos presentes en el mismo.

Además, conseguimos que empiecen a establecerse relaciones colaborativas-sinérgicas entre Trichoderma harzianum T-78, la planta y otros microorganismos beneficiosos del suelo.

En segundo lugar, encontramos el bioestimulante microgranulado Resid MG, el cual contiene la exclusiva especie de hongo formador de micorrizas Glomus iranicum var. tenuihypharum.

Resid MG está especialmente desarrollado para cultivos extensivos y lo podemos aplicar con el abono de cobertera de los cereales de invierno.

Gracias a su relación simbiótica con Glomus iranicum var. tenuihypharum, la planta recibirá agua y nutrientes.

Además, la liberación lenta de los propágulos permite micorrizar el cultivo desde el momento en el que la planta esté preparada y de forma continuada en el tiempo.

Por último, contamos con VitaSoil, un regenerador de suelos a base de microorganismos rizosféricos seleccionados.

Su aplicación es perfecta tras el hongo Trichoderma harzianum T-78.

Con un sistema radicular bien desarrollado y fortalecido, con VitaSoil tendremos mayor acceso a los nutrientes y continuaremos con la bioestimulación iniciada por Trichoderma harzianum T-78.

Con todas estas herramientas puedes poner a tus cultivos en forma cuanto antes tras la parada invernal donde, como hemos visto, solo las plantas mejor preparadas afrontarán con éxito el enorme reto que tienen por delante: producir una abundante cosecha de calidad.

Recapiti
Alicia Pravia